4-Motel

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Tuvimos dificultades para encontrar nuestra habitación. Los chicos, quienes se habían escondido en la parte de atrás, asomaban levemente sus cabezas tratando de encontrar la cochera que marcara el numero 11. El lugar no era tan grande pero al ser la "primera vez" ahí, era común confundirse un poco.

Finalmente localizamos nuestro cuarto. Una amplia cochera con el 11 en letras grandes en la parte superior dejaba ver al fondo de esta, una puerta semi-abierta que dejaba salir la luz de la habitación.

Tuvimos dificultades a la hora de estacionar el auto, puesto que este era muy grande y el espacio en el local no era tan amplio. Las columnas ubicadas justo frente a la entrada no ayudaron mucho, ya que estorbaban a la hora de aplicar la reversa.

Tardamos unos 5 minutos en lograr adentrar el auto en la cochera en los que aproveche para observar mi alrededor. Ubique 2 autos en el lugar, justo frente a sus habitaciones.¿por que razón no los introducían en sus propios garages? No tenia sentido. Por un momento se me ocurrió la idea de anotar sus matriculas y planear algún tipo de chantaje solo para darles una lección. Seguramente los que ahí se encontraban estaban casados o quizás, tenían ahí a la esposa de alguien mas.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la cortina metálica descendiendo. Con esto quedo oculto el auto y al mismo tiempo, cerro la única salida.

-finalmente-Grito Karen bajando del carro, contenta de salir del incomodo escondite. Antonio la siguió. Al parecer todos desconocíamos si se pagaba por habitación o por pareja, por lo que ambos decidieron esconderse dejándonos a Geovani y a mi la entrada. Fue bastante extraña la mirada que me dirigía el encargado. Me hizo sentir incomoda ver sus ojos picaros mientras evaluaba a la "pareja" que solicitaba la habitacion. A ninguna mujer le gustaría ser mirada mientras piensan "se lo que harás ahí dentro. Espero que lo disfrutes". Es repugnante.

-¿Vamos?- me pregunto Geovani regresandome al presente.

Yo accedí con la cabeza y entre a la habitación con el siguiéndome los pasos.

No estaba tan mal como pensé. El cuarto era grande, con una enorme cama en el centro cubierta por una colcha color crema. Tenia 2 burós uno a cada lado y sobre unos de estos había un teléfono y una botella de agua. Me moría de sed por lo que rápidamente me dirigí a esta. Sentándome en el borde del colchón, desenrosque la tapa y bebí el contenido. Ahí me di cuenta que frente a mi, estaba una vieja televisión sobre un mueble y la pared detrás de esta era un espejo. No queria pensar la razón por la que alguien habría de querer ver su reflejo mientras esta en esa cama, así que volvi la vista tratando de distraerme. Mis ojos se posaron en karen, quien al igual que yo, exploraba la habitacion. Encontró una especie de rosca que al girarla, hizo que la luz de encima de la cama bajara, haciendo el resplandor mas débil. Ese tipo de cosas que pasan en las pelis romanticas, pero sin los pétalos de rosas cubriendo la colcha y las típicas velas.

El sonido de la televisión hizo que volviera mi vista al frente. Un tipico programa que esperarias encontrar en cualquier motel. En la pantalla se miraba la escena de una chica. Se encontraba de pie mientras unas cuerdas rojas cubrían algunas secciones de su cuerpo con un diseño típico del bondage. Sus brazos estaban atados por encima de su cabeza y una venda cubría sus ojos. A su lado estaba un hombre desnudo, que la miraba fijamente. El cuerpo de la mujer se retorcía y parecía cada vez mas excitada, como si pidiera a gritos ser tocada. Ante esto, y ya sea porque entendió lo que quería o porque simplemente así estaba ensayado, el chico toco levemente su pecho y ella soltó un gemido. El no se detuvo sino que continuo acariciando su cuerpo y besándola tan lento que era desesperante. Entonces comenzó a dirigir sus labios a su cuello, bajando por sus senos y mordiendo uno de sus pezones. Con su lengua trazo un camino desde los pechos hasta el abdomen, y bajando aun mas encontró su sexo. Separo sus piernas y con la punta de su lengua lamió el clitoris. La joven gritaba de placer mientras el lamia su parte intima y después de unos segundos introdujo sus dedos en ella. Su mano se movía arriba y abajo cada vez mas rapido y cuando parecía que la chica explotaría se detuvo. El hombre se incorporo, desato sus manos y la recosto en el piso. Boca arriba y con las piernas abiertas, el hombre se acerco a ella y...

-Esta haciendo frio- exclame abrazandome a mi misma para abrigarme. Apenas había notado que el aire acondicionado estaba encendido. Al no obtener respuesta me volví a ver a mis amigos. Todos me miraban fijamente.- ¿que?

-Nada- dijo Geovani al tiempo que se levantaba y apagaba el televisor que había encendido Antonio

Todos habían estado viendo fijamente el programa. Me di cuenta de que destrui completamente el ambiente seductor que cubría a la habitación minutos antes. ¿Se habian excitado por una simple porno? Los adolescentes son raros, y aunque técnicamente yo también era una, odiaba la pornográfica. Se supone que el sexo para la mujer debe ser especial o algo así, por eso, que una fémina se preste para tener relaciones con un desconocido frente a una cámara, no es precisamente algo que me conmueva.

-¿Como se apaga el aire?-pregunto Karen.

-No lo se- contestó Antonio- llamemos al encargado.

-Ya lo estoy haciendo- dijo Geovani con el tefono pegado a la oreja. Juro que no me di cuenta cuando paso a mi lado para tomarlo- buenas noches.... Disculpe, ¿para apagar el aire?... Ok... Gracias.-colgo el teléfono- dijo que traería el control.

Karen y Antonio corrieron al baño. Supongo, que querían esconderse de nuevo. Después de todo el encargado no sabia de su presencia. Paso un minuto cuando un pedazo de metal en la pared, giro. No se que cosa era, pero en ella estaba el control. Geovani lo tomo, apago el aire y volvió a ponerlo en su lugar para después, girarlo de nuevo. Eche un vistazo por la ventana y mire al mismo hombre de la entrada, bajito y regordete caminando de vuelta a su puesto. Una vez lo perdi de vista volví a la cama y Geovani me siguio, acostándose en el otro costado, alejado de mi. Me pareció un gesto caballeroso. Algo así como decir que no hará nada que no quiera.

Pasados unos minutos los chicos siguieron sin salir del baño. Geovani se levanto y camino hacia la puerta del baño, pegando la oreja en esta. Yo lo observe con una mezcla entre divertida e incomoda. Incluso desde donde yo estaba, se podian escuchar los besos, ruidos y gemidos provenientes del baño.

Corazon de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora