Flores ❁

Prólogo

꒷꒦꒷꒷꒦꒷꒦꒦

El día estaba nublado, la vitrina estaba llena de macetas con lindas flores que bailaban a la par con la brisa, adentro de la tienda se encontraba una linda castaña atendiendo a sus clientes con una sonrisa. A ella le gustaba mucho su trabajo, las flores la llenan de alegría ya que le recuerda cuando su papa le enseñaba a como plantarlas y cuidarlas.

Cuándo se enteró que ella obtendría el negocio familiar, que sus padres hicieron con tanto amor y esfuerzo, se puso a llorar de alegría ya que tendría una parte de sus padres con ella.

Por otro lado se encontraba el de hebras moradas que atendía la caja registradora. No mucho tiempo después que la de mejillas rosadas reinaugurará la tienda, el se unió para ayudarla con su nuevo trabajo, solo por medió tiempo ya que todavía estudiaba para su carrera de fotografía.

No era un día caluroso ya que así las plantas podrían respirar sin tanto sol. Le encantaba poner música pop para cantarles a las plantas, asi ellas podrían crecer fabulosas.

Mientras tarareaba felizmente, una sombra se colo cerca de la vitrina donde posaban sus flores, los ojos color zafiro no tardaron en conectar con los chocolates.

－Oh no, aquí viene denuevo－. Avisó de mala gana el de ojeras, mientras miraba de reojo como un encapuchado alto entraba por la tienda.

－Vamos no es tan malo－. Murmuró nerviosamente al ver los ojos fijos de su cajero al recién llegado. －Hola, en que te puedo ayudar－. Exclamó con una sonrisa a su cliente más frecuente, siempre venía a la misma hora, ni un minuto más, ni un minuto menos, era algo extraño por decir ya que siempre se llevaba solo una flor, nisiquiera un ramo, sólo elegía el color, pagaba y se iba.

－Está－. Dijo en seco, mientras señalaba una maceta que se encontraba en la vitrina, vio de reojo como la pequeña ojimiel recogía la planta y hacía un pequeño arregló para que se la llevara.

－Una peonía es una buena elección, ya que solo crecen en primavera deberás cuidarla muy bien, ¿Sabías que las peonías blancas expresan un amor tímido y coqueto?－. El azabache solo asentía a cada palabra dicha por la castaña, era muy divertido mirarla desde arriba, ya que se notaba la diferencia de altura, solto una pequeña sonrisa al ver la flor ya empaquetada y a una Uraraka feliz por su compra.

－No deberías ser amable con gente como el－. Dijo apenas el azabache salió de la tienda. －Eres muy buena para este mundo－. Agregó juntando sus manos en forma de súplica.

－Que dramático eres Shinso, deberías estar más atento con tu novio, el otro día me llamo a las 2 de la mañana para preguntarme que en donde te encontrabas－. Exclamó con un ceño fruncido, para luego agarrar la regadera y dirigirse a sus flores.

－Y tu deberías por lo menos encontrar uno－. Respondió con una sonrisa ladina al ver como la castaña hacía un pequeño puchero mientras regaba las plantas.

Y una cámara a lo lejos capturó ese momento, espero un poco para que la fotografía saliera. Abrió ese álbum tan preciado que tenía hace ya mucho tiempo, pegó la foto y junto a ella la linda peonía blanca que acababa de comprar. Cerró el álbum y dirigió su vista a la pequeña castaña que cantaba a gusto para sus flores.

－Estaremos juntos muy pronto, mi querida Ochako－.