Capitulo 19

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-No importa cuántas veces lo preguntes. La respuesta seguirá siendo la misma- dije mirando con furia unos ojos verdes muy similares a los míos.

Mi cabello y ropa estaban mojados, y la tina de baño que solía ser mi lugar favorito en el mundo, se había vuelto mi cámara de interrogación y tortura. ¿Por qué rayos había venido a las 3 de la mañana con el solo fin de lanzarme a la bañera? Ni siquiera Alexis hubiera hecho eso.

-Esta es la última vez que te lo pregunto ¡¿Qué estabas haciendo en ese lugar con Daniel?!- me cuestiono Josué.

Lo había visto por la ventanilla del auto y el hizo lo mismo desde la ventana del segundo piso, esa era la razón de que aceptara la apuesta con Daniel, si con eso podía salir de ahí antes de que el bajara corriendo hacia mí. Pero incluso con eso, mi hermano me había seguido hasta la casa y se había infiltrado ilegalmente a mi habitación, para luego tomarme en brazos mientras dormía y meterme al agua helada de la tina previamente llenada por él. Y todo para hacerme esas preguntas que ni muerta iba a responder. Que mierda de noche.

-Como ya te lo eh dicho antes: ¡Ese no es asunto tuyo!- dije molesta con él.

¿Qué derecho tenía EL a preguntarme este tipo de cosas? Ni siquiera me había dicho la causa de su también presencia en ese lugar, y sin mencionar a esa chica. No quiero que un ladrón me reclame por robar.

-Claro que es mi asunto. Mi hermana menor estaba en un lugar inapropiado a mitad de la noche con mi mejor amigo. Los vimos desde el dormitorio a ustedes dos juntos dentro del auto. ¿Qué estaban haciendo exactamente?- me pregunto mirándome con furia.

-¿En serio hermano? ¿Y que estabas haciendo tú en un dormitorio en el piso superior, cuando se supone que la fiesta estaba abajo?- pregunte mirándolo con una sonrisa. El pareció darse cuenta de su metida de pata- No sé tú, pero me suena sospechoso. Además hace poco dijiste "Los vimos" ¿Con quién estabas exactamente? ¿Era una chica?

Josué parecía no saber que decir. Inmediatamente comenzó a ponerse nervioso y a evitar mi mirada, algo que hacia cuando se sentía acorralado o me ocultaba algo. Sentí una pequeña punzada en mi pecho, pero ahora que sabía la causa de esta no le di importancia. Después de todo, no habían pasado ni dos horas desde que encontré mi respuesta. Obviamente me sentiría traicionada. Josué siempre iba por ahí prohibiéndome hacer cientos de cosas mientras que el las llevaba a cabo como si nada. Si tu madre te educara para ser siempre una niña de bien, te sentirías mal si descubres que ella es una prostituta.

-No estaba con ninguna chica y no trates de desviar el tema hacia mí- ordeno mirando directamente otra vez.

¿Qué no estaba con una chica? ¡Mentiroso!

-¿Sabes? Cuando mientes, tus orejas se mueven- dije mirándolo fijamente.

-¡¿De verdad?!- pregunto preocupado llevándose las manos a sus orejas.

-¡Claro que no idiota!- exclame desviando mi mirada de él.

Aun sin verlo, sabía la cara que estaba haciendo. El mismo se había delatado.

-No es lo que piensas- explico acercándose a mí.

-¿En serio? ¿Y que se supone que estoy pensando?- pregunte inocentemente comenzando a jugar con la esponja.

-Sabes a que me refiero- dijo intentando tocarme, sin embargo aleje su mano de mí. Estaba mojada, cansada y molesta. Lo último que quería era ser tocada por un traidor.

-Sí, entiendo. No es como si la hubieras besado o algo así ¿verdad?- pregunte poniéndome de pie. Quería quitarme esta ropa antes de pescar un resfriado.

Corazon de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora