Momento previo

1.1K 115 298
                                    


(POV KUROKO)

Sería mentira decir que no estaba nervioso, que el entusiasmo del equipo no era contagioso y había llegado alterarme, a pesar de que sabía cómo ocultar aquellas emociones muchas de ellas escapaban a través de alguna de mis acciones. Podía escuchar los comentarios entusiastas de mis compañeros, las risas flojas seguidas de silencios largos que eran rotos por alguna exclamación de la entrenadora, mientras guardábamos todos los implementos que habíamos usado durante el entrenamiento.

Dentro de menos de 24 horas enfrentaríamos a un equipo que se presentaba como una poderosa muralla alrededor del aro. El equipo Yosen, un adversario que despertaba algunas de nuestras inseguridades y al mismo tiempo despertaba nuestro espíritu competitivo.

Aumenté la fuerza con la que sujetaba el balón, deseoso de poder realizar algunos tiros o continuar con el entrenamiento un poco más. No, sabía que ya no podía hacerlo, debía confiar en lo que había aprendido hasta el momento, aunque aún no fuera un lanzamiento perfecto. 6 de 10 tiros, ese era el resultado de todo mi esfuerzo durante el fin de semana, especialmente del día anterior tras salir del departamento de Kagami después de haber estudiado.

Aomine se había mostrado dispuesto a entrenar todo lo que le pidiera, acompañándome durante los repetitivos lanzamientos, sentándose a un lado de la cancha esperando a que me sintiera satisfecho. Fue paciente a pesar de la hora, soltaba largos bostezos para después alentarme a continuar cuando lo observaba preocupado.

Solo recordar cómo había caído dormido a los pocos minutos de tumbarse en la cama, me hacía consciente de lo mucho que se estaba esforzando.

—Debería hacer algo por él —comenté para mí mismo, viendo el balón entre mis manos.

Nunca me había detenido a pensar como sería el moreno como pareja, hasta que descubrí lo feliz que me hacía ser el centro de sus atenciones, conocía una nueva faceta de él que me pertenecía solo a mí y no quería compartir con nadie. Las comisuras de mis labios se alzaron por un momento, antes de desaparecer por un pequeño suspiro. Ese tipo de mentalidad era lo que no me permitía contarle al resto del equipo mi nueva relación con el As de Too.

Podía imaginar la oleada de preguntas que llegarían pidiendo detalles, seguidas de las muchas exclamaciones, así como de los comentarios incrédulos. No podría culparles, la mayoría pensaba que si en algún momento llegaba a enamorarme seguramente sería de Momoi, especialmente mis compañeros de primero que vivían lanzándome miradas molestas cuando nos encontrábamos con la pelirrosa por accidente.

Contemplé el balón como si pudiera darme alguna respuesta hasta que las voces del gimnasio aumentaron, seguidos de los pasos que se acercaban hasta el almacén donde me encontraba. Lentamente aflojé el agarre sobre el balón, devolviéndolo al cesto donde debía ser guardado, era momento de regresar con los demás.

Me deslicé entre las miradas distraídas de la mayoría hasta colocarme cerca de Kagami, que aparte de un sobresalto y una exclamación ahogada, no hizo más aspavientos que delataran mi presencia. Lo agradecí internamente.

El pelirrojo era el único que conocía mi dilema, alentándome a tocar el tema cuando me sintiera preparado, además de guardar el secreto de todos. Caminé a su lado en silencio, en dirección a los vestuarios para cambiarnos la ropa sudorosa, con la esperanza de que una buena ducha aligerara mis pensamientos.


Para cuando estuvimos todos listos, cambiados con el uniforme del instituto y los bolsos deportivos colgados del hombro, la luz del sol se encontraba desapareciendo, alertándonos de la proximidad del anochecer. Extrañé la presencia de mi cachorro, el poder abrazarlo o que caminara frente a nosotros asustado de rato en rato al pelirrojo, sus acciones muchas veces aliviaban mis preocupaciones. 

Siempre fuiste tú (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora