Cowgirl.

Capitulo 10

Narra Lauren

Luego del extraño e incómodo momento en el bar, nada más pasó. Mi prometida volvió junto a nosotros en la mesa. Los minutos para mi pasaban lentos y luego de un rato sentía que era hora de marcharnos. Camila estaba muy ebria como para decir algo y Lucia demasiado ocupada texteando con Marco. Alba y Natalia se besaban en la pista de baile mientras bailaban lento. Parecían felices y en mi mente solo pude comparar aquella imagen con Camila y conmigo. Nunca me había visto así con Lucy.

–¿Nos vamos ya?–Susurré en el oído de mi novia. Quien me vio solo por un segundo. Volviendo su vista a Camila. Estaba recostada sobre sus brazos en la mesa. Dormida probablemente.

–No podemos dejar aquí a tu amiga, menos en ese estado.–A veces Lucy podía ser muy buena.–Conduce su auto camino a su casa, te sigo  y ahí te recojo.

Sonaba como una buena idea porque no quería dejar a Camila abandonada a su suerte. Pero tampoco me era muy conveniente que mi novia supiera cual era el domicilio de la mujer con la que la engañaba. Dudé un poco. Rodeé la mesa y me acerqué a la morena. Toqué sus hombros un par de veces y no parecía querer levantarse. La mirada de Lucy era de desaprobación, como si quisiera decirme "¿esa clase de amistades consigues en mi ausencia?" con un tono semejante al de Clara Jáuregui. Pero solo me encogí de hombros, si había propuesto que la lleváramos a casa era porque no era tan mala persona, aunque eso no significara que aprobara esa amistad.

–Mila...–Intenté despertarla y ella me vio a los ojos con lágrimas en ellos. Porfavor que no diga nada inapropiado.

–Quiero irme a casa, por favor.– Se limitó a decir, por el bien de ambas. Listo, no necesitaba más. Aquella súplica era suficiente, la llevaríamos. Comencé a darme cuenta de que la solución que Camila aplicaba a cualquier problema era el alcohol.

–Ven, necesito que te levantes y te apoyes en mi. ¿Bien? Vamos a contar hasta tres...– Al ver que intentaba levantarla las españolas se acercaron de inmediato. Natalia quien era mucho más alta que yo y aparentemente más fuerte tomo a Camila pasando uno de sus brazos por sus hombros, hice lo mismo con su otro brazo. Caminamos lento hacia la salida, camila era muy fuerte así que llevarla no era tarea fácil, menos cuando no ponía de su parte.

–Espero no haya cámaras afuera...–oí decir a Lucy detrás mío. Siempre interesada en que dirán los medios. Llegamos al auto de la vaquera y con cuidado la pusimos un el asiento de copiloto. Un ronquido fue su respuesta de agradecimiento y traté de reprimir una sonrisa de ternura que amenazaba con salir.

–Te veo pronto, latina.– Dijo Natalia dándole un beso en la frente y mentiría si dijera que no sentí celos. Salió el auto cerrando la puerta detrás suyo.–Conduce con cuidado. Las veo luego.

Fue lo ultimo que dijo antes de desaparecer por la entrada del lugar, probablemente en busca de su novia. Quería decirle gracias pero en este punto creía que cualquier muestra de preocupación de mi parte hacia Camila podría hacer sospechar a Lucia. Estaba claramente paranoica, pero prefería evitar problemas.

–Entonces voy detrás tuyo, por favor conduce con cuidado, Michelle.– De la misma forma que mi madre lo hacía, otra de las ocasiones especiales para llamarme por mi segundo nombre eran aquellas en las que sentían preocupación por mi.

–¿Segura que es una buena idea?–intentaba únicamente asegurarme de que no fuese una especie de trampa de Lucy hacia mi.–No quiero oír ningún reclamo mañana sobre lo que diga la prensa acerca de mis nuevas amistades, porque tú elegiste esta solución.

Lo único que obtuve como respuesta fue que mi novia rodara los ojos, se diera la vuelta y subiera a nuestra camioneta. Me quedé parada un momento, toda la situación parecía tan surreal que me sentía como si estuviera soñando, fue el ruido del motor al encenderse lo que me hizo regresar a la realidad y corrí al asiento del conductor. Comencé a manejar despacio, no estaba del todo sobria así que debía prestar especial atención.