Capítulo Veinte.

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Brittany Pov.

Miré mi atuendo de nuevo en el espejo, tenía que estar perfecta. ¿Por qué me preocupaba tanto? Ni yo lo sabía. Era como si mi corazón fuese más rápido que mi cabeza y dirigiera todo lo que hago. Pensé en Santana. ¿Por qué me resultaba tan extremadamente familiar? Su voz, sus ojos... incluso sus labios. Menuda tontería. ¿Cómo me iban a resultar conocidos sus labios? Que yo sepa no voy besando a desconocidas por ahí, al menos no que yo recuerde. Mi móvil comenzó a vibrar indicándome que tenía un mensaje nuevo de Rachel.

¿De verdad vas a quedar con la chica esta? No sé Britt, no creo que sea adecuado.

Sabía que lo más seguro es que Rachel  tuviese razón, pero no había vuelta atrás. Iría, patinaría un poco con ella y vuelta a casa a mi vida normal. No sería tan malo.

Sorry Rach, pero voy a ir. No te preocupes, te contaré todo :)

Al minuto me llegó su contestación.

Está bien... Pero como te haga algo se las tendrá que ver con Quinn y conmigo #PowerCouple

Yo sonreí con el mensaje de Rachel. Ahora que ella y Quien
estaban saliendo parecían haberse fusionado en una misma persona, aunque para mi sorpresa no era molesto. Me agradaba, de hecho.

Miré la hora y metí mis cosas en un bolso, era la hora de ir hacia la pista de patinaje. Solamente espero que Santana se presente, si no lo hace la mataré. Bueno, no en realidad, no he matado nunca y no lo haré. Al menos no queriendo.

...

Bajé de mi coche habiendo comprobado la hora. Las cinco en punto. Fui andando hacia la bolera y para mi sorpresa, Santana ya estaba en la puerta. Al verme llegar sonrió. Su sonrisa era tan sincera y tan bonita que la tuve que corresponder.

—Hola, Brittany—. Saludó con la mano.
—Hola Santana. Veo que alguien se ha tomado lo de las cinco de la tarde muy literal. ¿Llevas esperando mucho tiempo? —Santana negó con la cabeza, aunque yo no sabía si creerle o no.
—Que le voy a hacer, mi madre me ha enseñado a nunca hacer esperar a una señorita.- dijo ella.
— ¿Y no te ha enseñado a no atropellarlas? —Santana dejó de sonreír para ponerse completamente seria. Yo entonces empecé a reír, pensaba que le estaba hablando en serio—. Es una broma, Santana. ¿No estás familiarizada con ellas?
—Bastante, soy la mejor. Solamente me ha sorprendido tu humor, no pareces tener mucho sarcasmo en ti—. Medité sus palabras. La verdad es que tenía razón, yo no era para nada una chica sarcástica. ¿Dónde habría aprendido a usarlo? —Es igual. ¿Entramos a patinar? Porque soy bastante buena.
—Pues si tú eres bastante buena, yo soy la mejor. Entremos.- dije.

Entramos dentro del establecimiento y cogimos unos patines para cada una. Como tenía un gran dominio, empecé a patinar sola, dando alguna que otra pirueta. Santana mientras estaba parada en medio de la pista, sin moverse, simplemente mirando. Mi corazón comenzó a acelerarse. ¿Por qué tenía la sensación de que ya había vivido esto antes? Decidí patinar hacia Santana para pararme frente a él después. Ella me miraba confundida.

— ¿Ocurre algo? —Pregunté preocupada.
—Nada. Si te lo dijese pensarías que estoy loca—yo alcé una ceja. ¿De verdad pensaba eso?
—Eres una desconocida y todo eso pero créeme, no hay nada que me puedas decir que me haga creer que estás loca. ¿Qué pasa? —Yo agarré su mano con la mía, aunque nuestras pieles no se rozaron, porque tenía puestos unos guantes.
— ¿Me creerías si te digo que creo que hemos patinado antes juntas? —Yo abrí la boca sorprendida. ¿Ella también lo notaba? —Olvídalo, me estoy volviendo loca de verdad.

Santana salió de la pista de patinaje y fue a sentarse a las gradas. Yo le imité y me senté junto a ella, mientras me quitaba los patines y los guantes.

—Santana, no creo que estés loca. Porque yo tengo la misma sensación—confesé. Mis ojos buscaron los suyos, que ya estaban mirándome.
— ¿Pero cómo puede ser? No nos conocemos de antes.- dijo Santana
—Quizá sí... —dije yo poco segura.
—Nunca habría olvidado esos ojos azules...—Santana acercó una de sus manos a mi cara, aunque se detuvo antes. Finalmente, sus dedos acariciaron mi mejilla. Mi corazón latía extremadamente rápido, no era capaz de controlarlo. En ese momento, una mezcla de sentimientos y pensamientos inundó todo mi ser.

En mi mente fueron apareciendo una serie de recuerdos que no sabía que estaban ahí. Un accidente, una depresión, una ángel... Santana. Santana era una ángel que había venido a hacerme feliz, además de ser la persona a la que yo había matado. Recordé la investigación y... Dios mío, estaba enamorada de Santana. Nuestro amor era un amor prohibido que hizo que la misión se cancelase, teniendo que irse Santana al cielo. Yo me entregué en la comisaría y se me aparecieron dos ángeles que me concederían un deseo. Todo eso era real, había ocurrido.

Miré a la persona parada frente a mí con lágrimas en los ojos. Era Santana, estaba aquí conmigo. Vi que su expresión había cambiado también, estaba completamente sorprendida. Ella alejó su mano de mi cara para examinarme mejor.

— ¿Santana? ¿Eres tú de verdad? —Santana asintió nerviosa, no parecía creer lo que estaba viendo.
—Brittany... Ahora te recuerdo. Eres la chica de la que estoy enamorada—hizo una breve pausa—. Maldita sea, ¿cómo pude olvidarte? ¿Qué deseo pediste?
—Yo... yo pedí varios y no me concedieron ninguno. Después me enfadé y les dije que la misión estaba incompleta, que solamente sería feliz contigo. Y ahora estamos aquí—. Santana empezó a emocionarse con mis palabras. Ella tragó saliva antes de hablar.

—Los ángeles se han debido de saltar las normas por nosotras. Brittany, me has salvado—. Santana sonrió ampliamente y yo comencé a llorar. Rápidamente, me tiré a sus brazos, necesitaba saber que no estaba soñando, que Santana estaba junto a mí. Me aferré fuertemente a su cuerpo y supe que esto era real. La camiseta de Santana  acabó mojada por mis lágrimas, aunque a ella no parecía importarle. Al separarnos, le miré fijamente a los ojos, mientras ella me acariciaba la mejilla de nuevo.

—Entonces, ¿estás viva de nuevo? —Santana asintió sonriente y yo le correspondí con una tímida sonrisa. Ella agarró mi mano y la llevó a su pecho.
— ¿Sientes eso? Es mi corazón latiendo, estoy viva de nuevo. Todo gracias a ti.- dijo Santana.
— ¿Qué pasará con tu madre? ¿O con los demás que sabían de tu muerte? —Pregunté intrigada. No podía simplemente ir y decirles que había vuelto a la vida, pensarían que estaba loco.
—No lo sé, ya me encargaré de eso luego. Mi prioridad ahora eres tú.- dijo Santana.

Y sin tener tiempo para reaccionar, Santana me besó. Yo no me lo tuve que pensar ni un momento para corresponderle. Ahora sabía por qué sus labios me resultaban tan familiares. Era porque sí los había probado antes, eran esos labios que tanto extrañaba. Ni siquiera ahora podía creer que las cosas habían terminado bien, que Santana estaba junto a mí con su corazón latiendo, que iba igual de rápido que el mío. Separamos nuestros labios, aunque nos mantuvimos juntos, simplemente mirándonos.

— ¿Sabes por qué creo que estamos aquí de nuevo? —Preguntó Santana. Yo negué con la cabeza—. Los ángeles me contaron la historia del hilo rojo del destino, ¿la conoces? —Yo asentí, era una de mis leyendas favoritas—. Pues ellos me dijeron que ambos estamos conectados por ese hilo.
—Puede ser. A mí me gustaría pensar que estás aquí para ser felices. Las dos. La vida nos ha dado una segunda oportunidad, no debemos desaprovecharla.- dije.
—Créeme Brittany, no pienso perderme algún momento contigo de mi vida. Te quiero, ¿lo sabías? —Yo me acerqué a darle un corto beso en los labios.
—Sí lo sabía, pero me gusta oírtelo decir. Yo también te quiero, Santana.

La muerte nunca es la solución, aunque en este caso logró que llegáramos a ella. Era irónico, aquello que me hizo sufrir tanto me estaba dando mi felicidad actualmente. No todo el mundo puede decir que está enamorado de un ángel que le corresponde, ¿no? Quizá Santana ya no lo fuese más, aunque para mí siempre será mi ángel guardián. Habíamos logrado que el cielo fuese un lugar en la Tierra, nuestro lugar. Pero ahora lo dejaríamos atrás para establecer nuestro lugar aquí mismo, en Lima Ohio. Miré a Santana y me acordé de todos los momentos vividos juntas. A esos se sumarían muchos más, yo me encargaría de ello. Me encargaría de hacer feliz a Santana, sería mi misión.

Heaven is a place on Earth. (Adaptación Brittana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora