𝟶𝟸

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Duele, su corazón arde, como si las brasas del fuego le quemasen.

Un nudo en su garganta no le permite continuar hablando, sus manos tiemblan y su cabeza da vueltas, duele.

"Killua, ¿Qué me has hecho?"

No está seguro, pero después de que Killua le hablase sobre su identidad, empezó ese sentimiento.

Siente que está olvidando algo importante, y el tratar de recordarlo simplemente duele.

Un grito desgarrador es liberado de lo más profundo de su ser.

Nadie está ahí para ayudar, había pedido que desactivasen el audio y la cámara de grabaciones del lugar.

Está completamente solo, comportándose como un loco frente a uno de los peores asesinos de la actualidad.

Por un momento su mirada es dirigida a la azulina del criminal.

Parece triste, tiene un gran peso con el que carga, aún así... El siempre fué amable.

Un pensamiento ajeno a él profana su memoria, Killua, era amable.

¿Por qué piensa eso? Debe levantarse, ignorar lo sucedido, y simplemente mirarlo con repudio, tal como ha hecho con cada uno de los criminales que ha capturado.

Pero, en este momento se siente tan débil, necesita el calor de alguien más, necesita ser reconfortado. Es lo que su cuerpo busca inconcientemente, mientras su mente divaga en memorias perdidas, cortos recuerdos que empiezan a cobrar vida, escenas que hacen vibrar con fuerza a todo su ser.

Duele.

-Y-yo no... No puedo seguir- entrelaza sus brazos con fuerza alrededor de su cintura -madre, por favor, no puedo- todo se había salido de control.

No sabe en dónde se encuentra, pero, el recuerdo de su madre le ha quitado la cordura. El detective parece haber enloquecido.

-Ayuda... Killua... Killua necesita ayuda, y-yo debo, tienes que comprender, yo, no puedo más- palabras salen de su boca que parecen no tener sentido, pero un corto sollozo de una voz que para él era conocida le recuerda que hay alguien ahí.

Su vista se había oscurecido, y no puede ver nada más que a su madre.

Repitiendo una y otra vez lo decepcionada que está.

Y eso duele aún más, ya que el realmente se ha esforzado.

¿Qué está pasando?

El nuevamente es un niño, está solo, todo a su alrededor se ve bien, todo aparentemente está bien.

Pero, el está solo.

No, no lo está, él está ahí...

Se acerca, ese niño al que había conocido por razones equivocadas.

Ambos se abrazan como si no hubiera un mañana, como si ese breve abrazo fuera lo único que los mantenía con vida.

"No estás solo"

Ambos conservan esa postura por un rato, pero el calor que le es brindado por él otro infante desaparece, y se siente vacío otra vez.

Todo había sido una mala broma, el está solo.

Los recuerdos paran, y finalmente sus sentidos se normalizan, su respiración cardíaca disminuye, y siente frío en su espalda. Pica un poco, pero no le importa.

Se levanta, y mira como el albino parece haber roto las cadenas de hierro que ataban sus muñecas.

Se encuentra revisando su teléfono.

𝗔 𝗠𝗔𝗧𝗧𝗘𝗥 𝗢𝗙 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗣𝗘𝗖𝗧𝗜𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora