Eres Mi Luz[#1]( En Proceso)

Capítulo 10

Este capítulo contiene escenas sexuales explícitas. Así que si las leen, es bajo su propia responsabilidad.
Dicho esto ¡a disfrutar!

10.- Ilusiones rotas.

Ya era lunes de nuevo, siento que el fin de semana pasó más rápido que mi último ligue. Hoy no era un día grato para mí, me sentía muy vaga y sin deseos de hacer absolutamente nada.

Decida bajé de mi cama, no sin antes decirle cuanto la iba a extrañar, y con mucha pereza me dirigí al baño, no me apetecía meterme en la tina, y mucho menos leer chismes, ya que la última vez que lo hice, no me gustó mucho lo que ví.

Claro. Te pusiste celosa.

Ignoro a mi conciencia,y una vez lista, me dispongo bajar para tomar el desayuno. A medida que voy bajando escucho gritos y ofensas, y ruedo los ojos cuando reconozco las voces.

Denis y Leila.

- ¡¿Es mío Denis!? - en mi campo de visión aparece una Leila muy furiosa forcejeando un pote de Nutella con un Denis muy vengativo.

- Pues para tu mala suerte querida Leila, ahora es mío - el rubio embarra su dedo y lo mete a su boca de forma provocadora.

Mi hermana a punto de explotar también embarra su dedo y lo pasa en la cara de mi amigo como venganza.

- ¡¿Rencorosa de mierda!? ¡¿Acabo de aplicar una mascarillas para la suavidad de mi piel!?

Ese dato parece gustarle a Leila porque su sonrisa se ensancha.

- Eso no me importa, marica de mierda.

Ups, golpe bajo para mi amigo.

No aguanté más y solté una carcajada que hizo eco en toda la cocina y que captó la atención de las fieras.

Por cosas como estas amaba su ridícula enemistad.

***

El día en la escuela fue tedioso, aunque mi humor de perro no ayudo mucho, tanto que me mandaron a detención por casi explotar el salón de química al quedarme dormida.

Y aquí estoy, cumpliendo mi castigo, limpiando uno de los más grandes salones del instituto.

Me había informado que tenía un acompañante pero no había rastro de él o ella. Y eso solo aumentaba mi enojo.

El pañuelo con el que sacudía una de las mesas cayó al piso, bufé, este día no podía ser peor. Me agaché a recogerlo con mucha vagueza.

- Menudo culo, barbie - me levanté de inmediato,  me había asustado el muy perro, además de ser la última voz que quería escuchar en estos momentos.

Aún sentía vergüenza por no acordarne de nada de aquella noche. Quizás debería unirme a "alcohólicos anónimos", me haría bien.

Dramática.

-¿Qué haces aquí? - me cruzé de brazos, aunque fue un lamentable error porque el ojiazul posó la mirada descaradamente ahí.

- Estoy castigado, soy tu acompañante, así que debes sentirte afortunada.

- Hace una hora deberías haber llegado, ¿dónde estabas?

El puso en su rostro una sonrisa ladina, y sus ojos se achinaron, supe que lo que estaba pensando era algo fuera de lugar.

- ¿Celosa? O acaso querías tenerme cerca - se colocó delante de mí, muy cerca de mi rostro, rozó sus labios con los míos descaradamente - ¿Eh?.