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Una vez Jimin invitó al pelicastaño a entrar a su hogar, la mirada avergonzada que le dió fue lo necesario para que entendiera que le había mentido para evitarlo. Aunque Jungkook no dijo nada al respecto, pues sabía que en el fondo era su culpa.

Luego de invitarlo a sentarse en el sofá y ofrecerle algún bebestible, lo cual Jungkook amablemente rechazó, se sentó al otro lado contrario en el sofá con los brazos cruzados, preguntándose si podrían llegar a tener alguna interacción que no fuese extremadamente incómoda.

"Puedo explicarlo", dijo el más alto haciendo contacto visual.

"No tienes nada que explicarme", le respondió Jimin con la voz baja y abrazándose a sí mismo, "entiendo si te arrepientes, y si es así, perdón por haberte besado".

"Jimin, primero que todo, yo te besé a ti", le dijo Jungkook serio, tomando la mano del contrario y colocándola en medio del sofá, en el espacio entre los dos, "y no me arrepiento de haberlo hecho".

Entonces, el de lentes sintió como las mariposas que él pensaba muertas volvían a revolotear en su estómago. Pero se mantuvo serio, esperando a que el contrario prosiguiera.

"Lo que viste hoy fue una tontería", comenzó a explicarse el pelicastaño, "ella es solo una conocida, y lo hice sin pensar porque el haber disfrutado un beso con un chico me había confundido demasiado".

"¿Y sigues confundido?", preguntó el pelinegro expectante.

"En parte sí", respondió Jungkook, y acortó la distancia entre él y el contrario, corriendose hasta apretar a Jimin contra la esquina del sofá, "pero estoy seguro de que mis ganas de volver a besarte son reales".

Antes de siquiera acercar sus labios al más bajo, el pelicastaño posicionó ambas manos en sus mejillas y se aseguró de recibir su consentimiento. Una vez vió como Jimin se inclinaba un poco hacia el frente, no esperó ni un segundo para besarlo suavemente.

El de lentes, sin tener ni la menor idea de que se hacía durante un beso, colocó sus manos en el pecho de Jungkook y se agarró de su camiseta. Jimin pensó que estaba haciendo el ridículo, pero al pelicastaño se le hizo de lo más tierno.

Luego de separarse, se mantuvieron acurrucados el uno con el otro con total comodidad.

"¿Cómo supiste que te gustaban los chicos?", preguntó Jungkook divagando mientras acariciaba el pelo del contrario.

"Supongo que siempre lo supe, nunca me sentí atraído por una chica", le respondió Jimin con seguridad en su voz, pues sentía que había entrado en confianza, "¿por qué preguntas?".

"¿No es obvio?", le preguntó el más alto sonriendo, "me gustas, pero eso me sorprende porque pensaba que solo me atraían las chicas", dijo restándole importancia.

Pero Jimin definitivamente no podía estar tranquilo ante la declaración del contrario. Su corazón casi se le sale del pecho cuando escuchó que el chico más guapo que había conocido en su vida le decía que le gustaba.

"¿Te gusto?", le preguntó el de lentes dudoso.

"Sí", le respondió Jungkook, "¿no me crees?, puedo besarte de nuevo para demostrarlo".

Ante la respuesta del pelicastaño, Jimin se paró rápidamente del sofá provocando una risa al contrario. Si lo besaba de nuevo, probablemente explotaría de nervios y se negaba a perder su faceta de chico calmado y reservado.

"¿Cómo puedes estar tan seguro?", preguntó el pelinegro, pues sus inseguridades le estaban jugando una mala pasada y lo volvían incapaz de creer que alguien estuviese interesado en él.

"Porque eres la primera persona que realmente quiero besar y no beso solo por aburrimiento o porque me insiste hasta el cansancio", le respondió frontalmente como si fuese lo más evidente del mundo.

Entonces, Jungkook se paró también y se puso en frente del pelinegro, en parte porque extrañaba su cercanía y en parte porque le gustaba ponerlo nervioso.

"Te preguntaría si te gusto de vuelta", le dijo mostrando su sonrisa que irradiaba confianza, "pero, ¿a quién podría no gustarle?".

Dicho eso, Jimin rió por lo bajo y le dió un pequeño empujón, "Eres un idiota", le dijo.

"Cómo sea", le respondió el pelicastaño, "¿qué pasará entre tú y yo?".

"Tu dime", le dijo el de lentes, "tú eres quién le ha roto el corazón a decenas de chicas y es un experto en relaciones".

Jungkook rió ante la acusación del más bajo, "¿Esa idea tienes de mí?, tal vez fueron diez, pero decir que fueron decenas es una exageración".

"Oh, casi lo olvido", exclamó Jimin de repente, cambiando de tema, "perdón por contarle todo a Taehyung".

"No te preocupes", le respondió el pelicastaño colocando las manos en su cintura para tirarlo hacia el sofá y así volver a sentarse a su lado, "sé que confías en él".

"Pues sí", dijo el pelinegro mirando sus zapatillas, "pero estuvo mal, aún te choca el haber besado a un chico y sé que quieres mantenerlo en privado".

"No te preocupes, de verdad no me molesta", le respondió Jungkook, "además, fue divertido como me amenazaba para que no me atreviera a jugar contigo".

"Tae es un idiota", dijo Jimin riendo, "amenaza a la gente y es casi tan débil como yo".

Entonces el pelicastaño decidió que no podía seguir aguantando las ganas de besar al de lentes otra vez, y se lanzó a sus labios. La respuesta fue bastante positiva, pues Jimin por primera vez logró mover sus labios de vuelta en vez de quedarse tieso como una estatua.

Luego de una corta e inocente sesión de besos, se separaron y el pelinegro se maldijo a sí mismo por ser incapaz de controlar su sonrojo que le hacía parecer que se estaba quedando sin aire.

"Ya sé", dijo Jungkook parándose de golpe, "vine aquí con la intención de ofrecerte ayuda con tu mentira de que tenías algo que hacer, pero como la verdad ya salió a la luz, ¿por qué no sales conmigo?".

Aquella proposición pilló a Jimin desprevenido, pues era primera vez que alguien que no fuese Taehyung le pedía salir. Además su mejor amigo era igual de aburrido que él y sus panoramas consistían en ir al cine o recorrer librerías en el centro comercial.

Sin pensarlo detenidamente, asintió, para beneficio del pelicastaño. 

"De acuerdo, vendré a buscarte en unas dos horas", le dijo el más alto emocionado, "tengo que ir a casa para cambiarme e inventarle algo a mi padre para que me preste el auto".

Entonces, tomó su mochila y se dispuso a irse. Jimin lo acompañó a la puerta y el más alto aprovechó la instancia para robarle un veloz beso antes de irse.

"Aún no me dices adónde vamos", preguntó el de lentes en lo que Jungkook atravesaba el umbral de la puerta, "¿cómo sabré qué ponerme?".

"Jimin, eres extremadamente inteligente y aún así siempre preguntas las cosas más obvias", lo molestó el pelicastaño antes de darse la media vuelta para irse, "hoy es viernes, y Hoseok, para sorpresa de nadie, dará una fiesta".

Crush ⎯ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora