5.Cartas y más cartas

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Hoy me he despertado con un poco de dolor de espalda por dormir en el suelo, pero estoy bien.

Cuando desperté, me quedé mirando el techo en el suelo.

No sabía si dejar a mi amigo solo en Londres era una buena opción.

A los pocos minutos, John se despertó y me dijo:

-Am, son las 7:58 am. Debemos vestirnos o nos pasaremos de la hora.

-Ok-le dije.

Cuando nos vestimos, ya eran las 8:38 y debíamos bajar para desayunar.

Yo me vestí con ropa de mi hermano, y John se vistió con la ropa que trajo.

Bajamos al primer piso y entramos en la cocina.

Era una cocina muy vieja, sucia y pequeña, en donde no cabían más de tres personas. No había NADA para comer, solo había sartenes, teteras, platos y cubiertos.

-¡¿En serio?!-dije-¡¿pagué una fortuna para esto?!

-Vámonos, este es el peor lugar para hacer algo-dijo John.

Por el borde de una tetera, se veía un sobre de cartas.

Me acerqué y lo saqué de la tetera.

Era un sobre sin dirección, pero tenía un destinatario: yo.

Por delante decía: "Amelia C."

Estaba escrito con tinta y pluma. Lo iba a abrir después porque no sabía que podría contener.

-¿Qué es eso?-me preguntó John.

-Nada-dije escondiendo el sobre-pensé que había algo en la tetera y la abrí, pero no había nada.

-Ok, ahora vámonos de aquí-dijo.

-Voy a buscar mis cosas y vuelvo-dije.

Subí mientras él se quedó abajo.

Tenía el sobre en mis manos. Deseaba guardarlo antes que alguien se diera cuenta. Pero... ¿Por qué tenía mi nombre?

O sea, John es mi mejor amigo, pero igual puedo esconderle cosas, ¿no?

Alguien nos espiaba, alguien que era muy silencioso.

Abrí la puerta y entré a la habitación 3.

Agarré mi mochila y en ella guardé el sobre. También agarré mi guitarra y me la llevé hasta el primer piso.

Ahí, me encontré a John, que estaba impaciente por irse.

-Ya, lista-dije.

-Ok, vámonos ahora o nunca-dijo.

Salimos de la "posada" y paramos en la puerta.

-Bueno, creo que debemos separarnos aquí-dije mirando al piso.

-Sí, fue un placer pasar la noche con tigo-me dijo.

-Voy a ir con tigo.

-No-me dijo-no puedes o estaré en riesgo.

-¿Por qué?, ¿A dónde vas? Dímelo-dije.

-No puedo, cuando nos volvamos a ver te lo diré.

-¿Cuándo será eso?-pregunté.

-Todo a su tiempo-respondió.

John tomó mi mano, la besó y dijo:

-Hasta la vista, Amelia.

Se despidió con la mano y desapareció en una calle hacia el este. Me había quedado sola en la calle, SOLA.

Les contaré por qué me vestí de hombre:

AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora