XIX

3.6K 256 182
                                    


—¿Quieres... quedarte a dormir?— le preguntó Louis a Harry mientras estaban sentados en el sofá de su casa. Ya se habían quedado solos, Lottie y Fizzy se habían ido a dormir de imprevisto a casa de unas amigas y las gemelas se quedaban por la noche con una vecina cuando Mark trabajaba de noches, no se fiaba demasiado de sus otros hijos.

—Vale.— contestó Harry susurrando y acurrucándose más a él. El rizado tenía su brazo rodeando los hombros de Louis y este tenía la cabeza apoyada en el hombro contrario. Veían una película de dibujos animados que había elegido Louis, pero mucho no le hacían mucho caso.

Se quedaron mirando y sonrieron, besándose profundo abriendo la boca en besos profundo y cuando la cerraban se daban picos para luego seguir juntando sus lenguas.

Louis se subió al regazo de Harry y ahuecó sus mejillas para evitar que terminara el beso que habían creado. El mayor enredó los dedos en la cabellera castaña y estiró, para acercarlo más a él, con la otra mano libre acariciaba su espalda y cuando llegaba al trasero lo apretaba, robándole suspiros al pequeño ojiazul.

Louis se separó de él y bajó sus labios hasta el cuello de Harry, besando y chupando en esa zona para dejar una marca rojiza bajo su mandíbula. El rizado sonrió con los ojos entrecerrados, respirando pesado y echó su cabeza hacia atrás para darle más espacio donde besar.

—Mmm—, ronroneó Harry mientras acariciaba con la punta de sus dedos las costillas de Louis.— vamos ya a tu cuarto, mocoso.

Louis rio contra la piel de su cuello.— Vale.

Se levantaron del sofá y cogidos de la mano subieron con ansiedad las escaleras, para entrar a la habitación de Louis y cerrar la puerta mientras se volvían a besar.



Estaban tumbados boca arriba, normalizando sus respiraciones después de haber tenido sexo por dos horas seguidas.

—Me tiemblan las piernas, joder.— habló Louis con voz entrecortada mirando hacia sus muslos y subiendo la vista al escuchar la risa de Harry.

—'No te eches flores, el sexo no es tan bueno'.— dijo el otro imitando la voz de Louis cuando se pelearon en la fiesta.

—Idiota—. golpeó el estómago de Harry y se acercó más a él, cerrando los ojos y apoyando la cabeza en su torso, pidiendo entre ronroneos que le hiciera caricias en la espalda. Harry lo entendió y repartió cosquillitas por toda su columna. Cerraron los ojos casi a la vez y durmiéndose en poco tiempo.

Habían vuelto a lo de antes en dos días, cogiendo de nuevo esa confianza que tenían entre ellos como si fueran novios hace años, pero no lo eran, y no tenían ninguna intención de acelerar el momento.

Algunas veces las etiquetas jodían las cosas.

Harry y Louis sabían lo que eran, no necesitaban ningún nombre específico para definir esa extraña relación que ambos mantenían. ¿A quién le tenían que demostrar lo que eran? ¿A quién coño le importaba lo que hacían o dejaban de hacer? Las relaciones están mejor en privado, no en secreto, en privado, sin que nadie meta las narices y hurgue buscando cualquier mísero problema que ellos consideren para intentar meter mierda. 

¿Qué prisa había? Les quedaba toda la vida por delante para etiquetarse como una lata de tomate frito, o a lo mejor no tanto tiempo, pero que más da.


A la mañana siguiente Louis se despertó por el sonido de la puerta ser tocada. Frunció un poco el ceño y se sentó en la cama, mirando como Harry dormía a su lado con solo unos pantalones puestos, él si llevaba también camiseta. Había sido menos perezoso a la hora de vestirse. Bostezó y se estiró lo que más pudo teniendo en cuenta que tenía los brazos de Harry apresando su cintura. 

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora