IX. La onceava persona

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Durante las primeras semanas de clases, el variopinto grupo que se formó en torno a los gemelos Potter llamó la atención de toda la escuela. Muchos allí habían crecido escuchando toda clase de cuentos sobre Ace Potter, El Niño Que Vivió, así como viendo los numerosos artículos que aparecieron sobre él en la prensa del Mundo Mágico a lo largo de los años. Mentirían si dijeran que no estaban deseando asistir a Hogwarts y hacerse sus amigos.

Pero, como sucede con muchas figuras públicas, pronto se dieron cuenta que el Ace Potter que se mostraba en las revistas y los diarios distaba mucho del Ace Potter real. En las fotografías siempre aparecía sonriendo y saludando a la cámara, y muchos, posiblemente en su inocencia de juventud, esperaban que Ace Potter fuera eso. Sin embargo, fue lo contrario: Ace Potter no parecía querer más compañía que la de su hermano, el misterioso Gemelo Potter Perdido, y además de él, sólo parecía soportar a ese grupo extraño de primeros años (sin contar a Cedric Diggory) que se juntaban con el Gemelo Perdido.

Y luego estaba ese rubio nacido de muggles: ¡de alguna forma era tan cercano a él como su mismo hermano! Y eso no agradó mucho a los sangre pura, que sintieron como si ese don nadie les hubiera arrebatado la oportunidad de conocer a El Salvador del Mundo Mágico. Muchos de ellos habían recibido indicaciones de sus familias de lo vital que era ganarse la amistad, o al menos el reconocimiento, de Ace Potter. Con su fama, además del título que heredaría, tenerlo como aliado sería muy importante para mejorar su situación en el Mundo Mágico de cara a su futuro. Y Ace Potter los había rechazado a casi todos. ¿Cómo entonces ese huérfano nacido de muggle sin valor alguno había logrado llegar a convertirse en el mejor amigo de Ace Potter? Y, para horror de algunos, incluso lo habían escuchado llamarlo hermano.

Muy bien, pensaron algunos, si no podían acercarse a Ace Potter directamente, entonces intentarían llegar a él a través de Harry, su gemelo.

No hubo suerte. El chico menor de los Weasley actuaba casi como un guardaespaldas para él: siempre vigilando a quienes osaban acercarse más de unos pocos metros, con esa mirada que solía asustar a los otros de primer año. Y si no era él, era el chico Longbotton, con quien parecía tener una afinidad inusual y, junto con Terry Boot de Ravenclaw, ya se habían ganado varios castigos por jugar al ogro en los pasillos. Los Ravenclaw no estaban nada contentos con eso: se jactaban de ser una casa respetable que siempre seguía las reglas. Un Ravenclaw no podía comportarse de esa forma tan... Gryffindor.

Algunos Ravenclaw intentaron llamar la atención del chico Boot sobre esto, resultando en que tuvieran que conocer a Hermione Granger. En pocas palabras, esa chica daba miedo. Siempre parecía tener un comentario de lo más retorcido que decir a quien se acercara con una «mala intención» a Terry Boot. E incluso siendo una simple nacida de muggles de primero, había algo en ella que provocaba escalofríos hasta a los chicos de los cursos más altos, por lo que era preferible no acercarse demasiado a ella.

¿Quién más? ¡Oh, sí! La chica Weasley de Slytherin (todavía se sentía extraño nombrar a dicha casa seguida de ese apellido). Tal vez era la peor: ella no intentaba alejarlos de Potter, por el contrario, podría facilitarles una «cita» con cualquiera de los Gemelos Potter... por una módica suma. Por supuesto, hubo quienes intentaron engañarla. Mala idea. No estaba indefensa, podía lanzar un hechizo mocomurciélago con la precisión de un alumno de nivel EXTASIS. Y si esquivabas eso, Draco Malfoy estaba allí listo para cobrar por ella. En el muy extraño caso que superaras a Malfoy, todavía tendrías que lidiar con una semana de bromas de lo más pesadas por parte de los Gemelos Weasley por haberte atrevido a molestar a su hermanita.

Y allí fue donde los alumnos finalmente se rindieron en sus intentos de tener influencia sobre los Gemelos Potter. No iban a pagarle a Ginny Weasley por conversar cinco minutos con el hermano que ni siquiera era El Niño Que Vivió, y no se arriesgarían a despertar su ira. Esa mocosa de primero resultó ser la única capaz de controlar a los Terribles Gemelos Waesley. Una simple palabra de ella, y significaba que los dos más grandes alborotadores de Hogwarts desde los días de James Potter y su tripulación estarían sobre ti.

Piratas del mundo mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora