Día 2. Marcharse, dejarlo todo

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La primera vez que Ace vio a Marco fue en una reunión formal. Su mamá hablaba con un hombre tan alto que a Ace le costaba ver su rostro. Al lado del hombre, que se presentó como Edward, estaban sus dos hijos. El mayor era casi tan alto como el padre, tenía un rostro muy serio y se llamaba Jozu. El menor no era intimidante para nada, era un niño, casi de la misma edad que Ace. Después de verlo, su vista revoloteó por cada rincón de la casa. Le costaba estar quieto en la silla de invitados.

Hacía poco que la familia Portgas se había mudado a la ciudad, así que no conocían a nadie. El hombre alto dijo haber conocido a su papá, y que si alguna vez necesitaban algo, lo que fuera, no dudaran en decirle. Rouge respondió muy seria que así lo harían, pero esperaba que nunca llegara ese momento.

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La última vez que Ace vio a Marco, habían pasado casi 7 años de aquella primera visita formal. Ace estaba por cumplir 17. Se sentía casi como un adulto. La última vez que Ace estuvo con Marco, éste lo tenía en sus brazos y lo vio llorar por primera vez. Eso fue lo que más recordaba. Aunque Marco lo abrazaba, Ace no podía sentir el calor de su cuerpo. En vez de eso, sentía que la vida se le escapaba.

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Rouge descansaba en el sofá reclinable al lado de la camilla de hospital donde yacía su hijo. Del miedo de perderlo, había pasado a enfurecerse con Edward y su banda. Ahora solo se recriminaba haber confiado en que podía llevar una vida alejada de su pasado. Edward le había fallado. No iba a permitir que un segundo error le quitara a su familia, al único recuerdo que tenía de Roger.

Ver a Ace tan quieto, lleno de vendajes, conectado a una máquina, pero vivo, la convenció de que había hecho lo mejor que pudo, aún si tenía que pedir ayuda de Garp.

—¿Mamá?

Tan sumida estaba en sus pensamientos que no había notado que su hijo estaba despierto. Se levantó del sofá y se acercó a la camilla.

—Aquí estoy —ejerció una presión suave en el brazo de Ace—. Los doctores dicen que te pondrás bien. Necesitas descansar.

—¿Luffy? — preguntó con una voz rasposa por el desuso.

—Está con tu abuelo. Está bien.

—¿Qué? ¿Lo enviaste con ese viejo? —La máquina que tomaba los signos vitales de Ace comenzó a emitir pitidos más rápidos.

—Tranquilízate. Yo también estoy viviendo con tu abuelo. No está solo.

—No entiendo...

—No pienses en eso ahora. Luffy está bien, todo está bien. Descansa.

—¿Marco...? —Ace apretó la mano de su madre con la suya.

Rouge frunció el ceño.

—Ya tendremos tiempo de hablar. Por ahora lo que importa es que estés bien.

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Después de salir del hospital y de sanar, Ace quería odiar a su abuelo, a su madre, e incluso a Luffy. No paraban de preguntar en todo momento si algo le dolía, si se sentía bien, si quería algo. Incluso su abuelo, que siempre lo había tratado de forma brusca, ahora tenía miedo que con uno de sus abrazos su nieto se desbaratara.

Como Rouge lo había prometido, hablaron más tarde de Marco y de la familia Barbablanca. El problema no era que Marco fuera un hombre, sino su familia y los negocios no tan legales en los que estaban metidos. El problema no es que Marco tuviera 19 años y Ace 16, era que su hijo había sufrido un atentado a su vida en represalia a la expansión de territorio de Edward.

—Ese mundo me quitó a tu padre. No iba a dejar que me quitaran a ti también.

Por supuesto, Ace lo entendía en su mente, su madre lo había hecho por su bien... pero en su pecho, le dolía no volver a ver a sus amigos, a Izo, Thatch, e incluso a Shanks, el socio del papá de Marco. Extrañaba incluso a Edward, que se había vuelto una especie de padre para él; pero más que toda la familia Barbablanca, sentía como si algo le hubiera sido arrancado al no tener a Marco a su lado. Por momentos lo maldecía, pero también su mente agonizaba preguntándose por qué Marco no intentó visitarlo, ni contactarlo de nuevo. Todos sus intentos de comunicarse con él cayeron en oídos sordos. Era como si todas las promesas y juramentos que hicieron nunca hubieran sido importantes. Como si Ace no hubiera sido lo suficientemente importante como para decir adiós. Pese a las protestas y las lágrimas, el tiempo avanzó, y Ace tuvo que hacerlo con él. 

~~ [Continuará...] ~~

Estoy tratando de hacer mis oneshots de entre 600 y 1000 palabras máximo. Ooooo, qué triste es todo. 

Palabras de papel (#OnePieceWeek2021) [Marco/Ace]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora