-Deja que te ayude con eso- dijo Yato tomando un cuchillo.
Megune trataba de cortar una piña en la que una vez fue su cocina.-Fue muy amable Takagui-san en dejarnos quedar unos días.
-Lo sé, y se lo agradezco, pero tenemos algunos trabajos, entonces no podremos quedarnos mucho tiempo. Eh Yukine, ¿Está lista la sopa? Date prisa, tengo hambre.En poco tiempo la cena estuvo lista y servida en la mesa, los tres se sentaron a comer sin decir palabra alguna. La casa estaba sola y las luces del piso de arriba apagadas.
Yato no se sentía seguro en ningún lugar, tenía el presentimiento de que algo ocurriría, algo malo, muy común en un dios de la calamidad.
De pronto rompiendo el silencio el móvil de Yato comenzó a sonar.
-Disculpen- dijo y salió del comedor.
Los shinkis se levantaron pegando la oreja a la puerta de la habitación contigua.
-Te dije que no me llamaras- se escuchaba- si... No, no. Eso no fue lo que te dije, no necesito tu compasión, sí, ya me quedó claro. Escucha padre, estoy molesto así que ve a otra parte a fisgonear. No cuentes conmigo.
-¿Yato tiene padre?- dijo Hiyori perpleja.
-Sí, es un hombre malvado, muy astuto, hace tiempo obligó a Yato a hacer algunos trabajos de dudosa moral-decía Yukine- Yato asesinaba gente.
La mujer se cubrió la boca asustada.
-Eso fue en el pasado.
Ambos levantaron la mirada, Yato estaba a su lado.- gracias a Yukine y a.... Otra persona me alejé de eso. Tenemos un trabajo.
Apartó la mirada de sus shinkis y desaparecieron.
-Megune! Será tu primer trabajo. Esfuérzate.-dijo Yukine al momento de aparecer.
Estaban frente a una tienda de conveniencia.
-Ahora nuestro trabajo es...-informó Yato con gran seriedad- Limpiar el estacionamiento trasero.
Yukine se tiró de rodillas al suelo.
-Y-Yato-sama... ¿De verdad eres un dios?
El joven se llevó una mano al corazón. Se alejó despacio sin despegar la mirada de la mujer.
-Me hiere que dudes de esa forma de tu maestro.
-Bueno yo...
-Andando.
Minutos más tarde el dios estaba listo con un cubre boca, les dio uno a sus shinkis.
El estacionamiento estaba atiborrado de basura y cajas viejas, un aroma a podredumbre flotaba alrededor.
Yukine se quejaba constantemente del difícil trabajo y Yato se molestaba con el chico.
Hiyori barría en silencio, estaba confundida pero evitaba pensar en sus dudas.
-Yukine, ven un momento- Yato dejó la bolsa de basura y salió hacia la calle.
-Quiero que le enseñes todo lo que sabes a Megune. Mi padre aún no sabe que ella regresó, pero si se entera tendremos que cuidarnos y cuidarla a ella.
Regresaron a su trabajo, dos horas después el estacionamiento estaba perfectamente impecable.
"Pensé que nunca acabaríamos" dijo Hiyori sentándose en un pequeño escalón.
-Buen trabajo.Obtuvieron los ¥5 correspondientes a su trabajo y salieron caminando de noche.
-Yato-sama- dijo Hiyori casi murmurando- Si no le molesta... Hay algunas cosas que quisiera preguntarle.
Yato sonrió y le pidió a Yukine que se adelantara.
Las calles estaban solas y en silencio, ambos caminaban por el centro de la calle. Sobre sus cabezas la luna llena brillaba como un diamante claro.
-Y bien... Qué deseas.
-Yo... No recuerdo nada, lo único que sé es que aparecí con usted... Y que había muerto. No sé qué debo hacer.
Se soltó a llorar, de inmediato el dios sintió el dolor de los sentimientos de su shinki.
"Es tan hermosa, incluso al llorar" pensó Yato.
-Escucha... Hay algunas cosas que no te pude comentar... Un dios y su shinki tienen una relación muy importante, tanto el shinki como el dios se necesitan entre sí. Eso significa
que si tú sufres seré apuñalado y sentiré un agudo dolor- Tocó la mejilla de Hiyori con dulzura- ahora Yukine y yo somos tu familia y lo que necesitas, no importa lo que haya pasado antes de que llegaras a mí.
Se acercó recargando su frente en la de la mujer.
-Daré mi mayor esfuerzo Yato-sama.
-Sólo dime Yato.
Se miraron prolongadamente, el dios se preguntaba si debía tratar de recuperar el amor de la mujer. ¿Es correcto que un dios de la calamidad se enamore de su shinki?
-Haré lo posible para...-se detuvo de inmediato recordando que ella no lo conocía del todo.
-¿qué?
-Nada- se alejó sin despegar la mirada de Hiyori- Algún día, Megune, te haré la persona más feliz del mundo.Estaba perpleja mirando a su maestro confundida, sabía que era alguien extraño pero no comprendía por completo su actitud.
Estaba agradecida profundamente por haberla alejado de esa penumbra en la que se encontraba.
-por cierto... Hoy no podemos regresar a esa casa. Iremos a un lugar un poco más cálido. Ven Meki.
Se encaminaron hacia una vieja calle. El lugar parecía un local de comida y por la parte de atrás estaba la entrada a la casa.
-Qué lugar es este?- preguntó la bufanda.
-Aquí viven...
-Yatiiii- gritó una dulce voz, una chica de cabellos rosados corrió a abrazar al dios- pensé que estarías tomándote un tiempo más. Ya sabes, desde...
Daikoku se asomó desde la entrada.
-Kofuku quiero presentarte a alguien... Megune... Regresa.
La bufanda brilló y regresó a su forma humana. La mujer sonrió y saludó educadamente.
-Megune... Ella es la diosa Kofuku y su shinki Daikoku. Son unos viejos amigos y nos dejarán quedarnos aquí.- esto último lo dijo mirando a Daikoku con ojos de perrito.
-Megu-chaaaan- dijo Kofuku y corrió a abrazarla, tenía lágrimas en los ojos y una gran sonrisa en los labios.
Daikoku la saludó efusivamente, Hiyori se sentía extraña en presencia de esas personas. Detrás de la conmoción la cabeza rubia de Yukine asomaba.
-Pensé que no llegarían.
-Daikoku, dale de comer algo a Yuki y a Megu.
El shinki los dirigió al interior de la casa.
-Sé lo que vas a decir-dijo Yato antes de que la chica hablara.
La diosa clavó la mirada en el suelo, estaba aliviada y algo confundida.
-Supuse que cosas malas pasarían si ella te olvidaba... Después de todo eres un dios de la calamidad.
-Decidí ser dios de la fortuna, no puedo creer que lo hayas olvidado... Pero esto... Esto no es correcto.
-Eso no te detendrá... Estas enamorado, Yato, tú realmente la amas.
Yato suspiró con tristeza.
-Sí, la amo y es incorrecto e inapropiado, pero no puedo evitar pensar en ella todo el tiempo, desde siempre la he amado. Incluso la he deseado más que a nada en este mundo, tener su sonrisa a mi lado era lo único que necesitaba, ella me entregó un santuario, ella... -comenzaba a derramar algunas lágrimas con la mirada en el cielo- todo lo que hemos vivido ha sido lo mejor que me ha pasado, dejé de asesinar, ella me aceptó cuando supo lo que era, se arriesgó tanto por mi, ella me salvó cuando estaba en la obscuridad... Que Hiyori olvide todo eso, que ella me haya olvidado, es como si hubiera muerto, como si una espada estuviera clavada en mi corazón, es un dolor que nunca había sentido, es peor que desaparecer...
Kofuku sonrió.
-Yati, lo que haga un dios no será cuestionado por nada ni nadie... Si la amas así como creo que lo haces lo correcto será empezar de nuevo, sigue siendo ella, y al ser ella estoy segura de que te amará nuevamente aún pasen miles de años... Ustedes están unidos por algo más fuerte que la muerte.
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La muerte de Hiyori (Noragami Fanfic)
FanfictionFan fic. del manga Noragami. Narra la lo ocurrido años después de los incidentes con el mago. La vida de Yato no será la misma desde aquella tarde en en hospital de los padres de Hiyori.