Fan fic. del manga Noragami.
Narra la lo ocurrido años después de los incidentes con el mago.
La vida de Yato no será la misma desde aquella tarde en en hospital de los padres de Hiyori.
—Tienes que liberar a Nora... — Yukine miraba de reojo a Hiyori, era la primer barrera que creaba y no estaba seguro de que pudiera mantenerla por mucho tiempo.
Yato se puso de rodillas, a unos metros se podía ver a la errante sufriendo; estiró su mano hacia la niña que agonizaba y con debilidad pronunció:
—Yo, Yato, tu maestro te... libero del nombre que te... he— bajó la mirada, sus ojos se cerraron y cayó en seco, estaba completamente inconsciente.
—!Yato!— Gritó Hiyori desintegrando la barrera, le tocó el hombro al dios pero el estigma cubrió los dedos de la mujer.
—!Coloca el límite de nuevo!— ordenó Yukine —Yato... despierta... tenemos que salir los tres de aquí.
!Yato!
!Yato!
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El aire se arremolinaba al rededor de los shinkis, tendrían que asesinar a Nora pero ¿Cómo?
—Meg... ¿sabes lo que ocurrirá ahora?— Decía Yukine manteniendo la barrera que los protegía de los monstruos... estaba demasiado débil y eran ya demasiados.— Yato no puede ayudarnos ahora... pero nosotros podemos salvar a nuestro Maestro.
—Yukine...— Hiyori miró al dios con tristeza, sujetaba con fuerza el dobladillo de su manga mientras apretaba los labios, en su mirada podía verse el miedo— Dime qué hacer.
Cada segundo que pasaba los ayakashis se amontonaban sobre la barrera golpeando con fuerza, parecía inútil pero poco a poco una grieta se comenzó a formar en la parte más alta, la lluvia caía con agresividad sobre los shinki.
—Cuando la barrera se rompa atacaré a los ayakashi con todas mis fuerzas, tienes que hacer una barrera tan fuerte como la de hace un rato... debes proteger a Yato.— Dijo Yukine preparándose para atacar.
Hiyori asintió ignorando el ardor que sentía en la mano con la que tocó a Yato.
—Tres... Dos... ¡AHORA!
El shinki soltó la barrera y corrió con gran velocidad hacia el frente de Yato, con todas las fuerzas que tenía cortaba con límites a los monstruos de ultratumba; al mismo tiempo Hiyori mantenía una barrera que los separaba de Yukine.
—Hiyo...— articulaba con dificultad el dios— Megune...
La chica giró con sorpresa, creyó que Yato estaría inconsciente por mucho tiempo.
—¡Yato!— gritó y se acercó más al dios sin soltar la barrera.
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