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Jungkook esperaba pacientemente en la mesa acordada para estudiar junto al de lentes, y sin saber por qué, no le incomodó la idea de que todos lo vieran en la biblioteca con alguien tan invisible como Jimin.

Fue entonces cuando el pelinegro se asomó por la esquina de una alta estantería repleta de libros polvorientos que nunca nadie leía, con la mirada baja y su capucha tapando la mitad de su rostro.

Por desgracia para Jimin, absolutamente toda la escuela sabía lo que había ocurrido, junto con la razón de por qué Seokjin tenía un ojo morado y también la razón de la tensión que había entre los miembros del equipo de fútbol.

Aunque también se murmuraba como Jimin había faltado los dos días posteriores al incidente en los pasillos. Algunos se burlaban de cómo Jimin se había presentado el jueves por la mañana solo para entregarle a Seokjin un ensayo ya terminado con sus manos temblorosas, para posteriormente devolverse a su hogar sin siquiera haber puesto un pie dentro de la escuela.

Una vez el más bajo se sentó en la mesa y se dispuso a sacar sus cosas de su mochila, el pelicastaño no pudo evitar cuestionarlo, "¿Por qué no me lo dijiste?".

Jimin le dirigió una mirada seria mientras se protegía el estómago con una de sus manos, aún cuando el moratón que le había salido unos días atrás ya había desaparecido. Ignoró al más alto deliberadamente.

"Te esperé el viernes", dijo Jungkook intentando sacarle unas cuantas palabras al contrario, "pudiste haberme dicho que no vendrías".

Jimin, entre molesto y cansado, no pudo evitar dejar ver un poco de irritación en su voz al hablar, "Lo siento, estaba demasiado ocupado haciendo obligado algo que no quería hacer", le dijo, "de seguro sabes a lo que me refiero, ¿no?, muchas veces entregaste mis trabajos con tu nombre en ellos".

Sorprendido por la reacción del más bajo, el pelicastaño aprovechó la oportunidad para decir algo que venía pensando desde hace días, "Justo sobre eso quería hablarte", dijo, "ya sabes, pedirte disculpas".

"¿Disculpas?", respondió Jimin mientras hojeaba el libro de matemáticas, buscando las páginas en las que habían quedado el lunes anterior, "permitiste que tus amigos me humillaran durante meses, y ahora crees que quiero tus disculpas".

El más alto estaba perplejo ante la reacción explosiva del pelinegro, todos lo conocían como alguien de extremo bajo perfil que nunca expresaba ni la menor agresividad. Supuso que estaba realmente harto.

"Es que yo-", comenzó Jungkook, pero no pudo terminar debido a la irritada voz del de lentes.

"¿Podríamos hacer lo que vinimos a hacer?", le interrumpió Jimin, "ya sabes, matemáticas", dijo acomodando el cuaderno del más alto con rudeza sobre la mesa.

Jungkook asintió, intimidado por el contrario. Le asustó la idea de sentirse intimidado por alguien tan inofensivo y sumiso como Jimin.

Media hora después.

Terminar de repasar lo que habían planificado para esa tarde les tomó menos de lo esperado, como consecuencia de la terquedad con la que Jimin se negaba a decir una sola palabra no relacionada con la materia.

Mientras ambos arreglaban sus cosas para irse, la voz del pelinegro rompió el silencio incómodo que se había instalado entre ambos.

"¿Por qué lo hiciste?", le preguntó al más alto, "¿por qué ahora?, viene pasando desde hace tiempo, y absolutamente todos lo sabían".

Jungkook sabía con exactitud a qué se refería el de lentes, y con un algo de vergüenza en su voz, le respondió, "No lo sabía", dijo, "si lo hubiese sabido antes, hubiese actuado antes".

Jimin lo miró fijamente durante unos segundos que se hicieron eternos para el pelicastaño. Pareciera que estaba intentado decidir si le creía o no.

No le dio tiempo de decir nada cuando Jungkook le preguntó algo a él, "¿Por qué viniste?", le cuestionó, "supongo que me odias, pero aún así aceptaste lo de enseñarme matemáticas y te presentaste aquí hoy".

"No lo sé", le respondió el pelinegro, "aunque no tengo muchas otras cosas que hacer, y enseñarte me sirve para reforzar, supongo".

El pelicastaño se sorprendió a sí mismo sintiéndose decepcionado de la respuesta de Jimin. Se limitó a asentir con la cabeza mientras seguía al más bajo que acababa de comenzar a dirigirse a la salida.

"¿Realmente quieres que te vean conmigo?", le preguntó el de lentes mientras caminaban al lado de las largas filas de casilleros del pasillo, el cual aún tenía unos cuantos estudiantes que seguían en la escuela después del fin de la jornada de clases.

Jungkook fue incapaz de responder, lo cierto era que no quería que lo vieran, pero aún así no dejaría que el más bajo caminara solo por donde había sido golpeado unos días antes.

Ya afuera, el más alto insistió en acompañar al contrario a la esquina de la calle donde se ubicaba la escuela, "No te preocupes", le dijo Jimin cuando el pelicastaño se negó a dejarlo solo, "Seokjin no me estará esperando, si le devolví lo que me había pedido".

Jungkook seguía enfadado con su amigo por lo que había hecho, y no pudo evitar ponerse un poco a la defensiva al oír su nombre.

"Ya debo irme", le dijo el pelinegro una vez habían llegado a la esquina, "te veo después".

"Adiós, nerd", se despidió el más alto en lo que Jimin miraba a ambos lados de la calle antes de cruzar a la acera del frente.

Pero no pudo reprimir el impulso de volver a hablarle, y unos segundos después de haber dado una media vuelta para irse en la dirección contraria, se encontraba frente a Jimin con las dos manos posicionadas sobre sus hombros.

Por primera vez en varios días, Jimin dejó de sentirse como un muerto viviente cuando sus mejillas se pusieron coloradas y sus ojos se abrieron por la sorpresa.

"Estoy aquí", le dijo Jungkook, decidido a no romper el contacto visual formado entre ambos, "por si necesitas hablar con alguien".

Dicho esto, le dio un apretón a uno de los hombros al más bajo para posteriormente irse de una vez por todas en dirección a su hogar.

Jungkook ya se hallaba a varios metros de distancia cuando Jimin cruzó la calle, mientras, en contra de su voluntad, una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.





Crush ⎯ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora