capitulo 6

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-Solo por esta vez, ¿podrías no denunciarme si te desnudo completamente?- dijo repentinamente, sacándome de mi ensoñación. Acto seguido prosiguió a frotar mis glúteos y buscar una forma de bajar mi pantalón.

Mmmm... Que sugerencia tan mas tentadora, Sin embargo, me negué. No quería llevar esto más allá y menos en un lugar como este. Si, aun conservo mi dignidad como para no dejarme copular en la cochera de un motel.

El no parecía convencido con mi respuesta e incluso se notaba algo molesto. Afortunadamente Karen abrió la puerta saliendo de la habitación y yo me desmonte de las piernas de mi compañero para ayudarla. Mi amiga estaba bastante grave ya que había bebido demasiado y le costaba incluso mantenerse en pie así que decidimos dejar esa velada hasta ahí y regresar a nuestras casas.

Subimos todos al auto y salimos del lugar. Geovani se mantuvo en silencio todo el recorrido y eso me ponía incomoda. Parecía enojado, realmente enojado. Para mi tranquilidad llegamos a mi casa antes de darme cuenta y después de despedirme de mis acompañantes, baje del coche ignorando a mi amigo, que tenia la clara intención de besarme.

Observe el auto alejarse y finalmente entre en mi hogar.

Mi mama estaba ya dormida, así que me fui directamente a mi habitación teniendo cuidado de no despertarla, después de todo pasaban de las 4 de la mañana y el permiso abarcaba hasta media noche. Seguramente se preocupo de que Sara llegara sola a casa y sin tener información sobre mi paradero. Supongo que mi hermana me apoyo así que le agradecería luego. Encendí la luz de mi habitación y en la cama solo estaba mi gato. No había ni rastros de la presencia de Sara y tampoco señales de que hubiera llegado.

Realmente no me interesaba, después de todo ella ya era lo suficientemente mayor (tener 15 años la hace “ser mayor” según ella), pero dormir en casa de tu novio no es visto muy correcto y menos si tratas de explicárselo a una madre preocupada. Si creía que por alguna razón la cubriría, estaba equivocada.

Mientras pensaba en todo esto, me vestí con mis piyamas y me acosté. Ya se las arreglaría Sara con mama mas tarde. Con eso en mente, me quede dormida, dejando fácilmente el tema de Geovani a un lado.

Un golpe en mi frente me hizo despertar repentinamente. Al abrir mis ojos, mi pequeña mascota me miraba fijamente frotando su cuerpo contra mí. Podía sentir su ronroneo y eso me relajaba.

-Yuki ¿Esto será una costumbre?- dije acariciando su lomo.

Me obligue a mi misma a levantarme. Seguramente era tarde y mi mama ya estaría trabajando así que, nadie había alimentado a mi gato. Me moví en la cama tratando de incorporarme, cuando sentí un bulto a mi lado. Mire en esa dirección y me encontré con el rostro durmiente de mi hermana. Se veía tan linda durmiendo plácidamente, que me molesto. Tome una almohada y golpee su rostro  con ella. Sara despertó asustada y mirando hacia todos lados para luego mirarme a mí con una cara muy enojada.

-¿Qué diablos quieres?- grito volviéndose a cubrir de pies a cabeza con el cobertor. Eso me molesto aun más.

-No me vengas con eso- le grite de regreso, tirando de la cobija para destaparla- ¿A qué horas se supone que llegaste?

-¿Qué te importa?  Deja de molestarme. Te odio- Sara estaba furiosa, por una razón que desconocía. Aunque no estábamos juntas demasiado tiempo, la conocía y algo la estaba afectando. Algo que no tenía nada que ver con el hecho de haberla despertado con un almohadazo. Aunque yo en esa situación estaría bastante molesta.

Corazon de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora