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El contínuo burbujeo de algo a dos habitaciones del lugar despertó al irritado Killua. Sus sentidos hiperdesarrollados no le permitieron dormir con los carros moviéndose de aquí para allá, odiaba el centro de la ciudad. Él era un tipo más de los suburbios, donde las reglas eran más del tipo "cállate o te callo a balazos". Sin duda su estilo de vida soñado.

Suspiró y se desperezó para salir a buscar la fuente de su dolor de cabeza. Al entrar a la cocina del detective se encontró con una olla con agua hirviente. Gon con los audífonos a todo volumen preparaba sandwiches al otro extremo de la habitación, por lo que no había notado que el agua se desparramaba por todo el lugar.

"Sigue siendo el mismo idiota descuidado"

En cuanto puso un pie dentro de la habitación, notó como el cuerpo del pelinegro se tensó rápidamente mientras se quitaba los audífonos.

-¿Cómo es que no has incendiado este lugar aún?- caminó hasta la cocina y apagó el encendedor bajo la atenta mirada del otro hombre. No dijo una sola palabra, pero notó un pequeño rojo bajo sus mejillas que demostraba haberlo avergonzado -Je, que divertido- susurró mientras reía por lo bajo.

Gon enarcó una ceja y se recargó sobre el mesón, observando detenidamente al criminal. Realmente no encuentra algún patrón que denote malas intenciones de su parte. Es inquietante.

-¿Tengo algo en la cara?- Killua hace una mueca coqueta como burla hacia su captor. Se acercó más al no recibir respuesta, invadiendo su espacio personal.

Gon finalmente desiste en su búsqueda por el momento y suspiró.

-A parte de estupidez y un pelo en la boca, creo que no- se aleja y toma los sandwiches para llevarlos en un plato al comedor.

No es desapercibido para el Freecss que su último comentario desestabilizó al albino, su respiración se aceleró y su rostro se volvió rojo hasta el cuello. Esta vez fue su turno para reír, parecía ser una especie de hombre metrosexual imperturbable hasta que se le mencionase su apariencia.

Y debía admitir que su estilo era de admirar, parecía un modelo sin duda.
Claro que jamás lo iba a decir. Ordenó los cubiertos y preparó todo en la mesa para comer, le dió un escalofrío al no sentir la presencia de Killua tras de si hasta hace un momento. Era peligroso y sus piernas flaquearon por un segundo.

¡Jamás en su vida alguien se le había acercado de esa forma sin recibir una patada en las partes nobles!

Killua se acercó lentamente a su oído y el otro sudó frío.

-Acá entre nos, sabemos que solo estás celoso de mi apariencia- susurró dulcemente. Gon se quedó procesando con una expresión divertida.

El albino levantó las cejas con picardía, era más patético de lo que recordaba, algo dentro de él le provocaba la necesidad de jugar y experimentar con él.

Un casto beso fue dejado sobre su cuello. Gon podría haber muerto ahí mismo, no sabía qué le preocupaba más, que la pequeña Alluka haya presenciado aquella obscenidad, o en sí el acto realizado.

Killua pocos segundos después reparó en lo que captaba la mirada del detective y también se congeló. La niña solo le hizo una especie de seña aprobatoria al pelinegro y se escabulló rápidamente por donde vino.

-Imbéeecil- canturreó Gon sin moverse, Killua corrió tras la pequeña ideando alguna estúpida mentira con la cual excusarse y no morir de la vergüenza.

-Imbéeecil- canturreó Gon sin moverse, Killua corrió tras la pequeña ideando alguna estúpida mentira con la cual excusarse y no morir de la vergüenza

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𝗔 𝗠𝗔𝗧𝗧𝗘𝗥 𝗢𝗙 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗣𝗘𝗖𝗧𝗜𝗩𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora