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La florería no era tan conocida pero aún así daba mucho trabajó, ese día tuvo que ir corriendo a una boda que no estaba para nada cerca, solo porque la novia se le había olvidado su ramo y la habían llamado a última hora

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La florería no era tan conocida pero aún así daba mucho trabajó, ese día tuvo que ir corriendo a una boda que no estaba para nada cerca, solo porque la novia se le había olvidado su ramo y la habían llamado a última hora.

Se despidió de su compañero que se encontraba cerrando el local, para luego dirigirse hacía la estación del metro con la excusa "todavía es temprano". Siempre tomaba el bus porque era más seguro pero tardaba en llegar a su departamento. Ya se imaginaba en la tina dandose un baño con agua caliente y espuma, sosteniendo una copa de champaña, no era tan fan del alcohol pero en algunas ocasiones lo ameritaba.

Pasó la tarjeta por la registradora y empujó la rejilla para poder pasar, espero en una banca desocupada hasta que llegara su tren, la estación no estaba tan llena como los otros días, nunca había estado segura de viajar en metro, algunas veces los pervertidos aprovechan la situación y decidían tocar partes que no deberían tocar.

Y esa noche no fue la excepción, cuándo entro al tren encontro una varilla donde sostenerse ya que todos los asientos estaban ocupados, el metro no tardo en llenarse, aunque ella se tambaleaba por el movimiento del metro alguien encontró la forma de pasarle un mal rato, su espalda estaba siendo retenida por un gran torso seguramente se trataba de un hombre, su trasero estaba haciendo fricción con la pierna de este ya comenzaba a incomodarse, de un momento a otro sintió la nariz del desconocido en su nuca aspirando su aroma, eso fue el colmo.

-¡Oi!..-. Se quedó con las palabras en la lengua al ver que nadie estaba de frente a su espalda, cuándo volteó todo su cuerpo para buscar al pervertido solo se encontró con una señora de mayor edad que la miraba extrañada, se quedo estática un momento y de forma remota hiso una pequeña reverencia a la mayor y volvió a su lugar.

Al salir de la estación no podía olvidar la sensación de que alguien rozara su nariz en su cuello, un rápido escalofrío recorrió su espalda y se le salió un pequeño chillido captando la atención de los que la rodeaban. Ya deseaba bastante ese trago de champaña.

Sus nervios incrementaron más al ver que la calle a su apartamento estaba sin luz, solo suspiro y siguió su caminó. Culparia a los de la electricidad si alguien le tocaba un pelo.

Entró a su edificio y saludó al guardia con un movimiento rápido de mano, llamó al elevador y espero enfrente de el a que sus puertas abrieran. Cuándo el elevador llegó  entró y pulsó su número de piso, las puertas estaban a punto de cerrarse hasta que llegó una mano para evitar que se cierre del todo, las puertas se abrieron nuavemente dejando pasar a un encapuchado que se posiciono alado de ella.

Raramente se encontraba personas en el elevador ya qué el edificio dónde se establecía no era ni de 3 estrellas.

La tensión albergaba todo el espacio, se maldijo mentalmente por vivir en el penúltimo piso ya que éste era el único que podía pagar, se dio cuenta de que el encapuchado no había presionado ningún botón, "Quizás viva en el mismo piso, ¿Será un vecino mío?", no veía mucha gente en el pasillo de su departamento porque siempre salía temprano para ir al trabajo y llegaba a la hora de la cena.

Flores ❁ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora