Tu nombre

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"Hemos tenido días tranquilos, hace casi una semana que vi a aquella niña aterradora. Hasta ahora no hemos ido a trabajos peligrosos, únicamente atendíamos tiendas y paseábamos perros.
Me he divertido mucho desde que conocí a los chicos, Yato..."
-¿Qué escribes?
Yukine entró a la habitación con un vaso de jugo. La lluvia golpeteaba las ventanas y el aire frío pasaba por el pasillo.
Megune cerró su libreta.
-Yato dijo que era buena idea que escribiera lo que pasaba diario, así cuando fuera un gran dios no tendría que contar la historia mil veces, sino que sería relatada por mi... Aunque creo que eso tardará demasiado en ocurrir- sonrió amablemente.
-Ya veo, bien asegúrate de no omitir nada. -Dejó el vaso en el suelo y se recostó mirando al techo-Por cierto ¿Sabes algo de Yato?
-Dijo que daría una vuelta, desde eso no lo he visto.
Yukine asintió, a dónde podía haber ido...

*****
Caminando en silencio Yato recorría un viejo camino, el césped era alto en algunas partes, miraba pensativo el camino que recorría. Pero todo su semblante cambió cuando llego a su destino. La tumba de Hiyori, se preguntaba si en alguna parte de ella estarían sus recuerdos; pero no era justo, la vida se la había arrebatado, tal vez no se convirtió en un dios de la fortuna o tal vez esta era la manera del destino de gritarle que no negara su verdadera naturaleza. Un dios de la calamidad.
Se sentó frente a aquella lápida que entre símbolos podía leerse aquel nombre que para él, había sido el más dulce que nunca había pronunciado, un nombre que desde aquel día había sido prohibido para él.
-Iki Hiyori...-tan lejano le sonaba. Estaba ahora sumido en penumbras que el mismo se había generado, estaba seguro de que si fuera humano seguramente habría sido devorado por completo; pero el corazón es fuerte, tan fuerte que se esforzaría por luchar cada día para poder recuperar o crear nuevos recuerdos con ella, estos recuerdos nadie se los quitaría jamás.

-Hola Ya-bo-ku
Giró de inmediato topándose con su antigua shinki, Nora.
-¿Qué quieres aquí?- gritó furioso.
-Esto es patético, nuestro padre se enteró de lo ocurrido el otro día... No está contento. Toda su alegría de aquel día cuando vino a bailar en la tumba de Hiyori se ha esfumado- decía usando un tono tan seco que hacia enfurecer a Yato, él corrió hacia ella pero lo evitó rápidamente- ¿Olvidaste lo que pasó con Sakura? Puedo hacer que suceda de nuevo... Todo ese dolor que sentiste... Podría repetirse y multiplicarse por mil.
-¿Qué es lo que quiere?- dijo bajando la mirada tratando de aterrizar en lo ocurrido.
-Él quiere que regreses, no que te quedes con nosotros sino que hagas algunos trabajos- se acercó encajando sus fríos ojos negros sobre el dios- como en los viejos tiempos... Dame un nombre y úsame de nuevo. Esta es una guerra que jamás podrás vencer, puede que haya pasado tiempo pero siempre se repite la historia. Te extraño, Yato. Regrésame el hermoso nombre que me diste.

El dios se puso de pie trabajosamente, miraba la roca grabada con el nombre de su amada.
-Perdóname, Hiyori.
Nora soltó una risa helada y se colocó frente a Yato.
-Tú... Sin donde ir ni dónde volver, te daré un lugar al que pertenecer. Mi nombre es Yato. Tomando un nombre humano permanecerás, con este nombre te haré mi sirviente, con este nombre y significado usaré mi vida para hacerte un Tesoro Divino. -Al decir estas palabras comenzó a trazar un símbolo con ambos dedos-. Como nombre Hiro, Como tesoro divino Hiki- clavó sus ojos infestados de ira sobre la niña-, ¡Ven, Hiki!

La muerte de Hiyori (Noragami Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora