𝙰𝚗𝚘𝚝𝚑𝚎𝚛 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚙𝚎𝚌𝚝𝚒𝚟𝚎

528 56 21
                                    

Killua era astuto, no solo eso, era un maldito genio.

Era lo que varios de sus compañeros de la escuela pensaban.

Odiaban jugar a las escondidas con el niño albino, o nunca lo encontraban o el los encontraba más rápido que un rayo.

Era un monstruo.

Y para Killua el poseer este tipo de cualidades no le causaban más que tristeza, sus amigos se habían negado a continuar jugando con él.

¿Había algo malo en él?

¡No! ellos eran el problema.

Había decidido que no necesitaba amigo alguno, era una pérdida de tiempo, un pensamiento preocupante para un niño de tan solo 5 años.

—¡Hey!—.

Un grito alertó a Killua, quien como un gatito asustado se ocultó bajo el tobogán del pequeño parque de juegos.

Ni siquiera supo de quién se trataba, pero estaba seguro de que no era alguien conocido.

Su padre le había prohibido hablar con alguien que no fuese de la familia o de la escuela.

—Uh, ¿Por qué te escondes?— un pequeño niño de cabello negro había aparecido frente a él.

—Aléjate niño— gruñó al saber que era él quien lo había llamado anteriormente.

—Bueno, esperaba que vinieras a jugar con nosotros— señaló a su espalda, Killua sacó la cabeza de su escondite, viendo como un par de niños más grandes que él se pasaban una pelota.

Nuevamente escondió la cabeza, tal vez se había golpeado y empezaba a alucinar cosas.

—¿Yo?— preguntó con incredulidad. Jamás había sido invitado a jugar. Siempre era él quien pedía ser incluído.

Ese niño era extraño, pero seguro dejaría de sonreír cuando lo viera jugar.

—¡Sí!— afirmó repetidas veces con excesivo entusiasmo, asustando al infante frente a él —necesitamos a alguien más para ser un equipo de dos contra dos, seguro será divertido—.

Pronto dejaría de sonreír.

—Bien— musitó cohibido por el pelinegro.

—Soy Gon, ¡hace un par de meses cumplí 5!— levantó su manito derecha enseñando sus dedos.

¿Acaso ese niño tenía una maldición que lo mantenía con una sonrisa pegada al rostro?

—Soy Killua...— tras un par de segundos de silencio y la persistente mirada del ojimiel decidió continuar —cumplí 5 hace un par de semanas—.

—¡Oh! ¡Feliz cumpleaños Killua!— vociferó de forma exagerada otra vez. Pero Killua se encontraba avergonzado al ser el foco de atención de varios transeúntes que miraban a ambos niños con curiosidad.

—Idiota— articuló en voz baja.

Para su sorpresa, Gon pareció por primera vez enfadarse.

𝗔 𝗠𝗔𝗧𝗧𝗘𝗥 𝗢𝗙 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗣𝗘𝗖𝗧𝗜𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora