Capítulo 02

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Dylan se levanta a las cinco de la mañana para salir a ejercitarse en su bicicleta por la ciudad, era una mañana fría de otoño, las hojas caían de los árboles, el silencio de la mañana se expandía por todas las calles, mientras sacaba la bicicleta y limpiaba un poco su guardabarros dijo en vos baja:

—la veré de nuevo — sonreía como un niño cuando le compraban lo que quería, mientras cerraba la cochera de su casa.

Pedaleando prácticamente a toda prisa, Dylan siempre paraba en una pequeña cafetería llamada Magic-coffee, donde compraba panes de queso los favoritos de su madre la señora Celeste, pero no era la única razón por lo que el se detenía en ese lugar.

La cafetería Magic-coffee abría temprano y cerraba tarde en la noche, vendían todo tipo de panes, bocadillos y comidas livianas, Chocolate caliente y frío, todo tipo de cafés, variedades en bebidas alcohólicas y algunas obras literarias para leer. Un sitio perfecto para reunirse con amigos o familiares y compartir mientras se disfruta de las delicias de un pequeño lugar elegante.

Dylan llego a la cafetería Magic-coffee y recostó a un lado su bicicleta, entró mientras se quitaba los guantes con los que se protegía del frío.

—Buenos dias.

—Buenos dias, bienvenido — le contestó una señora de casi cuarenta y tantos de años.

Dylan se sentó y pidió un café sin azúcar y a la vez también dos panes de queso que eran para su madre.

La señora le fue a buscar el café a Dylan y llamo a su sobrina:

—Azúl, por favor empaca dos panes de queso que están en el horno — le gritó suavemente.

En ese momento Dylan se puso más nervioso de lo normal y se sonrojó con apenas verla saliendo desde el fondo de la cocina, sentado en una de las mesitas de la cafetería sin voltear la mirada hacia ella.

—Buenos días — Saludó Azúl con serenidad como si fueran desconocidos, mientras empacaba en una bolsa los dos panes de queso.

—Bu...buenos días — contestó Dylan con nerviosismo.

Dylan la miraba de reojo, vestía un suéter rojo y un jean negro, zapatos deportivos blancos, cabello recogido con una cola de caballo, una moña en la muñeca de su mano, uñas largas y pintadas, mientras empacaba los panes de queso apretaba sus labios inferiores, esforzándose en que no quedarán uno sobre el otro, se los entrego a su tía y volvió a la cocina.

Azúl y Dylan estudiaban juntos en el mismo colegio en la secundaria, pero nunca intercambiaron palabras ni saludos, Dylan comenzó a enamorarse de ella y hasta ahora no se le había declarado ya que después de tantos años se acostumbró a solo verla y apreciarla desde lejos.

Azúl se mudó a la ciudad hace poco, no se sabía el porque ya que antes vivía con sus  padres, Azúl era una chica tranquila y divertida, estudiaba en la universidad del sur en la ciudad, era un poco distraída y su mayor costumbre era morderse los labios.

La Señora le entrego los panes de queso a Dylan y luego de terminar el café, pago, dio la gracias cómo era de costumbre sus buenos valores éticos y se fue a casa sonriendo por todo el camino.

Llego a casa le había cogido la tarde para ir a la universidad, le entregó de inmediato los panes de queso a su madre y entró al baño de una vez a ducharse.

Noah llegaba a la universidad del norte temprano para luego encontrarse con Dylan en la cancha de fútbol que quedaba atrás de la universidad, miró de derecha a izquierda y no lo veía por ningún lado, le marco al teléfono celular y tampoco respondía, metiéndose el teléfono celular en el bolsillo dijo mentalmente:

Por ti, un café todos los díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora