—Eres tan lindo que si fuera más joven le quitaría el novio a mí propia hija — La señora Sonia lo observaba con una sonrisa.
—¡Mamá!
Noah soltó una carcajada.
—Ven siéntate, ¿Se te antoja algo de comer?
—No tranquila, me iré ahora mismo — confesó Noah.
—¿Ya te vas? Pero si acabas de llegar — Azúl lo miraba haciendo pucheros.
—En realidad me escape de la casa solo para verte — le agarró las cálidas manos de Azúl y dándole un beso en la frente — Si mis padres se dan cuenta que no estoy en mí habitación tendré más problemas con ellos.
Azúl suspiró — Tampoco me has contestado por teléfono...
—Sobre eso... Estoy castigado así que no puedo usar ningún aparato electrónico.
—¿Tus padres son muy amargados? Parece que no estuvieran activos en su vida sexual — confesó la señora Sonia tomando un poco de agua.
—¡Mamá!
Noah rió nuevamente.
—Tu madre es muy divertida — le dijo a Azúl.
—Lo es, aveces me hace pasar mucha pena en público.
—¡Claro que no! — gritó su madre volviendo hacía ellos en la silla de ruedas.
—Mamá... No sé te ocurra decir nada vergonzoso.
Su madre sonrió con malicia.
—¿Ya los dos tuvieron sexo? A puesto yerno le has dado duro a mí hija — soltó una carcajada.
Noah y Azúl se miraron el uno al otro sonrojados.
—¡Mamá!
Noah se despidió rápidamente sacudiendo su mano, dándole un beso en la mejilla a Azúl y salió de Magic-coffee riendo sobre las ocurrencias de la madre de Azúl.
—Hija no puedo creer que aún sigas siendo virgen, tenemos tanto de que hablar.
Dylan sentado en el mueble de su casa esperaba a Noah, ya era casi media noche pero no llegaba.
—Me iré a dormir...
—¿No llegó? — preguntó su madre.
—Debe estar con su novia — confesó Dylan triste.
—Ya veo.
— Mamá... ¿Qué haces despierta a estas horas?
—Estoy preocupada hijo... Ya casi hay que pagar el arriendo de la casa y los servicios. El dinero no alcanza para pagar el semestre de tu universidad...
—¿Por qué no me lo dijiste antes? Hubiera conseguido un trabajo de medio tiempo.
—Prefiero que sigas estudi...
Dylan interrumpió.
—No señora, mañana mismo conseguiré trabajo aprovechando que estoy en vacaciones, cuando entre a la universidad trabajaré medio tiempo — Dylan le dio un beso a su madre en la frente y subió a su habitación.
—Eres tan buen hijo y terco — La señora Celeste sonreía de orgullo.
Azúl volvía a llamar y enviar mensajes a Noah pero no contestaba. Se sentía preocupada, pero sabía que era por sus padres.
—Mamá iré a la obra de teatro para el último ensayo — agarró su bolso dándole un beso a su madre.
—Te deseo lo mejor hija, sé que lograrás que te escojan, vamos por ese sueño — Sonreía alegre, para la señora Sonia era un sueño hecho realidad que su hija triunfara como actriz, algo que ella no logró mantener tanto tiempo por su enfermedad.
—Chao te quiero — Salió corriendo.
La señora Rebeca la hermana de La Sonia se le acercó.
—¿Crees que si debutará como actriz? — preguntó la señora Rebeca inocente.
—¿Acaso no crees que lo logrará?
—Solo lo digo hermana... Ha hecho ya varios intentos hasta audiciones y no la han seleccionado.
—Sé que ella lo seguirá intentado una y otra vez, mientras yo siga viva la estaré apoyando.
La señora Sonia se le escapó una pequeña lágrima.
—Ademas ustedes la han estado subestimando y la han tratado mal desde que estuve internada en el hospital. Todo eso le a afectado un montón.
—Lo hacíamos para darle motivación — confesó la señora Rebeca.
—¡No! Esa no es forma de hacerlo, si yo muero... ¿Quién estará para ella? —Comenzó a llorar repentinamente.
—Hemana... ¿Por qué dices eso? — La señora Rebeca se le acercó preocupada.
—¡En cualquier momento puedo morir! El médico no les dijo nada a ustedes por qué yo no quería que se preocuparan... más que todo a Azúl... — apretaba la silla de ruedas con sus manos, mientras sus lágrimas caían en las piernas.
La señora Rebeca se le aguarón los ojos, estaba impactada.
—Pero me queda poco tiempo hermana y si estoy acá es solo para vivir los últimos momentos con ustedes.
—¿Por qué no te quedaste en el hospital? con tratamiento o algo te hubiera funcionado.
—Ya no hay nada que hacer...
—No quiero... Que mueras... Es muy pronto... No te vayas — lloraba la señora Rebeca.
—Mí único deseo es... Ver a mí hija triunfar mientras yo esté viva y creo que solo alcanzaré a estar en su presentación.
—¿Tan poco tiempo?
La señora Sonia con una sonrisa afirmó con la cabeza.
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Por ti, un café todos los días
Novela JuvenilDylan es un chico universitario un poco tímido, amable y siempre está sonriendo, lleva varios años enamorado de una chica llamada Azúl, que trabaja en una cafetería con el nombre de Magic-coffee. Pero nunca se ha atrevido a hablarle o confesarle los...