Capitulo 10

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Al fiiinn un capituloo... de nuevo me disculpo, mi compu y mi internet aun estan indispuestos. Saben que los quiero. Disfrutenlo:)

 -Ya es hora.- Murmuré

 -No quiero irme.- me respondió ella

 Sara ya se encontraba en la estación de autobuses, pero se negaba a soltarme. Josué acomodaba el equipaje en la maletera del camión, mientras nos observaba con cara entre triste y enfadada. Nuestra hermana no dejo de hablar de lo mucho que nos echaría de menos, de cómo nos llamaría y pensaría en nosotros cada día y en que definitivamente volvería las próximas vacaciones. Se había despedido tantas veces que el sentimiento de vacío al alejarnos de nuestra preciada hermanita se esfumo más o menos, en el "adiós" numero 24.

 -Sarahi, el camionero se está molestando- intervino Josué abrazando a Sara y al mismo tiempo liberándome.- voy a extrañarte pequeña pulpo.

 -También yo, medusa-  Nunca entenderé esos apodos marinos que se dan el uno al otro- no dejes que Javier se le acerque a Lucy.

 -Sea el o cualquier otro, no lo permitiré-

 -Mi padre dijo que vendría, no dejes que Lucy y él se encuentren, o se desatara una guerra-

 -Es un hecho-

 -Mira que deje de experimentar con las personas. Se mete en problemas por eso, todo el tiempo-

 -Pensaba hacerlo de todos modos-

 -Que mire menos anime, algún día eso fundirá su cerebro-

 -Eso ya está fuera de mi alcance-

 -Oigan, mama y papa- interrumpí finalmente- Estoy aquí ¿recuerdan? Puedo escucharlos.

 Ambos soltaron una carcajada y cuando se detuvieron, nos fundimos en un abrazo grupal.

 -Los extrañare mucho- dijo Sara antes de soltarnos y subir al autobús.

 Nos despedimos de ella sacudiendo nuestras manos, hasta que finalmente perdimos de vista el camión.

 -Entonces, ¿una medusa?- pregunte mirando a mi hermano- la semana pasada era un tiburón y la pasada a esa un pez piedra. ¿Que se supone que significa?

-¿No es obvio?- los ojos de Josué brillaron, del modo que lo hacen cuando quiere que revele sus pensamientos o descubra sus intenciones. Al mismo tiempo los míos se iluminaban ante la oportunidad de meterme en su mente. No hay nada que me guste más, que mirar dentro de una persona. Eso y el anime. Y la comida, muy importante. Bien, lo admito, hay muchas cosas que adoro, pero el observar, es mi favorita.

 Mire fijamente a mi hermano. Debía admitir que era guapo. Aun cuando nos encontrábamos a la sombra, su cabello rubio brillaba y sus profundos ojos verdes, mucho más hermosos que el jade (los cuales estaban resguardadas por largas pestañas) resaltaban gracias a su piel blanca y esta a su vez, realzaba el color fresa en sus labios.  Aunque su rostro es algo afeminado, su cuerpo es bastante masculino. Delgado y frágil a simple vista, pero se muy bien, que bajo toda esa ropa esconde unos músculos bien trabajados, y su fuerza es tal, que podía levantarme como si fuera una muñeca, con un solo brazo. Así que, o es muy fuerte o yo necesito subir de peso.

 Aun cuando me mantenía mirándolo, mantenía una actitud desinteresada, indiferente y relajada. Era realmente raro verlo alterado o nervioso, incluso si lo estaba, lo ocultaba bajo un disfraz de total calma. Una actitud aparentemente fría, sin embargo el hermano mayor de mis recuerdos es amable, divertido y bondadoso.

 Me resultaba gracioso que fuera considerado un chico malo.

 Reí. Los apodos de Sara ahora tenían sentido. Lindo pero peligroso. Eso definiría bastante bien a Josué. Aunque es caballeroso y cortes, no se deja pisotear por nadie. Eso lo convierte en el típico chico problemático. Así que es exactamente como lo piensan: Galán + Problemático= Perseguido por todas las chicas.

 Sin embargo, Josué no era el tipo de persona que cambia de mujer cada noche, pero si tenía fama de rompecorazones, ya que nunca ha aceptado la confesión de ninguna chica.

Creo que la mayoría mira a mi hermano apático, insensible y seco, pero su verdadera cara es de alguien tierno, protector y dulce, aunque fuera un lado que solo nos muestra a Sara y a mí.

 -¿Lo has descubierto?- pregunto mi hermano, sacándome de mis pensamientos.

 -Al parecer si- conteste con una sonrisa que él me devolvió.

 -¿Tienes planes para hoy?- pregunto Josué.

 -Quiero comprar algo de ropa, ya sabes, para el regreso a clases-

 -¿Qué hay del uniforme?-

 -No estará listo hasta final del mes, a mama se le olvido mandarlo a hacer, por lo que ahora está atrasado.-

 -¿Puedo ir contigo?-

 -Odias ir al centro comercial- dije a sabiendas de la aversión de Josué a los lugares públicos.

 -Tú también- contesto, conociendo lo mismo en mí.- Me sentiré más tranquilo yendo contigo.

 -De acuerdo-conteste tras pensarlo un momento.

 Salimos de la pequeña estación en la que habíamos permanecido más de la cuenta y nos dirigimos al auto que se encontraba estacionado frente a esta. En otras circunstancias estaríamos montando la motocicleta de Josué, pero en esta ocasión, elegimos el auto de mama, pues era más sencillo llevar las maletas de Sara en este.

 Mientras mi hermano conducía me limite a mirar a mi alrededor en busca de algo que pudiera cubrir nuestro rostro, y al recordar que tanto los lentes como la gorra que utilizamos anteriormente y que se habían quedado en el asiento trasero, pertenecían a mi hermana y estos se encontraban posiblemente ya en su bolso, me rendí y me acomode en mi asiento con mala cara.

 Al contrario de lo que creían las personas, ni Josué ni yo éramos famosos. Sin embargo tanto el como yo, somos constantemente perseguidos, a veces por personas tratando de ligar o tomar fotos, a veces por caza talentos. Josué incluso tiene un club de fans. Para algunos eso es bueno, pero nosotros lo odiamos. Por mucha razones que no quiero recordar.

 Antes de darme cuenta ya estábamos entrando al estacionamiento del único centro comercial en la ciudad. Baje del auto y me dirigí a la típica tienda de ropa en la que solía entrar y la cual tenía un osito cariñosito enorme en el anuncio junto al nombre "Caprichos".

 Josué me seguía de cerca.

 -¿Quieres que entre ahí?- pregunto con cara de terror, la causa seguramente era el excesivo color rosa y la provocativa ropa interior que se exhiben en el aparador.

 -Puedes esperar afuera- conteste.

 Mi hermano miraba su alrededor deteniéndose en unas chicas que murmuraban entre ellas mientras mantenían su vista en nosotros. Con un suspiro decidió acompañarme.

 Como quien conoce el lugar de memoria, recorrí el local colocando cualquier prenda que pareciera de mi agrado en mi brazo y me dirigí a los vestidores para probármelas. Por desgracia, el probador carecía de un espejo, por lo que era necesario salir de estos para poder apreciar los conjuntos. Fue divertido mirar las distintas caras que hacia Josué conforme cambiaba de atuendo. Al final termine escogiendo las ropas que mi hermano prefería (basándome en los gestos que utilizaba al momento de vérmelas) y al darse cuenta el de esto, dejo escapar una sonrisa. Nos acercamos al mostrador, donde nos atendió una chica de cabellos rojos y ojos castaños. Nunca antes la había visto, por lo que debía ser nueva. Le entregue las prendas y esta comenzó a marcarlas en su caja registradora, mientras nosotros nos burlábamos de las vestimentas que se me miraban extrañas y reíamos al recordarlas.

 -Hacen una bonita pareja- dijo la chica de pronto.

 Ambos detuvimos nuestra conversación. Mi mirada iba de la chica a Josué y este hacia lo mismo. Mi hermano coloco su mano en su rostro ocultando su muy evidente sonrojo. Sentí que mi cara lucia exactamente igual.

 -No seas imprudente- murmuro la encargada. Una mujer mayor, de cabellos castaños y que respondía al nombre de Carolina- Discúlpala Lucy, es nueva.

 -Te espero afuera- susurro Josué al tiempo que salía de la tienda.

 -¿Dije algo malo?- exclamo la joven, con cara extrañada mientras veía mi rostro y la figura de Josué alejándose.

 -No- murmure sintiéndome extrañamente acalorada- No fue nada.

Corazon de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora