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La puerta se abrió de golpe, brindando una clara visión del visitante "menos esperado".

—¡Yoongi! ¿Eres un idiota? —la euforia de Hoseok nublando su propio juicio le impidió percatarse de la situación en general— ¿¡Por qué demonios te metiste en contramano!?

—Joven, por favor le pido que no grite. —intervino la enfermera que se encontraba custodiando el progreso y las maquinarias a mí alrededor.

—Lo siento mucho... —reverencio con prontitud, rojo de la ira.

—Tu eres el idiota, ¿crees qué estamos en alguna cancha? —bufe con las pocas fuerzas que poseía debido a los sedantes brindados vía sonda.

—Vendre más tarde, cualquier cosa acerquense a guardia. —comento la mayor para alejarse de nosotros y pasando por el costado de Jung, quien reverencio una vez más para luego enderezar su espalda con un semblante demandante hacia la camilla en la que me encontraba.

—¿Estás bien?, ¿parece que deseas verme sufrir un poco más?

—Eres un hijo de... —Hoseok es el muchacho más inofensivo que puedes llegar a conocer. El hecho de que se encuentre insultando demuestra que llegó al desborde— ¿No dirás nada?

—Que puedo decirte, estoy aquí sufriendo por la mala situación económica en la que me encuentro. A lo que tu llamas decisiones estúpidas, yo lo llamo necesidad. —gruñiendo por lo bajo debido al dolor ejercido sobre mí hombro.

—Tch. —chasqueo su lengua para acercarse hasta la camilla, desligando una correa de su mochila por el brazo, sacando de está una botella de agua mineral y sirviendo sobre un vaso de telgopor para extenderlo hacia mí dirección— Bebe y cierra la boca.

Con una media sonrisa acepte el gesto, después de todo, tenía razón en algo, tarde o temprano, el trabajo terminaría por agotarme.

—¡Tae deja eso! —volvimos la mirada hacia el pasillo detrás de la puerta. El bullicioso ruido recreado por dos infantes no tardó en traer consigo un claro reclamo por parte de los trabajadores del hospital.

—Par de idiotas.

—Que oportuno, ¿verdad? —ironizo mí buen amigo para acercarse hasta la puerta e ir a buscarlos.

Recuerdos reaparecen, por mucho tiempo quise borrarlos, creo que hoy me volví un poco más fuerte. Ya no duelen, me hicieron crecer, conocerme a mí mismo.

Aveces, no es necesario que alguien más te rescaté, hay veces, en donde deberás de ser tu propio héroe. Y eso está bien.

—Hyung, ¿qué se siente ser atropellado? ¡Ahg! —se quejo al recibir un golpe en su cabeza por parte de Jungkook.

—No seas tan brusco Tae. —reclamo, mientras el más alto sobaba la zona afectada.

—Ni que fuera tu papá el que lo atropellara. —mufo, por lo que me vi obligado aclararle.

—Estoy bien rata. —este bajo la mirada al escuchar mí voz baja— Dile al viejo que me consiga una bicicleta para la próxima. —una pequeña sonrisa se esbozo en sus labios.

—Tal vez y te hace crecer un par de centímetros. —comento burlón Hoseok con respecto a las creencias de Taehyung.

—Oye, en mí defensa, toda mí vida anduve pedaleando dos ruedas. Mírame, soy más alto que Kookie.

—Se llama genética Tae, es imposible que por pedalear...

—No te enojes chaparro, ya creceras. —la risa se apoderó de la habitación.

Solemos creer, erróneamente, que debemos ser complemento de alguien más, que necesitamos a alguien más. Cuan equivocados vivimos, enviciados en un imaginario romántico. Nacimos completos, no le pertenecemos a nadie más que a nosotros mismos.

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