CAPÍTULO 11

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Silvia

Me despierto con un dolor en el cuerpo ¿y un mal presentimiento? ¿Porque me siento así? ¿Habrá pasado algo? Escucho que tocan la puerta varias veces y ruedo los ojos.

- ¿Que habrá pasado ahora? - me pregunto.

- Silvia, tenemos que hablar - dice el presidente del club, suspiro, me levanto de la cama, me encamino hasta la puerta y abro. El presidente me observa nervioso.

- ¿Qué pasó?- pregunto confundida.

- Anaut está en el hospital. Pregunta por tí - informa. Algo en mi pecho se oprime y el mal presentimiento viene a mí, sacudo mi cabeza, suspiro.

- ¿Porque me avisas sobre eso? No soy nada de él - hablo entre dientes.

- El quiere verte - responde, cruzo mis brazos y niego con la cabeza.

- No quiero verlo por culpa de él, estoy acá encerrada - es lo único que digo y doy una paso atrás, me encierro de nuevo, pero alguien rompe la puerta de una vez, el presidente está frente mío enojado.

- Se supone que tú eres una persona decente, madura y capaz de entender todos los riesgos que hay afuera solo por exponerte. Tu eres de nuestro club desde que tú hermano vino aquí, Silvia. Debes quedarte aquí como todas las mujeres - explica Ezosi y nuevo varias veces.

- No, yo no soy de aquí. No voy a seguir las reglas de este lugar, yo soy una mujer libre que sabe sus derechos. No me pueden retener aquí, no soy mujer de tu amigo ni de nadie. Esta misma noche me iré de aquí - expreso decidida y con la cabeza en alto por mi.

- Como le dije a mi hermano; No estamos en la edad media para que me digan que por un maldito beso ya soy de él - sigo hablando enojada. El presidente se queda pensativo y asiente varías veces con la cabeza.

- De acuerdo, puedes irte de aquí - accede y niego varias veces.

- Ezosi, no te estaba pidiendo permiso. Yo me iré de aquí - hablo, me doy la vuelta, me encamino hasta el armario saco mis cosas y empaco todo cuando termino de hacerlo, observo al hombre.

- No quiero que me busquen. No quiero nada de ustedes - es lo único que digo y salgo rápido de la habitación me voy hasta la salida del club, no miro a nadie, no tengo intención de mirar hacia atrás.

Escucho que alguien grita mi nombre reconozco la voz enseguida y me soy la vuelta; mi hermano está frente mío.

— No te vayas, Silv. No te vayas, no me abandones — súplica llorando y cae el suelo poniéndose de rodillas, junta sus manos.

— Barty, sabes que este no es mi lugar — menciono dejo mi maleta y extiendo mis manos para ayudarle a levantarse y acepta.

— Por favor, quédate, hermana. No te vayas. Hablaré con el presidente para que duermas conmigo, no estarás con Anaut solo con tu hermano menor — sigue suplicando y me abraza fuerte, me quedo pensando, bajo mi cabeza para no mirar su puchero.

Quién diría un prospecto que es fuerte, se hace suplicar ahora.

— Prometiste que te quedarías conmigo en las buenas y en las malas ¿Recuerdas?  Prometiste que no me abandonarías — se queja y le fulmino con la mirada.

— No quiero que nadie me diga que tengo que hacer, no quiero que nadie me ordene o me tenga encerrada, quiero ser una mujer libre  — es lo único que digo y observo que Barty hace una mueca.

— ¿Quién dijo que estarás encerrada, que seas una mujer sumisa?¿El presidente? — pregunta y asiento varias veces con la cabeza.

— El presidente solo nos cuida, nos protege, Silvia, quiere lo mejor para todo el club sino lo dijo fue porque no quiere que nadie salga lastimado — explica y niego con la cabeza, me alejo de él.

— Ya no seré una mujer así, no volveré a lo mismo jamás, sabes todo lo que he sufrido con mi ex pareja — menciono y aprieta su mandíbula con nervios, lo escucho suspirar.

— Te vendré a visitar cada vez que pueda, Barty pero no me puedo quedar en un lugar, lo siento. Me tengo que ir — aclaro, abrazo a mi hermano y me voy a la salida.

Estás tomando la decisión correcta, Silvia, no te eches para atrás.

Cruel Atracción (#2 MC W.K.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora