IV

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Ciudad de Nueva York.

Miércoles 21 de Mayo de 1997. 01:30 p.m.

Ya estaba en camino a su salón, el 206. Las manos me sudaban y el labio lo tenia mas que lastimado por tanto morderlo de la ansiedad.
Apenas habían dado la 1:30, salí corriendo de mi salón, el 203, para ir puntual al de ella. Y ahí me encontraba yo, sudoroso, ansioso y con la respiración entrecortada esperándola frente a la puerta.
Desafortunadamente, fue la ultima en salir y por ello perdimos el transporte que nos llevaría de regreso a casa, que sería en este caso, su casa.
Apenas la vi, mi rostro se iluminó. Salió de su salón con algunos libros en mano y con su mochila colgada sobre uno de sus hombros. Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa acercándose hacia mi y dejando un beso en mi mejilla. Tomé sus libros y su mochila para ayudarla, a lo que ella se negó varias veces antes de ceder y sonrojarse un poco.
Por suerte no vivía muy lejos del instituto, asi que tomamos camino hacia su casa.

-¿A tus papás no les importará que llegue a tu casa sin haber avisado antes? -le pregunté un poco preocupado. Tal vez se metería en problemas por llevar a un desconocido a su casa.

-me miró por un momento y negó- No se preocupan por a quien llevo y a quien no -sonríe viendo al frente- no me dirán nada, tranquilo.

Después de eso caminamos en silencio unos minutos hasta que ella rompió el silencio.

-¿Si me dirás quien te gusta? -dice mirando sus manos, las cuales las tenia entrelazadas delante de ella.

-Pues si es que tenemos tiempo el día de hoy, si. -le dedico una sonrisa amplia recordando lo que había hablado con Skye en el receso aun caminando por la acera. Veo que ella se detiene justo en frente de un gran portón color negro con algunos detalles en color plateado como el numero de la casa. Camino hacia ella y encaro una ceja- ¿aquí vives?

-Asi es -suelta una risita ante la expresión que seguramente tenia mi rostro- ¿puedes darme mi mochila, por favor? -dice con una voz tan hermosa como la de los ángeles. Le doy su mochila a lo que ella agradece y saca unas llaves de la bolsa mas pequeña del frente, abre la puerta y entra, se da la vuelta para verme- ¿vienes? -me sonríe antes de caminar hacia la puerta principal.

Caminé detrás de ella para no quedarme muy atrás, el camino hacia la puerta que daba al interior de la casa era de pierda de varios tonos de gris y fuera de ello había un gran jardín, el pasto era el más verde que jamás había visto, había varios arbustos con algunas flores sobre ellos y un gran roble dando sobra a las flores que habían llegado hasta sus raíces.
A decir verdad, estaba sorprendido. Mi casa era algo parecida a la de ella, pero un poco mas reducida.
Vi que Diana abrió la puerta principal y de adentro se escuchó la voz de una niña de tal vez dos o tres años de edad diciendo: "¡Dana! ¡Dana!" No evité sonreír al escuchar a la pequeña. Me encantan los niños, por lo que ya tenia ganas de conocer a la pequeña que producía esa linda voz.
Diana se agachó con una gran sonrisa y tomo en sus brazos a una pequeña rubia de ojos grisáceos con las mejillas sonrojadas. Me acerque a ellas y le sonrei.

-Hola, princesita.

-Ella es la princesita de la casa, Taylor -me dice viendo a la rubia con una gran sonrisa- saluda a Drake, Tay

-ella se me queda viendo indecisa y luego me sonríe alzando sus brazos hacia mi- ¡Dake! ¡Dake!

-sonreí amplio y la cargué en brazos apretando levemente su mejilla- Hola, princesita Taylor. ¿Cómo estas?

-¡Men! -dice con entusiasmo y con unas cuantas risas ante mi forma de hablarle.

-¡Diana!, ¿Ya llegaste?

Fruncí el ceño al escuchar la cuarta voz y me voltee a ver a Diana, la cual me articuló con sus labios que era su mamá. Taylor sonrió de nuevo y gritó "¡Mama!" Hizo que la bajara y entró corriendo a su casa.

-Aquí estoy, mamá -dice entrando a la casa y haciéndome señas de que entre con ella- traje a un amigo a casa.

-¿Quien? -dice entrando una señora de casi la misma edad de mi mamá. Su cabello castaño claro, casi rubio y ojos grises hacían verla un poco mas joven. Me mira por un momento y me sonrie amplio- hola, soy la mamá de Diana -me tiende su mano- ¿cómo te llamas?

-Soy Drake, un gusto señora -le sonreí de regreso estrechando su mano con cuidado- vengo a darle un poco de asesoría de matemáticas a Diana.

-Llámame Rosa, Drake -ve a Diana un momento y asiente- ¿quieren que les prepare algún aperitivo? ¿Fruta? ¿Frituras?

Yo niego con una sonrisa y veo a Diana, la que también niega y señala su cuarto. Rosa asiente y se despide con la misma sonrisa con la que había entrado.
Diana toma mi mano y nos lleva hasta su habitación. La cual es grande y espaciosa. Un poco mas grande que la mía. La cama se hallaba a un lado de una ventana grande. Su escritorio estaba en la pared contraria a donde estaba su pieza. El librero, el cual tenia bastantes libros, se encontraba a un lado de la mesa de noche al lado de la cama. Un piso de alfombra daba la impresión de estar cómodo y que te podías acostar en el y poder dormir sin ningún problema.

-Ponte cómodo -me sonríe cerrando la puerta detrás de ella y dejando su mochila en el piso. Se dirige a su cama y se sienta en ella viéndome- ¿empezaremos con la asesoría? -ríe leve y cruza su pierna derecha sobre la izquierda.

-la miré por un momento dejando mi mochila en el piso a un lado del de ella- Claro, cuando gustes podemos iniciar- le sonrío acercándome a ella y sentandome a su lado.

-Empezaremos justo después de que me digas quien es la chica que te gusta -me mira decidida y mordiendo su labio.

-¿En serio lo quieres saber ahora? -mi voz temblaba un poco. No estaba listo para decírselo.

-Justo ahora -se acerca un poco hacia mi también nerviosa.

Tomé un poco de aire y agaché la mirada tomando mis manos y entrelazando mis dedos. Solté el aire que tenia contenido por cachos, ya que el nerviosismo me tenía al límite. La miré un segundo antes de volver a bajar la mirada y contestar.

-Eres tú.

Say When [Detenida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora