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Jimin pensó que moriría de vergüenza mientras le mostraba ejercicios matemáticos a Jungkook, quién tenía sus musculosos brazos al aire.

Llevaban alrededor de una hora estudiando cuando el pelicastaño le preguntó al dueño de casa donde quedaba el baño, y una vez se había encerrado en él, Jimin pudo respirar.

Se agradeció a sí mismo por haberse acordado esa mañana de quitar todas las fotos de él cuando bebé que adornaban algunas partes de la casa. Tener al más alto en su hogar con todas esas imágenes a la vista hubiese sido más humillación de la que era capaz de soportar.

Mientras Jungkook estaba en el baño, el pelinegro se dió cuenta de que él era la segunda persona de su escuela que había llevado a su hogar. Después de Taehyung, claramente.

No sabía cómo sentirse al respecto, si bien Jungkook era agradable, aún tenía sentimientos encontrados con el hecho de que se trataba del capitán del equipo de fútbol. 

Por un lado, era amigo de quienes lo habían acosado en repetidas ocasiones. Por el otro, era quién les había puesto un alto de una vez por todas.

Se hallaba perdido en sus pensamientos cuando oyó el agua correr desde el baño, indicando que Jungkook volvía. 

Una vez el más alto volvió, el de lentes notó emoción en su rostro mientras ambos se sentaban en la sillas que rodeaban la mesa llena de hojas desordenadas y residuos de goma de borrar.

"Tengo que intentarlo una vez más", le dijo Jungkook al contrario, "creo que ya sé porque me da como resultado un 26 cuando a ti te da un 0,3 negativo".

Jimin sonrió ante el entusiasmo del más alto, y explotó en carcajadas cuando este volvió a resolver el ejercicio solo para equivocarse otra vez y de una manera aún más tonta.

El pelicastaño se rió con él y la incomodidad acumulada fue gradualmente abandonando el ambiente. 

Luego de una aproximadamente una hora más, Jungkook había logrado que todos sus resultados coincidieran con los del más bajo.

Como celebración y ante la insistencia del pelicastaño, chocaron las cinco, aún cuando Jimin protestaba con que era algo de niños.

Una hora después.

Jimin acompañaba a Jungkook a la acera de afuera de su casa cuando ambos se quedaron mirando el naranjo atardecer por varios segundos.

Fue el de lentes quien interrumpió la admiración a la puesta de sol, "¿Seguro que piensas irte caminando", le preguntó al más alto, "podrías pedir un Uber".

"Estaré bien", le respondió Jungkook, "no es tanta distancia desde aquí hasta mi casa, y aún falta para que se oscurezca del todo".

"Suerte en el exámen de mañana", le dijo el de lentes al pelicastaño, "aunque no creo que la necesites".

"Hablando de eso", dijo el más alto bromeando, "hasta me emociona llegar mañana a rendir ese exámen, es usted un excelente maestro, Sr. Park".

El más bajo sonrió ante la declaración de Jungkook, "Enseñar es uno de mis muchos talentos", le respondió.

El más alto posicionó su mano derecha en el hombro de Jimin, y este, para su sorpresa, se sintió cómodo en vez de extremadamente nervioso.

"Fuera de chiste", le dijo Jungkook, "gracias por esto, jamás pensé que podría llegar a entender matemáticas".

"¿No será que nunca prestas atención a los maestros?", lo cuestionó el de lentes de brazos cruzados, haciéndolo reír.

"¡No es mi culpa que ellos no sepan explicar!", exclamó el pelicastaño alzando ambos brazos, "además, todos son unos aburridos, en cambio tu explicas y al mismo tiempo me haces reír".

"¿En serio?", le preguntó Jimin sintiéndose halagado.

"Claro que sí", le respondió Jungkook, "acudir a ti para mi problema con las matemáticas fue la mejor decisión, prometo que podría besarte ahora mismo de lo agradecido que estoy".

El más alto tardó unos segundos en darse cuenta del peso de las palabras que había dicho, y para cuando lo hizo, ambos se hallaban sonrojados a más no poder.

Si le hubiera dicho eso a cualquiera de sus amigos, hubiese sido un chiste, si se tratara de una chica, entonces hubiera sido un coqueteo cualquiera. Pero se trataba de Jimin, quien unas horas atrás le había hecho apretar los puños de la molestia que le causaba verlo tocando el cuerpo de su amigo.

Estuvieron en silencio asimilando la situación, hasta que Jungkook decidió que ya era hora de irse si es que no quería morir de la vergüenza.

Mientras miraba las inexistentes notificaciones en su teléfono para evitar el contacto visual, Jimin se sobresaltó cuando el pelicastaño habló de nuevo.

"Bueno", dijo despidiéndose con la mano, "ya debo irme, te veo mañana, nerd".

Por obvias razones, el más bajo fue incapaz de formular palabra alguna así que tan solo se despidió agitando su mano mientras el contrario se alejaba por la acera.

Aliviado por la distancia entre él y Jungkook, el pelinegro respiró hondo y se dispuso a volver a su casa.

Pero el más alto no le permitiría hacer eso, y Jimin se dió cuenta de ello una vez escuchó los pasos apresurados que indicaban su regreso.

Mientras una parte de él quería que Jungkook se fuese para poder retomar la calma, la otra quería que volviera e hiciera lo que prometió que estaba dispuesto a hacer.

"Jimin", le dijo el más alto a sus espaldas, y se dió vuelta en lo que pareció ser el segundo más largo de su vida.

De un momento a otro se hallaban a tan solo unos centímetros de distancia entre ellos y si bien estuvieron sin hablar alrededor de un minuto, el lenguaje corporal de ambos expresaba la inquietud que tenían en el momento.

"Esto no podría ser más incómodo", dijo Jungkook acercándose cada vez más al pelinegro, "¿puedo hacerlo?".

El de lentes se consideraba una persona muy inteligente, y aún así fue incapaz de entender que le estaba pidiendo el más alto aún siendo algo extremadamente obvio.

"Por favor, no me hagas repetirlo", le pidió el más alto a Jimin al ver como este no captaba su pregunta.

Entonces el pelinegro entendió a Jungkook, y antes de siquiera pensar en una respuesta, ya estaba asintiendo con la cabeza.

Antes de que cualquiera de los dos se arrepintiera o simplemente se fuera del lugar, ya habían estampado sus labios de manera desesperada.

Jungkook rodeó la cintura del más bajo con sus fuertes brazos mientras éste estaba completamente quieto, sin mover nada más que sus labios.

Era evidente la inexperiencia de Jimin en comparación a la experiencia del contrario, pero ambos estuvieron el resto del día poniendo la misma sonrisa de idiota cada vez que se acordaban de aquel beso.

Crush ⎯ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora