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—Mánager... —llame apenada aprovechando el bullicio de las demás— creo que necesitaré otra talla.  —complete la oración avergonzada.

—¿Pero de qué hablas? —el mayor frunció su ceño para observarme un poco mejor— Yewon, te ves muy bien. —poso su mano derecha sobre su cintura para llevar los dedos de su mano izquierda sobre el mentón pensante, captando la atención de las miembros— ¡Estás hecha una diva preciosa!

—Oppa no seas tan sincero. —comento apenada la mayor.

—Seok oppa es tan divertido~. —reia la pequeña Jung.

—Yo creo que tiene razón. —volví a ver a Eun quien mantenía sus ojos fijos sobre mí cadera. Avergonzandome.

Ya no sabía cómo cubrir mí cintura, está cada vez me delataba un poco más.

—Levanta los brazos por favor. —oppa se puso serio de pronto y obedecí a sabiendas de lo que vendría a continuación— Yewon has estado comiendo de más, ¿verdad? Te queda bastante ceñido en la cintura.

—¿Podríamos cambiar el vestuario? —indago Yuna mientras Yerin observa de mala manera a la menor de la línea Eunbi.

—Seria imposible, estamos justos de tiempo y tristemente de presupuesto. Mhm, ¿qué podríamos hacer?

—Yo podría cambiar el mío por el suyo. —se ofreció Bi pero oppa negó.

—Sus alturas no cuadran, le quedaría corto de tiro.

—¿Y cómo demonios se supone que usted sabe eso? —alzo una ceja burlona Eun.

—¿Con quién crees que hablas niña? ¡Que falta de respeto! —fingió ofensa para ocasionar unas cuantas risas y aminorizar la tensidad en el ambiente— ¿Qué talla eres Hwang? —su rostro se volvió un poema digno de fotografiar.

—¿Con quién crees que hablas niña? ¡Que falta de respeto! —fingió ofensa para ocasionar unas cuantas risas y aminorizar la tensidad en el ambiente— ¿Qué talla eres Hwang? —su rostro se volvió un poema digno de fotografiar

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Llegué agotado a la casa de los Jung luego de ir en busca de dos bandidos sin una pizca de cordura. Todavía no puedo creer que al idiota de Taehyung se le haya ocurrido jugarle una broma pesada a la pobre anciana Jung, diciéndole que este se había caído luego de intentar limpiar la ventana del balcón cuando el menor sólo había salido a comprar la lista mensual.

—Hey, al fin llegas. —me quite las zapatillas para calzarme con las pantuflas— Largo día eh.

—Ni lo menciones, aparte de repartidor, ¿qué crees? —apoyo su espalda sobre la columna de la pared, cruzado de brazos para alzar sus cejas al verme— soy auxiliar de ambulancia.

Me adentre para ir hacia la cocina en busca de un vaso con agua, mientras le oía comentar vagamente sobre la situación de ese dúo dinámico de chiquillos de secundaria.

—Tsk, pobre abuela Jeon, por poco y la inducen a cruzar el otro lado. Imagina como la encontré. —me dejé caer sobre el sillón principal de la sala mientras él sonreía.

—Menos mal y te consiente como a su propio nieto.

Irónicamente, así era. La familia del viejo me adoptó como a otro miembro íntimo de su círculo, sobre todo por Jungkook y la abuela Soo.

—¿Celoso? —una sonrisa amplia alumbró su rostro mientras negaba para enderezar su postura y acercarse hasta el sillón a mí lado.

La realidad es que Hoseok y su madre son quienes más cuidan de mí. Tal vez sea por nuestra pasión a la música, o porque ambos venimos de pueblos pequeños a comparación de la gran Seúl.

—Oye, —frunci el ceño al percatarme de un detalle, observé la hora en mí reloj— ¿y tu madre? —se supone que nonna debería estar a mitad de la cocción de su cena. Ella era muy puntual.

—Yerin llamó, le pidió un pequeño favor. —se encogió de hombros— Ya sabes que ella es idol actualmente y mamá costurera.

Cierto, no llegue a conocer a su hermana en persona todavía, puesto que nuestros horarios nunca concordaron y luego de debutar se mudó.

Tan loco pensar que a su corta edad ya se haya decidido por un futuro certero. Aunque honestamente no vi su debut por falta de tiempo, deseó que les valla bien.

—¿Sigues sin poder dormir? —no había caso, negarlo sería estúpido. Mis párpados se cerraron a causa de un bostezo— Yoongi no seas terco, entre la universidad y tus tres empleos, ¿crees qué das abasto? —fruncio el ceño para reír— ¿O solo quieres presumir? —ojalá fuera solo eso.

Cuando me mudé hace unos dos años, solo tenia el dinero suficiente para el pasaje y una pequeña estadía momentánea. Cargue sobre mis hombros una mochila de sueños difícil de llevar.

—Si tienes un trabajo que ofrezca una tarifa mejor avísame. —acote con ironías ante su preocupación disfrazadas de burlas. Refregue mis párpados con fastidio, agotado del largo día.

—¡En hora buena! —aunque lo conozca hace dos años, me cuesta entender cómo pudimos congeniar tan bien con personalidades tan diferentes.

—¿De qué hablas Ho? —una sonrisa se poso en sus labios, baje la mano separándola de mis párpados para enrrollarla juntamente con la otra por el hueco que conformaba entre mis piernas muy cómodamente.

—Si tan solo me hubieras escuchado cuando te llamé, o al menos haber leído alguno de mis mensajes. Sin mencionar que fuiste tú quien dijo que luego me llamaría.

Mis ojos comenzaron abrirse poco a poco a la par de unas pupilas completamente dilatadas debido a la misma emoción embriagadora del momento.

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