Capitulo 1

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Solo una maniobra hacia falta y el espectáculo terminaría, pero Camila sentía como estaba llegando a su maximo punto y ya no podía aguantar mas. Sus brazos se sentían débiles y le ardían los ojos por las gotas de sudor que se habían colado en ellos. Sentía que la sangre que viajaba por su cuerpo le quemaba la piel, pero a pesar de aquello, decepcionar a su público no era una opción. La espuela de su bota golpeó con suavidad al caballo y este disminuyó su velocidad. El potro mas pequeño iba delante de ellos a al menos un metro de distancia. Uno, dos, conto hasta tres y ya estaba a solo centímetros del pequeño animal. Movió al caballo que montaba y se colocó al lado de el otro. Su corazón latía errático y aunque no fuese esa la primera vez que hacía aquella rutina, no pudo evitar sentir una inexplicable ansiedad recorriendo cada parte de su cuerpo. Trató de no pensar demasiado y lo hizo. Tomó un pedazo de cuerda y comenzó a girarlo con la mano derecha, cuando sintió que estaba lista lazó al mas joven de los cuadrúpedos que estaban dentro de la jaula y saltó, calló con fuerza encima suyo e hizo lo que mejor sabia hacer, montarlo. Suavemente se fue adaptando a la forma de cabalgar del potrillo. Una oleada de aplausos, silbidos y gritos inundaron sus oídos a la vez que una orgullosa sonrisa aparecía en su cara. Pero un pequeño sentimiento de preocupación seguía latente. Alzó su mano derecha y se despidió del publico. Avanzando encima de Napoleon hasta las puertas del corral y desapareciendo tras ellas. Estaba agotada.

–¿Además viste como se movía, Lauren?– la voz insinuante de Dinah hizo reír a Lauren.

–Es linda– admitió la ojiverde.

–¿Solo linda?– la polinesia alzó las cejas.

–Bien ya, es muy hermosa– gritó. Haciendo saltar un poco al desconocido que estaba en la butaca de al lado.

–¿Qué esperas para ir a hablarle? Yo sé donde están las caballerizas.

–Sabía que venir a este lugar contigo era un completo error.– Después de 3 días enteros con Dinah invitándola a cada minuto al rodeo, a Lauren no le quedó otra opción más que aceptar.

–Lauren no seas tonta, esto es mil veces más divertido que quedarte en tu casa a oír los múltiples gritos de Lucy reclamándote por todo.– el rodeo acababa de culminar y las amigas seguían sentadas mientras la mayoría de los asientos comenzaban a quedarse vacíos. La joven castaña a la que habían llamado como "Camila" por los altavoces había cerrado el evento.

–Hablamos de eso– dio un pequeño sorbo a su refresco– es solo una etapa, todas las relaciones las tienen.

–o no.– Dinah rodó los ojos– es tu problema, pero no me cambies de tema. Vamos a que veas a Camila.

–No quiero ser una acosadora.

–No lo serás, digamos que vas a ver a Rayo, el caballo de mi papá.–sugirió ingeniosa.

–Está bien Dinah, solo porque se que si no acepto estarás molestándome con esto durante el resto de mi vida.– su mejor amiga solo dio un pequeño aplauso acompañado de un gritito de emoción.

Se levantaron con cuidado de no tropezar con toda la basura que había en el suelo. Recorrieron un buen tramo hasta llegar a la parte trasera del lugar por donde había entrado y salido la mujer de rasgos latinos y el resto de los participantes. Frente a esa parte había un enorme establo de color rojo y puertas blancas que estaban entre abiertas. A penas al pararte en la entrada el olor a estiércol se hacía presente. Lauren trató de no vomitar. Dinah tomó la iniciativa y terminó de abrir las puertas. Todo el suelo estaba cubierto de paja y había un foco arriba con luz tenue iluminando el lugar. Era todo muy amplio y el techo demasiado alto.
El sonido de los caballos pastando, bufando y relinchando era lo único que se podía oír. Lauren nunca se imaginó estar en un lugar así, por eso había decidido manejar una empresa y no acabar alimentando vacas.

Cowgirl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora