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"No puedo creerlo", le dijo el de lentes a Jungkook, mirando horrorizado la hoja que tenía en sus manos, "realmente necesitas ayuda".

Llevaban media hora estudiando, si es que se le podía llamar así, y Jimin cada vez se sorprendía más de como el más alto no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo.

"¿Realmente estoy tan mal?", preguntó Jungkook desesperanzado, tomando la hoja de las manos del más bajo para borrar todo lo que había hecho.

"¿Mal?", le dijo el pelinegro, algo aterrado de que Jungkook pensara que se estaba burlando de él, "de verdad no entiendo como pudiste pasar en años anteriores".

"Tu me ayudaste con eso, supongo", le respondió pelicastaño, intentando bromear, pero Jimin lo ignoró deliberadamente.

"Te lo explicaré paso a paso", le dijo el más bajo, "sé de matemáticas, pero, no hago milagros".

Entonces estuvieron la siguiente hora entre Jimin queriendo arrancarse los pelos de la cabeza por la nula capacidad de entendimiento del pelicastaño, y el nombrado haciendo chistes rápidos que no generaban ninguna risa.

Ambos hacían lo posible por disimular lo incómodo que era estar solos el uno con el otro, quizás por las mismas razones.

Una hora después.

Los dos caminaron juntos por un vacío pasillo en dirección a la salida una vez habían terminado su intento de sesión de estudio.

Jungkook caminaba con su distintiva postura que irradiaba confianza, con la espalda recta y la cabeza bien en alto, mientras Jimin no hacía más que mirar sus zapatillas y restregarse sus sudorosas manos en su suéter.

Cuando ya estaban fuera de la escuela, fue Jungkook el que habló primero, "Bueno, eso fue menos tedioso de lo que me imaginaba".

"Lo mismo digo", le respondió el pelinegro, sin duda se había llevado una buena primera impresión del más alto.

Se esperaba una actitud de mierda y un montón de comentarios burlescos, pero Jungkook resultó ser más agradable de lo que esperaba. El más alto se llevó otra clase de sorpresa.

"Entonces, ¿te veo el lunes?", preguntó el pelicastaño, "ya viste lo atrasado que estoy con absolutamente todo".

"Claro, como quieras", le respondió Jimin, dejando ver el atisbo de una sonrisa, "bueno, ya me voy".

El pelinegro dio la media vuelta y caminó unos cuantos pasos, no sin antes despedirse con la mano del más alto, pero para su sorpresa, volvió a escuchar al más alto levantar la voz.

"Espera", lo llamó Jungkook, acercándose, "¿sabes que hoy hay una fiesta en la casa de Hoseok, verdad?".

Más tarde se estaría cuestionando el impulso de habérselo mencionado al de lentes, pero lo cierto es que había sido bastante agradable la hora que había compartido con él.

"Algo oí", le respondió Jimin una vez el más alto volvía a estar frente a él, "¿por qué?".

"¿No te gustaría, ya sabes, ir?", le preguntó el pelicastaño, y Jimin se dio cuenta de que ese día no podía tener más sorpresas.

"¿Qué?", preguntó el de lentes, "¿es una broma, cierto?". Debía tratarse de una broma.

"No", le respondió el más alto, y Jimin creyó haber detectado un poco de vergüenza en sus palabras, "lo digo en serio".

"Oh", el pelinegro exclamó, y rápidamente negó con la cabeza, "no lo creo, ese definitivamente no es mi ambiente".

Entonces la realidad golpeó a Jungkook como si de una bofetada se tratara, se preguntó inmediatamente por qué estaba siendo amable con el más bajo. 

"Como sea", le respondió a Jimin intentando restarle importancia, mientras su actitud egocéntrica volvía a tomar control de sus acciones, "nadie te está obligando a ir".

"Gracias, pero-", comenzó el pelinegro, pero se vio interrumpido con los pasos abruptos que dio el más alto en dirección contraria a su destino.

"Da igual", le respondió Jungkook sin siquiera mirar atrás, "hasta el lunes, nerd".

Jimin se quedó con sus palabras de adiós en la punta de la lengua, ya que el pelicastaño apresuró su paso para alejarse de él.

Retomó su caminata hacia su casa, y mientras daba paso tras paso, repetía en su cabeza una y otra vez su última conversación con Jungkook, intentando identificar qué fue lo que lo hizo cambiar de humor tan repentinamente.

Ya en su casa se dio cuenta de lo innecesario que era eso, no tenía por qué intentar caerle bien al más alto, después de todo, definitivamente no quería ser su amigo.

Esa noche.

La música sonaba fuerte en los parlantes de la casa de Jung Hoseok, mientras las luces de colores otorgaban un ambiente fiestero.

Jungkook acababa de unirse a su grupo de amigos, y sostenía en su mano una cerveza que había recibido nada más cruzar por la puerta.

No lograba dejar de pensar en el hecho de que casi destruía su propia reputación al haber invitado a alguien como Park Jimin a una fiesta.

"¿Qué tal?", le preguntó Namjoon alzando la voz, mientras los demás cantaban la canción que sonaba por toda la casa.

Jungkook le asintió con la cabeza al mismo tiempo le mostraba su pulgar, y vió como Namjoon lo miraba algo burlesco, "¿Qué es gracioso?", le preguntó.

"¿Es cierto que a la salida te fuiste con el rarito de Jimin a la biblioteca?", le preguntó el de piel más morena.

El pelicastaño se apresuró en responder,  "Si, necesito a alguien con cabeza que me ayude a aprobar matemáticas".

"Entendible", le respondió Namjoon entre risas, "pero ten cuidado, alguien podría creer que son amigos o algo así".

"No te preocupes", le respondió Jungkook luego de tomar un sorbo de su cerveza, "lo tengo todo bajo control".

Entonces notó como se le venía acercando una chica que no dejaba de mirarlo desde que entró, y sin siquiera saludar al resto de sus amigos, se dejó llevar por el ambiente de la fiesta.

Más tarde ese día, Jungkook se besaba con aquella chica, y se tocaban fogosamente mientras el alcohol hacía de las suyas en los cuerpos de ambos.

Pero a no tantas cuadras se hallaba Jimin acostado en su cama leyendo un libro, y si bien estaban en situaciones muy distintas, ambos eran incapaces de evitar que la imagen del otro llegara a su cabeza cada cinco minutos.

Crush ⎯ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora