Narra Camila.
Mi cuarto contaba con un enorme ventanal que daba hacía el balcón. La luz del sol se colaba completamente en mi habitación por ahí, las primeras semanas que viví aquí fue un fastidio. Despertaba todas las madrugadas y ya no podía volver a dormir, pero el asunto se solucionó cuando compré un par de enormes cortinas negras. Por eso es que ahora me confundía el hecho de que estuviesen los rayos del Sol dando de lleno en mi cara, aunque seguro llegué tan borracha que olvidé cerrarlas. Primero pensé ignorarlo, pero la luz cada vez se hacía más potente. Iba a levantarme a correr las cortinas cuando sentí un brazo sosteniéndome por la cintura. Por la molestia del Sol no me había percatado que tenía a alguien abrazado a mi. Volteé para ver quien era y aunque me tranquilicé porque no era un desconocido, di un grito de sorpresa por verla a ella ahí. Comencé a sudar frío cuando vi que estaba en ropa interior y yo en las mismas condiciones. Lo último que recordaba era que habíamos subido al mismo auto, pero seguro después de eso pasó de todo. Grité de nuevo.y me alejé de ella lo más que pude.
–¿Qué sucede?– su voz sonaba tan ronca que traté de tranquilizar mis sucios pensamientos.–¿entró un ladrón?–entre abrió uno de sus ojos.
–No.–murmuré.
–Entonces déjame dormir.–volvió a cerrarlos.
–Lauren, ¿Qué haces aquí y porque estamos semi desnudas?– no sabía si quería que me respondiera. Me asustaba lo que podía decir, aunque seguro era eso lo que había pasado.
–¿No podías esperar...– se aclaró un poco la garganta pero no sirvió de nada, su voz seguía sonando tan áspera que llegaba a ser excitante.– a una hora más decente para pedir explicaciones?
–Son las 4:50 de la mañana–murmuré viendo el reloj del buró.
–Precisamente.– se puso boca arriba aún con los ojos cerrados.–Ya que estás despierta hazme un favor y cierra las cortinas.– rodé los ojos pero lo hice. El cuarto quedó sumido en una oscuridad inmensa. La respiración tranquila de Lauren me indicó que estaba durmiendo de nuevo. Ahora mi problema era como volver a la cama, de verdad no podía distinguir nada, todo se veía negro ante mi. Me fié de mis instintos y comencé a caminar despacio, intentando sentir con los pies hacia donde me dirigía. Me lancé a la cama cuando supuse estaba cerca, porque siendo sincera me daba un poco de miedo estar fuera de mis cobijas con todo tan oscuro. Pero no fue mi colchón lo que amortiguó mi caída.
–Auch– escuché un quejido. Estaba encima de ella. Intenté rodar hacia el otro lado de la cama pero me sostuvo de la cadera. Haciendo que chocara con la suya. Suspiré.– ¿A donde crees que vas?– podía escuchar su voz así de ronca para siempre y nunca cansarme.
–¿A dormir?– trataba de bromear. Pero su cuerpo tibio debajo del mío no ayudaba demasiado en mi concentración.
Puso ambas manos en mi cintura y empujó hacia abajo. Nuestros abdómenes chocaron de inmediato y juro que intenté no gemir. Pero fue imposible. Era tan suave y agradable, que no pude evitarlo.
–Puedes dormir aquí.– susurró en mi oído. La verdad es que no estaba aplicando tanta fuerza y yo podía irme cuando quisiera, pero no estaba segura de si quería hacerlo.
–Lauren suéltame.– sentí sus manos despegarse de mi y supe que era libre– a la mierda.
No me quité, en cambio descansé mis codos a cada lado de su cabeza, me acerqué a su boca y solté un poco de aire ahí. Suavemente rocé nuestros labios, quería recordar para siempre como se sentían. La sensación fue difícil de describir, pero totalmente gratificante. La besé sin permiso, de nuevo estaba ahí ese extraño cosquilleo en mi estómago. Volví a sentir sus manos en mi cintura, sus labios tenían un sabor dulce que podía decir era mi favorito. Comencé a sentir como estaba quedándome sin aire y aunque no quería separarme, tuve que hacerlo. Respiré un poco y ella volvió a unir nuestros labios, esta vez los míos estaban entre abiertos y ella aprovechó para introducir su lengua. No era la primera vez que tenía un beso francés, pero si la primera que uno de esos me hacía sentir tan excitada. Nuestras lenguas jugueteaban entre sí y el sonido que hacían al chocar era música para mis oídos. Esto no estaba bien, pero no quería detenerme. Me dio la vuelta en un movimiento rápido y ahora yo estaba debajo.

ESTÁS LEYENDO
Cowgirl.
Fanfiction-Quiero montar.- ronroneó Camila. Y Lauren comprendió de inmediato la insinuación.