Capítulo 30

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Las personas entraban al local para refugiarse de la tormenta de nieve, Franklyn también entró ya que hacía mucho frío afuera.

Noah de inmediato se dió cuenta y se asomó por uno de los grandes ventanales del local.

Las montañas, las calles, las casas alrededor estaban cubiertas de nieve en un instante. Había mucha neblina y no se podía ver ni a cien metros de distancia.

—¡Mierda! — exclamó Noah con mucha preocupación.

—Estás nevadas en las montañas si que son un infierno — confesó su madre al lado.

—Tengo que llegar a tiempo a la presentación de Azúl.

—Esperemos si deja de nevar.

—Necesito mí teléfono — Noah estiró su brazo para que su madre le entregará el teléfono.

—¿Ah? — La señora Nicolle lo miró confundida.

—¡Necesito mí teléfono! — alzó la voz.

—¿Para que hijo?

—Tengo que avisarle a Azúl, seguro estará muy preocupada.

—Ya veo... A decir verdad tú teléfono lo dejé en la casa — Confesó tranquilamente y siguió mirando la ropa a su alrededor.

Noah preocupado no sabía que hacer, lo único que podía hacer era esperar a que dejara de nevar.



El teléfono de Noah sonaba y sonaba en el escritorio de su madre, Azúl lo llamaba desesperada pero nadie contestaba.

—¿Se le habrá olvidado? — preguntó Alexa.

—No lo creo, el dijo que si iba a estar ahí.

Todos estaban esperando el bus para ir al teatro, su madre en silla de ruedas y sus tíos la señora Rebeca y el señor Thomas.

—Tranquila hija, todos los hombres son así, siempre llegan tarde a todo, pero llegan — Dijo su madre bromeando.

Azúl no le causó mucha gracia, pero seguía preocupada, ya estaba oscureciendo.

—Tú concéntrate en la obra que yo trato de comunicarme con el imbécil de Noah ¿Okay?  — Avisó Alexa para tranquilizarla.

Azúl asintió con la cabeza.



Renata ya estaba lista para salir, pero seguía esperando el mensaje de Dylan para saber cuál era la ubicación dónde se iban a encontrar.

Al rato le llegó una notificación, era de Dylan y la ubicación del lugar.

—Pero que lejos está...



Dylan acababa de enviarle la ubicación a Renata, rezaba para que nada malo pasara, ya era casi su hora de salida del trabajo.

—Dylan necesito que entregues todas estas pizzas — Dijo el dueño.

—¿Tantas cajas?

—Si, me pidieron un pedido hace poco y parece que es para varias personas.

El dueño se entró de nuevo a la pizzería.

—Tengo que terminar lo más rápido posible para estar con Renata.



Ya estaba oscureciendo y Noah se mordía las uñas de tanto esperar y seguía nevando.

Franklyn y su madre disfrutaban y reían tomando té caliente.

—¿No quieres un poco hijo?

Noah no volteó a mirar.

—Debe estar desesperado — Comentó Franklyn con un pequeña risa.

—Si esto no funciona para alejarlos un poco tendré que tomar medidas mucho más extremas.

—¿Cómo que medidas Jefa?

La señora Nicolle se quedó en silencio pero con una pequeña risa.

Noah ya no aguantaba, no sabía qué hacer, faltaba poco tiempo para que comenzara la presentación de su novia y no iba a estar allí para verla.

Volteó a ver a su madre.

—¡Iré a verla, llegaré como sea! — Salió corriendo del local.

—¡Noah! — Gritó su madre furiosa.

Estaba nevando muy fuerte, ni en auto, ni en bus podía movilizarse por la carretera, sabía que estaba muy lejos de la ciudad. Iba a ser imposible llegar a tiempo, pero quería intentarlo.

Su madre lo agarró del brazo.

—Vamos para adentro, no puedes salir con este clima — lo jalaba para entrarlo al local.

Noah se resistía.

—Tengo que ir.

—¡Franklyn ven a ayudarme! — Gritaba la señora Nicolle.

Fue rápidamente a impedir que Noah se fuera.

—¿Estás loco Noah? Estamos en las montañas y con esta tormenta nadie puede salir. — Comentaba Franklyn mientras lo agarraba del otro brazo.

—¡Iré como sea!

—¡Maldición! Te traje hasta aquí para que no pudieras ir a ese lugar a ver esa niña asquerosa y no lo vas... — Franklyn le tapó la boca a la señora Nicolle.

Noah quedó mirándolos seriamente.

A su madre se le había escapado todo de la boca.

—Sabia que estabas tramando algo y era esto...

—No dejaré que te sigas viendo con esa niña.

—¿Quieres apostar?

—¡Noah! — Gritó mucho más fuerte.

Noah salió corriendo con la fuerte nevada y el frío abrumador que estaba haciendo. Las carreteras estaban cubiertas de nieve, pero no le importó, siguió corriendo con todas sus fuerzas.

—¡Llegaré a tiempo! Te lo prometo. — Dijo mientras corría desesperadamente.



Azúl ya estaba en el teatro, su madre, Alexa y sus tíos esperaban sentados en el gran teatro de tres pisos, venían personas de otras ciudades y países para ver este maravilloso espectáculo.

Alexa seguía comunicándose con Noah pero no contestaba.

Azúl en el vestuario se miraba en el espejo con una gran sonrisa, era su momento de brillar como actriz.



Dylan llegó al lugar de destino donde habían pedido las pizzas, estaba apurado para ir rápidamente dónde Bryan y Renata.

—Asi que era aquí, con razón pidieron tantas cajas...  la dirección me trae hasta el teatro.







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