𝗘𝘀 𝗻𝗼𝗿𝗺𝗮𝗹 𝘁𝗲𝗻𝗲𝗿 𝗺𝗶𝗲𝗱𝗼...
En algún punto puedes entender que el miedo solo puede hacer dos cosas esenciales contigo.
→ Puede paralizarte hasta el punto de que ya no reconozcas tu alrededor.
→ O puede hacerte saber en tu interior que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las cenizas se alzaban con el viento, hacía calor, mucho calor, pero por alguna razón ella no sentía nada, no sentía el fuego contra su piel, ni el espeso líquido bajo sus pies, solo estaba ahí, existiendo en medio de aquella escena que no la dejaba respirar.
La bicolor alzó sus manos viendo cómo estas estaban envueltas en negro y la sangre salpicaba algunas zonas de sus manos, luego llevó estas a su rostro, estaba confundida, aturdida y estocada.
¿Qué está pasando? ¿Por qué estaba ahí?
Una risa. Kataki escuchó una risa a un lado de ella haciendo que se volteara con algo de pánico; — ¿Qué pasa? ¿Qué quieres? — preguntó con sorna. Comenzaba a saber qué estaba pasando.
O eso esperaba.
Un susurró, un murmullo que salió acompañado de un escalofrío por parte de ella. — No es cierto, no haré nada que sea perjudicial para ellos. — habló a la nada.
Otro más, para ese punto Kataki llevó ambas manos a sus oídos tratando de callar sus risas burlescas; — Cierren la boca, ¡cállense! — gruñó activando su Kosei, Yami. — No saben nada de mi y así se va a quedar. ¡Eso no volverá a pasar! y me aseguraré de eso. — habló con temor.
Un grito.
Ali dió un respingo encogiéndose en su lugar, su cabeza al igual que sus manos comenzaron a temblar levemente, la firmeza con la que habló se fue por el caño en cuestión de segundos y dió paso a su estado más vulnerable.
Las escleróticas de Ali cambiaron a un manto negro, sus iris se volvieron amarillos y sintió cómo la oscuridad se esparcía en sus venas combinándose con su sangre.
— No haré nada malo. No haré nada malo. No haré nada malo- — repitió una y otra vez, su respiración se agitó teniendo un ataque de pánico, la risa burlesca de la sombra apareció frente a ella haciendo que Ali levantara la mirada.
Ahí estaba.
Agachado frente a ella con esa blanca sonrisa reluciendo en su tétrico y oscuro cuerpo sin forma precisa.
De repente el fuego alrededor aumentó su intensidad, arrasó con todo su alrededor a pesar de que no había prácticamente nada y Kataki decidió cerrar sus ojos con el ceño fruncido. Escuchaba un eco, una voz borrosa detrás de ella pero no era precisa, no sabía quien era y tampoco le importaba, sin embargo, comenzó a importarle cuando de un momento a otro sintió un agarre suave en sus hombros.
— ¡Ali! — Shoto subió un poco más su tono de voz, Kataki levantó la mirada comenzando a ver a su alrededor, ella se encontraba en la sala de espera, todo estaba intacto, miró sus manos, estaban impecables y seguramente su rostro no tenía nada, — ¿Te encuentras bien? — preguntó.
