D O S

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Omnisciente

Nyoko no tenía ánimos de hablar ni golpear con y a nadie, por lo que ignoró ese sonido, pero prestó atención en cuando el sonido se empezaba a detener a lado de ella, y la persona que conducía le habló: 

— Sé que no es muy apropiado de mi parte decirle a una mujer que anda sola a la mitad de la noche esto, pero, vengo se allá atrás, y la lluvia comienza a ser más fuerte, y si sigues a ese paso, te alcanzará y no será agradable.

— Ajá. —Se limitó a responder, aún sin mirarle a ver.—

— No puedo dejarte aquí sola.

Hubo un silencio.

— Estamos perdiendo tiempo, es la última vez que lo diré, te llevaré a donde me pidas, soy una buena persona. —Repitió el hombre.—

Nyoko lo volteó a ver, logrando ver a un muchacho de su edad aproximadamente, tenía el cabello corto, y no le podía ver muy bien el rostro, pero sí pudo ver su uniforme.

— ¿Eres de la Tokyo Manji? —Preguntó la joven, deteniendo su paso y mirándolo.—

— Espero que eso no empeore la situación. —Afirmó de una manera indirecta.—

Nyoko lo pensó.

— Está bien, solo porque he oído que los integrantes de ToMan son realmente fieles a sus lemas.

El joven miró algo curioso a Nyoko, a lo que ella respondió girando los ojos y diciéndole que ella también era parte de una pandilla, o al menos hasta hace unos minutos.

Se subió atrás de la motocicleta, y no tuvo de otra que agarrarse de la cintura del de cabello corto, no quería caerse.

Pero ya era muy tarde, la nube de la que caía la lluvia a montones había avanzado demasiado, por lo que solo pudieron avanzar hasta llegar a una parada de autobuses, que contaba con una banca, un techo y un pequeño foco que tintineaba.

Se detuvieron ahí, y se sentaron.

Nyoko pudo ver su rostro con claridad: un joven con ojos claros, cabello con tonos lila, y un arete/pendiente colgando de su oreja izquierda.

— Te lo dije. —Habló viendo el clima que estaba enfrente de ellos.— Solo nos queda esperar a que pase, si salimos así, lo más probable es que tengamos un accidente.

— Lo siento. —Se disculpó al ver que por su "culpa" se atrasaron y ahora estaban estancados ahí.—

— No te disculpes. —Dijo, hizo una pausa.— Takashi Mitsuya.

El joven se presentó, mientras miraba a los ojos a Nyoko.

— Nyoko Katsumi. —Se presentó de igual forma.—

Mitsuya pensó, ese nombre lo había oído antes, y en efecto.

— ¿Nyoko Katsumi? ¿La vicepresidenta de M&E? —Cuestionó.—

— Lo era.

A Mitsuya le daba un poco de curiosidad el por qué esa respuesta, pero aún así, entendía que no era de su incumbencia, por lo que asintió y no dijo más.

— ¿Qué sabes de M&E? —Le preguntó Nyoko.—

— En realidad casi nada, solamente que es una pandilla repleta de mujeres, había oído el nombre de la presidenta y el tuyo, y también uno que otro rumor. —Respondió.—

— ¿Qué clase de rumor?

Mitsuya se lo pensó un poco, aquellos rumores de dicha pandilla estaban en cada pandilla de Tokyo, y no eran rumores lindos.

— Solo diré que no tienen buena fama. —Se limitó a responder.—

Katsumi suspiró, dio un suspiro repleto de cansancio y hasta ira, y a decir verdad, se sentía triste del hecho que haberse alejado de esa manera de la única persona con la que estuvo desde que tiene memoria.

— ¿Puedo decirte algo? —Preguntó la joven con la cabeza agachada.— Se ve que eres de fiar, y realmente quiero desahogarme.

— Seguro. —Accedió el peli-morado algo confundido por el hecho de que, hace unos minutos no confiaba en nada de lo que él dijera, y ahora al parecer le quería confesar algo importante.—

Y así era, Nyoko le comenzó a contar toda la historia desde el principio, aunque no con detalles, así mismo, también le contó el desprecio que tenía hacia la pandilla que deseaba desde pequeña.

— Y bueno, por eso ahora me encuentro aquí contigo, sino, estuviera en mi cama intentando dormir mientras escucho como se cojen a Kahara.

— Creo que estar aquí es mucho mejor que eso. —Comentó Takashi mirando hacia el frente.—

— Maldición, al menos hubiera renunciado mañana, no tengo a donde ir para ser sincera.

Mitsuya la miró, ella parecía ser honesta con lo que sentía, además que le tuvo la confianza de contarle todo lo que sucedió.

Lo pensó un poco, lo más probable era que su presidente se molestara con él, pero tenía que hacer algo.

— Tengo una idea. —Habló, Nyoko lo miró con atención.— Se supone que a las 11 de la noche habrá una reunión de la ToMan, y hay algunas chicas, puedo llevarte y les puedo pedir que si te dejan quedarte con ellas esta noche.

— ¿Hablas en serio? —Preguntó Nyoko, la verdad no podía creer que alguien a que acababa de conocer le estuviera ayudando de diversas formas.—

— Claro, todos los de este medio tenemos problemas, y no está demás en poder ayudar a alguien que lo necesita.

Mitsuya esbozó una sonrisa de labios, y Nyoko se la devolvió.

Casualmente, en ese momento la lluvia comenzó a disminuir, haciendo que con rapidez ambos subieran a la motocicleta y se dijeran al punto de reunión de la Tokyo Manji.
 

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Maneater. | Takashi Mitsuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora