En un mundo ideal no habría Alfismo que apresara y humillara a los Omegas como Park Jimin; un galardonado médico de campaña al servicio militar y por cuyo respeto debía luchar día tras día.
En un mundo ético no habría ese miedo irracional a lo desco...
El Auror se había despedido de ellos deseando un futuro próspero para TaeHyung, pidiendo volver a verlo en el futuro feliz y sano junto a sus Destinados. TaeHyung tan solo había podido ofrecerle una reverencia media porque se había mareado al hacerla.
Horas después, en la habitación de hotel que compartía con Hoseok, cada uno tumbado en su propia cama, el Omega durmiendo y él de madrugada despierto viendo el techo de lámparas de araña brillantes.
TaeHyung quería llorar por un motivo, seguía expulsando lágrimas y sintiendo ese nudo en su garganta y estómago. Pero lo que más odiaba, y que nunca había pensado hacer, era odiar no sentir el dolor emocional y solo el físico. Era horrible sentir dolor en su cuerpo y no saber de dónde venía a la vez.
Sus huesos estaban helados, sudaba repentinamente y era por la fiebre sin sentido que sufría. Su cabeza era un dolor contrario en sus sienes que oprimían sus ojos cansados, su respiración débil y seguía sin poder conciliar el sueño.
Sin embargo en lo que más pensaba era en las últimas palabras del Auror. Como se había referido a él como alguien importante, como su fin de vida era ser alguien para alguien. Es decir, el hombre le había dicho que su vida no consistía en ello, pero que era realmente algo necesario y vital en la vida de quién él había herido.
-Beta. -Susurró acariciando su pecho, llamando inútilmente a su lobo. -Lo siento, vuelve conmigo, por favor. -Pero fue ignorado, ni si quiera escuchado.
-Tae. -Habló Hoseok en la cama de al lado, había despertado al escuchar su voz baja y cansada.
-Si me muero ellos no serán felices Hyung. -Susurró rememorando los rostros de sus destinados sonreírle, ofrecerles sus manos para invitarlo a tomar un café. Como habían brillado ambos en ese momento.
-No digas esas cosas. -Pidió preocupado. -Encontraremos una solución.
-¿Y si no es así? ¿Y si no vuelvo a verlos nunca más? -Preguntó asustado.
-Sois destinados, la madre Luna se encargará de volver a unir vuestros caminos. -Aseguró con convicción.
-¿Y si ellos ya no quieren saber nada más de mí por todo lo que les he hecho?
-Tae, ellos no te conocen, pero ya te aman.
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Jimin y JungKook terminaban de tomar un helado compartido en una terraza de la calle. El aura de su relación se había ensombrecido repentinamente días atrás, casi una semana pasada, desde aquella noche que ambos habían despertado con el dolor más profundo y taciturno en sus lobos y solo pudieron achacarlo a TaeHyung.
Sin embargo allí estaban, unidos, sujetando sus manos y hablando de sus vidas diarias dándose apoyo silencioso.
-Yo... -Susurró JungKook tras un ligero silencio tras hablar de qué cenarían esa noche en cada de Jimin. Cada semana tocaba pasar la noche en casa de uno de ellos. Jimin asintió dándole a entender que le estaba prestando atención mientras respondía un mensaje de YoonGi con su mano libre. -Ayer fui a comisaría.
