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Muerto en vida

Sus ojos se abrieron durante una reunión de Toman, estaban nombrando al capitán de la tercera división, Kisaki Tetta. Frustrado, enojado, y con aquella rabia encima por la muerte de Baji y Emma, por todo lo que le había hecho sufrir, batallando incontables días solo para poder salvar a Hina de sus garras... Que fue como aquel día. Subió las escaleras con rapidez, golpeando el rostro de Kisaki una y otra vez pero sin detenerse aquella vez, no fue hasta escuchar la risa del chico de cabellos largos. 
Allí se apartó agitado, Takemichi recordaba como si hubiera sido el día anterior, recordaba el patrón de golpes que le había dado Baji aquel día. Ya no era tan lento, ni tan debil, pese a que cualquiera de ahí podría ganarle, seguía herido como para importarle lo que pasara.

Baji parecía enojado porque esquivara todos sus golpes y Mitsuya fuese capaz de detenerlo antes de que intentara asesinarlo, probablemente. Draken molesto por la imprudencia de ese rubio teñido seguía buscando una explicación pero la atención de ese momento era desviada a Baji quien no tenía permitido asistir a las reuniones. 
Aun lleno de rabia esperó el momento en el que Kisaki lo golpeaba para noquearlo para darle un golpe mucho más fuerte, no se dejó intimidar.

Takemichi le escupió en la cara. 

—La proxima vez que te me acerques, te mato. —Dijo con molestia en su voz.

Los que ya lo conocían estaban sorprendidos de esos ojos muertos, de esa ira tan acumulada, y gracias a eso comenzaron a sospechar de Kisaki. ¿Qué podría haber hecho para que un idiota como Takemichi reaccionara así ante su presencia y utilizara esas palabras tan fuertes para el vocabulario del héroe llorón? 

El corazón de Takemichi se dio vuelta al oír a Mikey llamándolo, sintiendo como las lágrimas brotaban de sus ojos y dejándose caer de rodillas frente a aquel rubio y apoyar su cabeza en contra del pavimento. 

—Lo siento, Mikey, lo siento por haber arruinado la reunión, lo siento por no ser un buen amigo, patéame y golpeame si quieres. 

—Levantate, Takemichi, no veo que te sientas muy bien, así que hablemos. —Dijo Mikey teniendo paciencia y tranquilidad en su voz. 

La reunion para ese momento ya había finalizado hacía unos cuantos minutos, se sentaron juntos en la gran escalera, y Takemichi se recostó sobre el hombro de Mikey. El otro chico estaba sorprendido, extrañado de verlo de esa forma y sintiéndolo tan cercano. Era como si Takemichi se hubiera vuelto un niño pequeño. Pero no quitaba que siguiera llorando, rompió en llanto y la cálida mano de Mikey estaba acariciando su cabello.
Cuando ya estaba sin lágrimas, pudo volver a respirar con calma y sujetó con fuerza la mano de su amigo para saber que no era ninguna ilusión y en serio había vuelto. 

Takemichi era una muñeca de porcelana que cayó al suelo y la pegaron varias veces con un pegamento de baja calidad. 

—Tuve un sueño donde morías, decidías acabar con tu vida. 

—¿Eso es lo que hace que tus ojos estén tan agotados? Ya no brillan ni con tus lágrimas.

—Entendí que... Quiero que todos sean felices, y haré que puedan cumplir sus sueños a toda costa. 

Mikey rió suavemente.

—Tonto, Takemichi. Estoy feliz porque nos quieras tanto... 

—¡Por eso voy a traer a Baji de vuelta a Toman! 

La mirada de Mikey se iluminó por una vez, su amigo estaba haciendo algo por voluntad sin que se lo pidiera, ¿lo había deducido que lo quería de vuelta o era el corazón valiente de este que lo estaba obligando?
Mikey devolviendo un abrazo a Takemichi con mucha fuerza pudo reír y se lo correspondió, de nuevo estaba quebrándose por sentir su cuerpo tan cálido, sentirlo cerca. No habían pasado ni dos semanas de su pérdida, lo extrañó tanto con ese poco tiempo, sintiéndose un extraño en los brazos del ser mas puro que podría haber conocido. 

"Serás feliz, cueste lo que me cueste" se dijo a sí mismo, estaba listo para enfrentar el Bloody Halloween.

—¿Por qué odias a Kisaki? —La pregunta de Mikey le hizo un nudo en la garganta.

—Te lo contaré en doce años, en este mismo lugar. 

—¡¿Eh?! ¡¿Doce años?! ¡Takemichi, eso no es justo! 

—Es una promesa, Manjiro. 

Mikey vio que su amigo hablaba en serio y forzaba una sonrisa como si estuviera sufriendo demasiado en su interior, lo único que podía hacer era cumplir aquello que le decía.

—Es una promesa entonces. —Sonrió. 



Sin fallos [Takemichi Hanagaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora