XIII

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—Bueno yo... voy a buscar a Harry, ya ha tenido que volver—. dijo Louis mirando al suelo. Sí, estaba sonrojado pero es que los diez minutos que llevaba hablando con el tal Paul le había hecho muchos cumplidos y a él le ponían muy nervioso los coqueteos.

—¿Harry Styles?—. Paul agarró el brazo de Louis para evitar que se fuera.— Espera que te acompaño y lo saludo, lo conozco.

—Ah, bueno vale—. Cruzaron el salón esquivando a la gente como podían, intentando no tirar ninguna bebida por el camino, Louis buscaba al rizado hasta con una mueca preocupada, pero sonrió leve cuando lo vio sentado en un sofá con un... ¿cigarro?, con algo en la mano. Se acercaron hasta ellos y lo nombró para que le prestara atención—. Harry, te estaba buscando.

El más alto levantó la mirada del suelo para clavar una mirada dura sobre él, tenía el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Sus pupilas estaban dilatas y el verde de sus ojos era tan oscuro que parecía marrón. La sonrisa de Louis decayó en segundos, Harry se puso de pie bufando y subió las escaleras de la casa para meterse en la primera habitación que vio.

No habían pasado ni dos minutos cuando la puerta fue abierta y Louis pasó con los ojos brillosos.

—¿Qué haces aquí?— preguntó Harry dándole una calada al porro de marihuana.

—¿Estás fumando marihuana?—. se acercó a él y se sentó junto a él en la cama.

—¿A ti qué coño te importa?— El rizado sonrió burlón, con esa expresión que tenía el día en el que se burló de Louis, la reconoció. Aunque lo único que hacia era esconder su dolor, su decepción. Louis era un puto mentiroso que había jugado con él, solo lo quiso para follar y que lo paseara en moto.

—¿Qué te pasa?— Intentó acariciar su mejilla pero el otro apartó la cara rápidamente.

—No te confundas Louis, no somos novios, no me gustas, ya tengo lo que quería. Hemos acabado toda la mierda esta que tuviéramos, solo era follar y ya. No diré que lo siento por hacerte creer algo diferente porque me la suda—. Palabras salían como dagas, con toda la intención de lastimar al castaño, de hacerle sentir como él se había sentido. Sonreía mientras hablaba, fingiendo que disfrutaba del ceño fruncido de Louis y de sus ojos brillantes.

—¿Qué coño dices? Me... me importa una mierda que no te guste, ¿te piensas que tú me gustas a mí? No me gustaría un idiota arrogante que disfruta haciendo daño a los demás, y no te eches flores, el sexo ni siquiera fue bueno—. Otro que mentía, haciéndose daño a sí mismo y a Harry. Porque ambos se pensaban que hablaban en serio cuando ni en mil vidas lo hacían.

Harry soltó una risa—. Por favor, no has gemido así en tu vida, igual que una puta.— Louis lo empujó con fuerza, haciendo tambalearse pero seguía sin borrar esa estúpida sonrisa burlona—. ¿Y de verdad crees que soy arrogante? Acuérdate quién te defendió del gilipollas de Jonhas, sin mí te hubiera pegado una paliza.

—Y una gran mierda, lo hiciste porque te salió de la punta de la polla, ni se te ocurra venir a pedirme nada imbécil. Vete a la mierda Harry, no creía que fueras así de gilipollas.

—¿Y que cambiaría por ti? No me jodas Louis, sigues creyendo que vendrá un príncipe azul a por ti, a por ti precisamente—. Rio flojo— No seas ridículo, mocoso.

—¡No me llames así! Me voy a mi casa, ni siquiera sé por qué te hago caso en venir.— Giró en su lugar y salió por la puerta de la habitación, bajó las escaleras a paso enfadado echando humo por la nariz, con las aletas de esta dilatadas. Tuvo que llamar a un taxi para que lo llevara hasta su casa.

El camino fue un poco largo, de por lo menos unos veinticinco minutos. Los pasó mirando por la ventana, con la furia y el dolor en el fondo de su pecho. Sentía como sí una espina se hubiese clavado en el corazón y con cada palabra que decía Harry se clavase más y más, encogiéndolo y haciendo que ya no sintiera esas golondrinas en su estómago, si no pirañas mordiendo su corazón para dejarlo hecho un asco.

Creyó cada una de las palabras que había dicho el otro, desde lo de que solo lo quería para follar hasta lo de ridículo. Y si se sentía ridículo porque lo que sí se había creído en realidad era la imagen de Harry, lo mimoso que podía llegar a ser y que sus gustos musicales eran muchos más interesantes al rap estúpido que ponían sus amigos. Se había dado cuenta de que era mentira, una jodida mentira. 

Se lo pudo haber imaginado desde que lo invitó por primera vez a llevarlo en moto, o cuando le besó el cuello, o cuando se coló en su habitación y le besó por primera vez, esas ansias de llevarlo a la cama siempre estuvieron presentes pero prefirió hacerse el ciego para obtener un poquito de atención. 

A todos nos gusta que nos den atención, ¿o no es así? Todos queremos a alguien que nos cuide y nos proteja de lo que nos da miedo y Louis no era la excepción. 

No lo es cuando su abuelo quién lo protegía lo dejó completamente de lado.

No lo es cuando su madre quién lo protegía después de lo de su abuelo murió cuando más la necesitaba, cuando cayó en el hoyo y no había nadie para sacarlo de allí.

Cuando llegó a su casa abrió la puerta con a lo mejor demasiado fuerza, estaba muy enfadado y no se acordó de que sus hermanas dormían. Subió las escaleras y se percató de su fuerza cuando vio a Lottie de nuevo en la puerta de su cuarto.

Louis rodó los ojos—. Charlotte, ¿por qué coño siempre estás ahí? —Siguió caminando hasta entrar a su cuarto, no le dio tiempo a cerrar la puerta porque la chica ya se había metido en la habitación y se había sentado en su cama.— Necesito dormir, por favor, vete.

—No estás bien, ¿qué ha pasado?

—Nada, estaba en una fiesta pero me he aburrido y he vuelto

—No me lo creo, tienes los ojos rojos y te estás mordiendo los labios, cuéntame que te pasa por favor Lou, soy tu hermana favorita, puedes confiar en mí.

—Yo...— Y ahí, sentado al lado de su hermana se permitió llorar. Porque se había enamorado de un estúpido, un imbécil para el que solo había sido un puto juego pero que había actuado tan bien que se lo había creído. Se sentía usado, cómo un muñeco de trapo del que te puedes cansar después y tirarlo sin importarte nada más. 

—Oh, Lou, ¿por qué lloras?

—Es un imbécil, gilipollas, insensible. Y le he dicho que no me gusta pero, pero sí lo hace.

—¿Quién? ¿Tú novio?

—No es mi novio, ni lo ha sido. Solo he sido un juguete para él.

—Jodido imbécil, deberían de córtale la polla, mutilarla y triturarla, que se base a pajas tío. Que hijo de puta.— agarró a su hermano de las mejillas y le limpió las lágrimas con los pulgares, lo obligó a mirarla a los ojos—. Ni se te ocurra soltar una lágrima más por un cabrón como él, jamás se debe llorar por un hombre y es raro que te lo diga a ti que también eres uno asique corregiré la frase. Está prohibido llorar por un unga-unga.

Hizo a Louis sonreír y soltar una risa floja—. ¿Dónde aprendes tú estas cosas? 

—Eh, me estoy deconstruyendo—. lo codeó

—Te quiero Lottie—. la rodeó con sus brazos y la abrazó fuerte, hundiendo su rostro en el cuello de la rubia.

—Yo también Lou.

Esa noche durmieron abrazados, como lo hacían cuando Louis tenía ocho años y Lottie cuatro. El hermano mayor de cuchara grande y la menor de cuchara pequeña.


Drama para vosotros/as/es, ya era necesario y seguro que os lo olíais ya jejeje.

Es broma yo también lo paso mal, que imbéciles que son los dos.

Tenéis insulto favorito?? Por si no se ha notado los míos son imbécil y coño.

Votad y comentad si os ha gustado y dadme vuestra opinión porfi plis 

Bye<3

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora