La tribu Orni

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A pesar de los contratiempos y dificultades del viaje al fin consiguieron con su meta, salieron del cañón con éxito, evitaron a los guardianes, recuperaron la memoria de Link, se enfrentaron a unos monstruos, consiguieron los santuarios, la torre y hasta la gran hada. Hubo un pequeño incidente con un Talus que no tenía previsto Cristina que estuviera tan cerca del camino principal pero al final lograron salir ilesos, esta vez no se detuvieron en el Rancho de la tribu Orni, aprovecharon de que estaba a solo unos pasos de distancia.

- No me imaginaba que la princesa Zelda de verdad me odiara de esa manera

- No te odiaba... solo estaba molesta consigo misma y tu estabas en medio

- ¿Por qué era su guardia personal?

- Eso y por otras razones...

- ¿Así cuáles?

- ¿Por dónde empiezo?... eres terriblemente irritante

- ¿Irritante?

- También imprudente y muy molesto

- Auch, me ofende que pienses así de mí

- Es mejor que mentirte...

Al escuchar la voz tan agotada de su compañera le hizo dudar si estaba bien.

- Hey, ¿Estás bien?

- Estoy bien... ¿Por qué no lo estaría?

- Te escuchas cansada

- Pft, yo no... estoy muy despierta

Link se detuvo y la volteo a verla, no se veía despierta en ningún sentido.

- ¿Quieres que te lleve?

- Nah, estoy bien

Cristina bostezaba y se tallaba sus tiernos ojos cansados, era más que obvio que se caía de sueño la pobre chica, Link sonrió ligeramente y fue hacia ella sosteniéndola de los brazos con suavidad.

- Estás muy cansada, necesitas dormir

- Estamos por llegar... una vez allá iremos a la posada y listo

- No, estas exhausta. Empieza a hacer frio, sé que no lo soportas así que haré una fogata rápido y te prestaré mi capucha... es más cálido que tu suéter

- Te estás preocupando demasiado por mi

- Tu solo recuéstate

Link la ayudó a recostarse en una zona donde el césped fuera más cómodo, mientras él sacaba las cosas de su Tableta Sheikan para hacer una fogata, las mantas y su capucha forrada. Una vez que la fogata estaba encendida levantó con cuidado a su compañera medio dormida para ayudarle a ponerse la capucha y la cubrió con su manta para evitar que tuviera frío, y las rocas alrededor ayudaban a evitar que las corrientes de aire de la zona apagaran el fuego o les causaran más frío.

Estaba por levantarse cuando siente como su compañera recargó parte de su peso en su pecho, se había quedado profundamente dormida sobre él, trató de buscar la manera de quitarla de encima suyo para poder dormir al otro extremo pero sentía que si se movía la despertaría seguro. Después de verla un rato había notado que lucía totalmente adorable dormida, con la luz de la fogata sobre su pelo igual que la noche en que la conoció, "Quizás dormir juntos una noche no esté tan mal" pensaba.

Así que se acomodó para poder estar acostado junto con ella, contempló un momento las estrellas hasta que sintió como un brazo rodeo su pecho seguido de un pequeño murmullo.

Un juego muy realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora