Capítulo 4- Cita, desastres, besos y alcohol.

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Clara me observaba con ojos inquisitivos, había dejado la ropa negra en el suelo y la peluca a un lado, mis cabellos naranja estaban todos alborotados. Observaba con una sonrisa la pantalla de mi celular.

Lo había obtenido.

Axel le había escrito a Tina, un poco seco y malhumorado, pero aceptó salir mañana como agradecimiento por salvarme, si yo lo planeaba no me salía mejor.

Esa noche soñé con mis días en el instituto, dónde fastidiaba al pobre chico... ¿Me gustaba por lástima? No, no, él me gusta porque si ¿Verdad?

Me gustaba.

El día había empezado tranquilo, me levanté temprano lejos de todo pronóstico, solo porque la noche anterior no me había ido de fiesta, Sabrina si y no obtenía respuesta de su parte. Aunque no apoyaba mis intentos de gustarle al nerd, estaba atenta al chisme.

Cogí del armario una pijama para estar en casa, ignore a la cocinera y solamente tome un poco de cereal con leche, raras veces tenía estos momentos. Subí las escaleras con el boll en la mano y me senté frente al gran TV pantalla plana de mi habitación, lo encendí y busqué el canal de caricaturas que veía cuando niña.

Tenía que relajarme para esa tarde, tendríamos una cita dónde Tina le agradecería por salvarla ayer y vaya que se lo agradecía, no sabía que hubiese sucedido si no aparecía.

A las dos de la tarde recibí un mensaje de Sabrina contándome su noche, parecía que Cameron ya me había conseguido reemplazo, lo bueno era que no me importaba en lo más mínimo.

Me vestí nuevamente como Tina, me empezaba a gustar la ropa y la peluca color negro me hacía ver la piel mucho más pálida. Pinte mis labios de negro al igual que mis párpados y mi ropa, volví a poner los piercings y ya estaba lista.

Al dirigirme a la puerta Clara me observó con desaprobación nuevamente.

-¿Me dirás algún día porque estás vistiéndote así? -preguntó.

Extendí mis brazos al rededor de ella y le di un beso en la mejilla. La notaba cansada y con muchas más ojeras de las que solía tener, su rostro parecía tener arrugas nuevas.

-Ya te dije, es un experimento... ¿Te sientes bien? Últimamente, te veo más cansada.

Evitó observarme directamente a los ojos, pero aun así respondió vagamente.

-Estoy bien, ve y has lo que tengas que hacer, pero pórtate bien... No me gusta cuando tu madre te reprende. -Acaricio la peluca.

Asentí con la cabeza y salí de la casa sin darle importancia, si ella decía que estaba bien, así era.

Había quedado en encontrarme con Axel a las cinco de la tarde, comeríamos helado para compensarlo y no le había dicho, pero lo llevaría a comprar unos anteojos nuevos.

Subí al taxi que me llevó hasta el lugar donde habíamos quedado, la tarde estaba hermosa, aún no empezaba a verse el atardecer, pero pronto lo haría.

Caminé hasta llegar a la entrada del sitio, decidí sentarme en una mesa a esperarlo hasta que llegara para poder ordenar un helado. Nunca había estado en ese barrio, las calles se veían más sucias y un poco más deterioradas y las casas... Eran mucho más humildes de lo que acostumbraba ver. Él había pautado el lugar.

Empezaba a temer que no apareciera, todas las miradas estaban puestas sobre mí, aunque no estaba vestida singularmente extraña, mi ropa negra de marca.

Media hora después suspiré, estaba a punto de levantarme cuando la campanilla de la puerta sonó, lleve disimuladamente mi mirada hacia el lugar del sonido y mi corazón se aceleró, el chico se veía diferente, no tenía anteojos que opacaran sus finos rasgos y sus ojos particularmente negros.

¡Ayuda! me obsesione con el nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora