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Stop... please!

Doyoung maldijo por lo bajo al darse cuenta que aquel niñito le había mentido respecto a la dirección de la casa de Mark y solo había jugado con él. Y ahora se encontraba en la otra punta de Seúl.

Ya con un leve tic en el ojo se subió en su auto nuevamente y emprendió camino hasta su casa.

Por otro lado Mark ese día regresó a la casa en la que se quedaba con Johnny bastante rápido ya que DongHyuck le pidió a su padre que lo llevase.

-Nos vemos mañana.-Soltó DongHyuck despidiéndose con una sonrisa.

-Hasta mañana.-Se despidió el pelinegro ingresando a su hogar.

DongHyuck no lo perdió de vista un segundo sin poder evitar pensar lo lindo que se veía el mayor bajo la luz de la luna.

Su padre puso en marcha el auto para dirigirse a casa y el menor no pudo eludir el pensamiento de querer que el día siguiente llegue de una vez.

Quería ver a Mark de nuevo.

Aun cuando no entendía por qué.

...

El día siguiente llegó al fin y para sorpresa de Mark lo primero que vio ese día fue el suelo, bien ingresó a la institución no notó que a su lado caminaba Renjun y que le había puesto el pie delante suyo, lo que causó que el pelinegro cayera de bruces al suelo y el alumnado presente comenzara a reír a carcajadas.

DongHyuck y Jaemin fueron espectadores de aquella caída, con la diferencia de que solo uno de ellos podía acercarse ayudar al mayor. Por mucho que DongHyuck quisiera correr y ayudar a levantarse del suelo y revisar las heridas de Mark, no podía hacer eso.

Las siguientes horas de clases pasaron tranquilas, DongHyuck pasó la mayor parte de los recesos solo, ya que Renjun y Jeno estaban planeando alguna broma pesada para Mark o Jaemin, y él quedaba excluido de todo eso.

Tampoco le molestaba mucho el ser excluido, realmente odiaba tener que ayudar en los planes de Renjun, y ahora estaba totalmente en contra de que Huang lastimara a Mark. Lo malo de estar siendo excluido es que lo único que podía decirle a Mark cuando "casualmente" se encontraban en los baños era que tuviera cuidado con Renjun.

-¿Por qué me decís esto?-Preguntó Mark secando sus manos.-Terminaste mal la última vez que intentaste advertirme.-

Y a pesar de que Mark tenía razón, advertirle de que algo malo podría pasarle era lo único que podía hacer.

-DongHyuck.-Llamó el mayor. El nombrado alzó la vista para mirarlo.-¿Por qué estas del lado de Renjun?-

Esa pregunta lo hizo alzar sus cejas por la sorpresa y desviar la mirada a los cubículos el baño en el que se encontraban, y el recuerdo de aquellos días se hicieron presente en su mente.

Un DongHyuck de unos trece años caminaba tranquilo por el pasillo, había llegado nuevo a la escuela y eso era algo lo cual lograba preocuparlo bastante ya que no tenía amigos.

Su padre había conseguido un trabajo en esa escuela por lo que había logrado meter a su hijo mayor a la misma. Era una institución bastante linda y grande.

Al principio logró adaptarse bastante bien, logrando hacer algunos amigos con los que podía reír y bromear.

Pero todo cambió un día. Aquella mañana había despertado más motivado que nunca para ir a la escuela, a pesar de saber que se aproximaban los exámenes más importantes, pero al llegar a la institución la escena que se encontró no le gustó para nada.

DongHyuck siempre había sido un niño bondadoso y amable, odiaba ver a sus amigos tristes por lo que siempre tenía alguna broma preparada para hacerlos reír.

Ese día al llegar a la escuela se encontró a sus dos amigos a los gritos frente a otro chico un poco más alto que ellos. Al parecer el chico les estaba exigiendo que le dieran su almuerzo, de inmediato DongHyuck corrió hasta ellos y se posicionó delante del chico.

-¿Qué estas haciendo?-Preguntó DongHyuck con una mueca en su rostro.

-No te metas, esto no es con vos.-Habló el chico haciéndolo a un lado. Ese joven tenía un acento bastante raro que no logró distinguir enseguida.

El castaño lo miró mal y volvió a posicionarse en frente suyo.

-Si te metés con mis amigos, te metés conmigo.-Los defendió sin saber que aquello solo le traería cosas malas para su futuro.

Los siguientes días aquel chico, el cual ahora conocía su nombre, Huang Renjun, se la pasó molestándolo. Cada vez que se cruzaban, o le tiraba algún comentario hiriente, o lo hacía caer o golpearse con cualquier cosa.

Sus libros y tareas siempre terminaban empapados, rotos o simplemente desaparecían.

Aquellas bromas duraron aproximadamente un año y medio y DongHyuck no podía sentirse tan miserable. Para ese punto, ni siquiera tenía amigos, Renjun se había encargado de que no tuviera ninguno, que no pudiese hablar con nadie, y que nadie se le acercara.

Caminar por los pasillos en busca de su siguiente clase era de las peores cosas, porque con el tiempo ya no solo era Renjun quien lanzaba insultos y se reía de él, era él su nuevo amigo, y todos aquellos que le temían que cumplían cada uno de sus caprichos.

Dos años aproximadamente pasaron hasta ese día que ya no pudo más.

Se había encerrado en el baño llorando, ya estaba harto de todas las cosas que le decían. Escuchó pasos acercarse y corrió a esconderse a un cubículo.

El cubículo que lo cambió todo.

Reconoció las voces que ingresaron al baño y no pudo evitar temblar mientras se acomodaba para no ser visto.

El miedo recorría su piel e intentaba ahogar sus sollozos.

Pero todo fue en vano, Renjun y Jeno lo habían encontrado y entre los dos lo habían golpeado.

-Ya basta por favor.-Suplicaba el menor entre sollozos, pero aquello solo provocaba que la sonrisa de Renjun se ensanchara y que aquellos golpes los disfrutara aún más.

-Te dije que no te metieras conmigo.-Soltó.

Como si aquello no lo hubiese repetido unas mil veces desde los últimos dos años.

DongHyuck temblaba bajo su toque. Renjun lo tomó por los pelos y observó el inodoro detrás suyo y un idea cruzó su mente.

-¿Ren que haces...?-Preguntó Jeno observándolo arrastrar a DongHyuck hasta el cubículo del que lo habían sacado minutos atrás.

Más el mayor no respondió y una vez el rostro de DongHyuck estuvo cerca del inodoro solo sumergió su cabeza en este repetidas veces mientras el castaño intentaba poner la mayor resistencia posible pero fallando en sus intentos.

Ese día cuando Renjun por fin se aburrió de jugar con él lo dejó encerrado en el baño, empapado de agua del inodoro, y llorando a más no poder.

-¿DongHyuck?-Llamó Mark trayéndolo de nuevo a la realidad.

Cerró sus ojos con fuerza y una lagrima se escapó de sus ojos. Volvió su vista al pelinegro luego de deshacerse del rastro de aquella lagrima, y le sonrió al contrario.

-Deberíamos ir a clases.-Soltó aún con una sonrisa en su rostro dispuesto a irse, sin esperarse que una mano tomándolo del brazo lo detuviera.

-Gracias por advertirme.-

Luego de aquello salieron del baño y cada uno se fue por su lado.





























MarkHyuck | meet youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora