▶️ Sin duda la parte más hermosa de una planta es la flor. Las flores pueden ser de múltiples formas, tamaños y colores. Es algo increíble que un hombre como el sepa eso.
▶️ Los personajes pertenecen a Kōhei Horikoshi creador de My Hero Academia.
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S
e recosto en su sofá soltando un enorme suspiró, no sabía que su cuerpo era muy débil hasta el día de hoy cuando casi la descubren con un inconsciente o muerto, estaba muy desesperada para diferenciar entre la vida y la muerte, tuvo que cargar (arrastro) más de cien kilos desde el lobby hasta su apartamento, estaba realmente cansada y todavía ni lo cura, no sabía porque su conciencia la alienta a recoger personas medio muertas y llevarlas a su departamento. Vio como el hombre que estaba en el piso de su sala se removiá con un ceño fruncido, era más aterrador que Shinso cuando no duerme por 3 dias.
Fue corriendo hasta su baño en busca de alcohol, algodón, pinzas y gasas, muchas pero muchas gasas, no sabía cuanto iba a necesitar pero sus brazos decían que una gasa no iba a ser suficiente. Cuándo tuvo todo listo se arrodilló al frente del cuerpo inmóvil del cenizo y preparo las cosas para curarlo o eso creía que iba a hacer, tenía que hacerlo con sumó cuidado o el se iba a despertar y ella temía con todos sus huesos que el se despertara y formará un alboroto.
Mojó con delicadeza el algodón y con su mayor concentración se dedicó a el. Su cara estaba destruida y se lamentaba por eso, no le gustaba para nada la violencia y se alejaba por completó de esta, en su cumpleaños número seis deseó la paz mundial, era muy inocente en esa edad y no sabía para nada lo que le preparaba el mundo. Limpió con delicadeza la sangre que escurría de sus labios finos, dejaría una marca muy segura. Por suerte los golpes en su cara no eran muy fuertes, dejara una que otra cicatriz pero se ocultara con el tiempo. Suspiró al terminar de desinfectar y colocar las curitas que ayudaban a sanar las heridas de su ojo.
Algunos algodones estaban llenos de sangre y los metió en una bolsa para meterlos a la basura. Se levantó con la poca fuerza que tenía y fue al baño por más algodones, cuando el señor rubio se levanté debía cobrarle por todo lo que había hecho gastar y lo peor era que ni había curado sus brazos y talvez tenía más moretones en su pecho o.... abdominales. Se sonrojó violentamente antes ese pensamiento y agarró rápidamente el algodón sufuciente.
－Señor algodón es el momento de curar tus brazos.－ Dijo con una pequeña sonrisa pensando que solamente hablaba a las paredes, pero estaba muy equivocada. Cuando llego a la sala fue recibida con el cenizo apuntandole con un cuchillo directamente a su cara. Fue algo inesperado pero también fue comprensible, despiertas en el piso de una sala desconocida con un ojo vendado y los brazos rotos, fue una buena idea tomar un cuchillo y defenderte con el. － Que bien que te puedas poner de pie.－ Bromear cuando estaba nerviosa estaba definitivamente en el primer puesto de la lista "Cosas que quiero cambiar de mi", los chistes no eran para nada buenos en un momento de tensión y eso hizo enfurecer al hombre que tenía a varios pasos de distancia.
－¿Como me llamaste? y ¿Porqué estoy en este lugar?.－ Bufó con clara molestia.
－Perdón por el sobrenombre y realmente necesito curarte.－ Lo último lo dijo con demasiada preocupación al ver que su camisa se estaba coloreando de rojo sangre, estaba completamente segura que había una herida muy grave detrás de esa camisa y el solo disimulaba su dolor.
