Capitulo 8

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La convivencia con Camila era especial, había siempre un Aura de confianza y tranquilidad rodeándonos sin importar dónde estuviésemos.
Nos entendimos tan bien que en solo una semana ya la sentía tan cercana a mi, que no podía dormir sin ella. Suena imposible y puede que antes yo también hubiese creído que lo era, pero hace dos noches intenté dormir en mi casa para regar las plantas y darle al menos un poco de limpieza pero tuve que salir corriendo a las 3 de la mañana con mi manta en mano y una taza de café, camino a su departamento. Porque mi cama se sentía tan vacía y mi sueño no llegaba si su perfume no estaba ahí.

Hoy hacían exactamente 7 días de que decidí quedarme en su casa; Camila se encontraba con la cabeza recostada en mis piernas. Jugando flappy bird en su celular, lloriqueando cada vez que perdía. Yo no hacía nada más que verla. Mi cabeza parecía un camión de mudanzas, lleno de cajas perfectamente apiladas, cada una con un título diferente, pero todos ellos relacionados con Camila. Mi caja favorita se llamaba "Gestos Adorables de Camila Cabello" y el puchero que hizo cuando el pajarito chocó contra la tubería acababa de ser añadido sin duda a aquella. Acaricié sus mejillas. Hizo el ademán de morderme y ambas estallamos en carcajadas. Dejó el celular a un lado para verme fijamente. Se levantó para quedar sentada junto a mi en aquella espaciosa cama que era suave y esponjosa. Mucho más que la mía. Además olía deliciosamente a ella.

–Quiero hacer algo hoy.– pidió.

–Puedo pedir hamburguesas y algunos pastelillos si quieres..– me vio con el ceño fruncido y negó repetidas veces cuál niña pequeña.

–No aqui, quiero salir. Tal vez a alguna discoteca.– se acercó a mi sentándose en mi regazo. Me dio un pequeño beso. Solo la vi un poco apenada.

–Cami. Ya hablamos sobre eso.– era verdad. Habíamos tenido más de una pelea sobre porque no podíamos salir, yo soy una figura pública. Todo sobre mi estaba en los periódicos. Recién en la mañana leímos el periódico y se hablaba de cómo la fabulosa Lauren Jauregui estaba desconectada del mundo pues no se le había visto recientemente en ningún lado. Verme por primera vez luego de una semana completa y con una mujer extraña no iba a dar nada bueno de que hablar.– no podemos dejar que nos vean juntas.– trataba de ser cuidadosa pero no había manera de decirlo sin herirla. Se quitó de encima y se bajó de la cama. Yendo hacia la salida de la habitación.– Cami...Mila...Hey...nena.– no hacía caso a ninguno de mis llamados así que decidí correr hacia ella. Tomándola por la cintura cuando la alcance.–Camz, espera.– se volteó a verme. Aquel apodo había salido casi de forma automática. Rodó los ojos y siguió caminando. No la solté.

–¿Qué quieres, Lauren?– se detuvo un poco. Quito mis manos de su cintura y suspiré.

–Está bien, tú ganas Camila. Saldremos.– conforme terminaba de hablar veía una sonrisa creciendo en su rostro. Era una caprichosa sin remedio.

–Gracias Laur, eres la mejor.– saltó hacia mi dándome un abrazo de koala y sentí como nos balanceábamos un poco. Sus labios impactaron con los míos. Su familiar sabor me inundó. Mi cosa favorita de Camila era su manera tan diferente de besar. Nunca me habían besado de la forma en que ella lo hacía. Podía hacerme sentir en el cielo con sus besos lentos y de un Segundo a otro mandarme al infierno con su lengua caliente y besos ardientes.

La dejé ahí y fui a la sala, me senté en uno de los sillones mientras pensaba que outfit podría funcionar para ir de fiesta, cuando caí en cuenta de que había traído solo ropa casual en las maletas, así que ahora debía ir al departamento por algún vestido de noche y mi maquillaje. Fui a la habitación para encontrarme con una Camila recién salida de la ducha bailando Shake it off por todos lados.

Me vio y quizá una semana atrás se habría sentido apenada, pero ahora había una confianza mayor y lo único que hizo fue venir hacia mi para tomarme de las manos y hacerme bailar junto a ella. Entre risas, guiños y pases de baile ridiculos, se fue más de media hora. Hasta que decidí parar.

Cowgirl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora