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Sonó mi despertador como todas las mañanas, puntual y sin falta a las 9.00am, la única pregunta que me hice al despertarme es si en serio valía la pena que yo me levantara de esta cama, pero no había de otra. Como pude me di la vuelta para agarrar y parar el despertador y su sonidito particular de cada mañana.

Me levante de la cama con pocas ganas y ver a mi mascota Shitta (Una hermosa husky ) aún recostada y pidiéndome con los ojos que no me moviera no fue de gran ayuda o motivación, pero este sería un gran día a pesar de todo, era el cumpleaños de Mi novio y tenía un montón de cosas que hacer.

Luego de tener una gran pelea entre si de verdad debía pararme de mi cama o quedarme, me decidí por la correcta primera opción de muy malas ganas, me tomó media hora arreglarme, luego solo decidí comerme un muffin y salir a hacer las diligencias. Pasaron alrededor de 2 horas cuando ya iba de camino a la casa de Ruggo (mi novio), solo debía buscar las cosas de la decoración, la torta o pastel y los Pasapalos, la verdad no era gran cosa pero estaban a una distancia considerable y quería que todo saliese Perfecto hoy. También debía buscar el regalo que le encargué pero al final me dijeron que podían realizar un delivery gratis y en serio esa fue la mejor opción porque, sin tener una razón, sentía mucho sueño aun.

Llegué directo a su departamento donde seguramente ya estaban su madre y su abuela, como pude saqué los Pasapalos y la torta del carro y marque el ascensor para subir, la verdad caminé más rápido de lo normal, no diría que soy una persona torpe pero sí bastante rústica o tosca, por decirlo de alguna forma no ofensiva. Cuando el ascensor paró en el piso 7 pude escuchar claramente las voces de su madre y su abuela ya que ambas hablaban con un extraño tono agudo y alto que a cualquiera lo alteraría, pero después de dos años y medio con Ruggo me había acostumbrado bastante bien a ello.

Toqué el timbre Porque a pesar de tener llaves, no quería que se cayeran algunas de las cosas que llevaba en las manos y al saber que estaban ellas ahí era obvio que ya no lo tomaría por sorpresa. Me abrieron al instante la puerta y era él. No diría que es el joven más guapo del universo pero para mi estaba extremadamente bien, tenía los ojos color marrón caramelo al igual que su cabello que a su vez era bastante liso diría yo, con alguna que otra onda notoria, medía alrededor de un metro setenta y cuatro y siempre tenía un hermoso olor a su perfume •Calvin Klein•, con respecto a su físico, no era la persona que más se ejercitaba pero tenía un cuerpo de buena forma, no era delgado por supuesto ya que definitivamente no me hallaba a mi con alguien así ya que nunca habían sido mis gustos, pero tampoco era una persona robusta, la verdad es que para mí siempre había estado bien y eso era lo que realmente importaba.

- Hola hermoso, feliz cumpleaños -le dije, mostrando una de mis más grandes sonrisas.

- Hola tú, la verdad creía que me seguirías comiendo con la vista, te habías tardado en hablar y eso no es poco típico de ti -dijo sonriendo aún más y tomándome para abrazarme. Tenía puesto un suéter blanco, de una tela bastante fina y suave, junto con un bermudas color caqui que en definitiva le quedaba Perfecto.

- Solo te estoy dando un poco de paz por ser tu cumpleaños, no exageres. - le dije en tono burlón mientras pasaba a su casa.

- Hola Gaia, pequeña, como te encuentras? Tenía días sin verte - me recibió su madre al momento de entrar, tomando una de las cajas y dándome una sonrisa tan elegante como la caracterizaba. Vestía un vestido color verde agua, mangas largas, bastante hermoso y llamativo, como siempre le han gustado sus cosas. - Gracias por buscar las cosas que faltaban, la verdad es que si fuese por Ruggo solo compraría botellas y Doritos.

- La verdad, es exactamente lo que me hubiese gustado hacer -Dijo Ruggo detrás de mi tomándome por las caderas.

- Lo sabemos niñito , cómo estás Gaia? me alegra mucho verte el día de hoy -me dijo la Sra Lana, su hermosa abuela, vestida también con un vestido pero mas cerrado y menos llamativo, de un color beige. Ella era la típica señora extremadamente elegante y cautelosa, que miraba un poco de arriba a abajo antes de conocer a la persona, sin embargo, cómo dije, hay bastantes cosas a las que me he acostumbrado debido al tiempo en la familia.

En busca de mi Saturno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora