-¿Me lo contaras ahora?- le pregunte a Josué cuando nos sentamos en el césped a la entrada de la universidad.
Felipe había querido venir con nosotros, pero su secretaria se lo impidió, llevándoselo casi a rastras a una importante reunión. "Graba la conversación con tu celular" me había dejado dicho antes de irse. Obviamente no iba a hacerlo.
-No hay nada que contar- respondió mi hermano mirando al cielo.
-Entonces dime, ¿Dónde estuviste en estos días? ¿Por qué no contestabas mis llamadas? ¿Está bien para ti dejarme de lado de esa manera? ¿No asistir a clases?
-¿Acaso eres mi madre?- pregunto un tanto molesto.
-No, pero soy tu hermana. Se suponía que me protegerías y estarías a mi lado. Sin embargo no me siento protegida en lo absoluto y... no estás conmigo- sentía que estaba a punto de llorar. La atención ya puesta en nosotros, se multiplico. Discutir de esto en territorios escolares y rodeados de personas no es buena idea.
-¿Crees que todo tiene que ver contigo? Tengo mis propios problemas ¿sabes?
-Entonces cuéntamelos. Quiero ayudarte.
-No quiero hacerlo. Son mis asuntos.
-¿No entiendes que me preocupo por ti?
-Deja de hacerlo. Ya no somos niños. No necesito que estés pendiente de mí. Ya soy un hombre y tú también eres lo suficientemente grande como para cuidarte a ti misma. Deja de depender de mí para todo- y ahora él decía esto. Estos últimos años era yo la que se lo repetía una y otra vez
-Dices eso, pero no fui yo quien llego corriendo cuando dijeron que cierta persona tenía novio.
-Solo lo hice porque Sarahi me lo pidió. Si tienes o no un novio no es relevante para mí.- ¿Qué? Era innecesario que dijera eso
-No necesito tu aprobación. Y deja de cambiar el tema.
-Ya te lo dije. No pasa nada y si pasara, es asunto mío. Esta conversación acabo. Tengo cosas que hacer- durante nuestra conversación ambos nos habíamos puesto de pie, por lo que el simplemente comenzó a caminar y salió del lugar.
No lo entendía para nada. Yo, no conocía a esa persona. Quien quiera que fuera, era completamente opuesto a Josué. Mi hermano jamás me ocultaría cosas, nunca me dejaría de lado. Está sucediendo lo mismo que cuando se mudó por su propia cuenta. En aquella ocasión se miraba agobiado, y cuando pregunte por la causa de irse de casa, el simplemente respondió que necesitaba su propio espacio. Pasaron varias semanas para que sus ojos volvieran a brillar, y su cuerpo que parecía tan descuidado, poco a poco regreso a la normalidad. En aquel entonces, acepte lo que dijo, pero esta vez no sucederá igual.
-Hey, muñeca ¿Qué estás haciendo? Acaso ¿Estabas esperándome?- pregunto Daniel a mis espaldas.
-No estoy de humor en estos momentos- conteste acomodando mi mochila en mi hombro y caminando a la salida. Sentía muchas cosas: tristeza y preocupación por Josué, bochorno y molestia por Daniel, enojo por no saber dónde se había metido Alexis y nervios por una razón que no conocía. Estaba olvidando algo, pero no recordaba que.
-No seas antipática. Bueno, eso es imposible para ti.
-¿Qué es lo que quieres?- le pregunte caminando a la salida. Daniel me siguió.
-Aun no contestas a mi pregunta.
-Si te refieres a tu declaración ¿Realmente creíste que me lo tomaría enserio?- había llegado al estacionamiento, pero no mire el auto de Alexis, y Josué ya se había ido. Hoy caminaría a casa.
-Lo dije muy enserio. Son mis verdaderos sentimientos- prometió
-Aun así no me interesa- dije intentando cruzar la calle, lo que se me dificultaba por el tráfico. Daniel aun me seguía de cerca.
-Esto de declararme formalmente no es algo que haga. Deberías agradecérmelo.
-Gracias. Pero la respuesta sigue siendo no- justo cuando me disponía a cruzar, Daniel se atravesó en mi camino. Mi oportunidad se escapó- ¿Qué es lo que quieres?
-Bien, se acabó esta mierda del chico romántico y caballeroso- Daniel me tomo en sus brazos, al puro estilo costal de papas, galón de agua o saco de juguetes.
-¡¿Qué demonios?! ¡BAJAME!- exigí golpeando su espalda. Por un momento me preocupe de que mi ropa interior estuviera a la vista, pero Daniel mantenía una mano en mi trasero, evitando que la falda de mi vestido se levantara- ¡Pervertido! ¿Dónde crees que estas tocando?
Daniel me dejo caer en el asiento copiloto de un auto. Eso me sorprendió, ya que era claramente distinto a su motocicleta. Antes de darme cuenta el auto ya había arrancado.
-¿Qué crees que estás haciendo?- pregunte molesta- Esto es un secuestro. Detén el auto ahora mismo.
-Creo que tienes la falsa creencia de que escuchare lo que digas.
-¿Qué quieres?- pregunte de nuevo.
-Bien, me porte justo como Alexis me sugirió, fui caballeroso, paciente e incluso te pedí ser mi novia de esa forma tan cursi. Fui el "tipo que te trata mal, pero no permite que otros te molesten" que aparece en los libros y películas de amor que te gustan y me mantuve callado cuando por causa suya mi diversión se escapó- al parecer se refería a la profesora Adela- y aun así sigues rechazándome. No me iba a quedar simplemente de brazos cruzados.
¡MALDITO SEAS, ALEXIS! Entonces este tipo estaba siguiendo tus consejos, y ¿Qué rayos es eso de "tipo que te trata mal, pero no permite que otros te molesten"? Es la primera vez que escucho sobre esto. Ni siquiera eh visto un anime en donde ocurra eso. Ahora entiendo porque te parecía tan divertido. Y ¿Qué pasa con este tipo? ¿Cómo pudo creer algo tan absurdo así como así? ¿Acaso es un idiota?
-Supongo que no te diste cuenta de mis actos, así que es obvio que me rechazaras- se excusó a si mismo por su fallo.
Es un completo y absoluto idiota.
-Escucha, abra una fiesta este viernes. Tu iras conmigo- ordeno.
Lo que me faltaba. Odio las fiestas.
¿Fiesta? ¡Oh no!
-Necesito llegar a casa. ¡Detén el coche!- había olvidado la fiesta de cumpleaños que mama preparaba para su prometido. Se supone que debería estar ayudando junto a Alexis, pero ya habían pasado más o menos dos horas desde que él se adelantó y yo aún me encontraba fuera.
-Te lo eh dicho antes. No seguiré tus órdenes.
-No lo entiendes. Es un asunto de vida o muerte- no mentía. Mama y Alexis me mataran. Cortaran mi cuerpo en miles de pedacitos y alimentaran con ellos a las palomas, después quemaran a las aves y lanzaran las cenizas al mar. No quedara nada de mí.
No sé qué cara tenía en ese momento, pero Daniel giro repentinamente el auto, (provocando que varios autos se detuvieran y comenzara un concierto de claxon) y se dirigió en la dirección contraria, donde quedaba mi casa. No me pregunte como es que sabía mi dirección, lo único que me importaba en ese momento, era llegar lo más rápido posible a casa.
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Corazon de hielo
RomanceLucy nunca se ha enamorado y tampoco está interesada. Ella tiene la mala costumbre de observar y deducir el comportamiento de las personas y está convencida de que todos los hombres solo buscan una cosa: Sexo. ¿Hasta donde será capaz de llegar con t...