En un mundo ideal no habría Alfismo que apresara y humillara a los Omegas como Park Jimin; un galardonado médico de campaña al servicio militar y por cuyo respeto debía luchar día tras día.
En un mundo ético no habría ese miedo irracional a lo desco...
La noche del sábado llegó y pasó de igual modo que el día. El trío destinado había estado dormitando en la cama, más bien TaeHyung era quien lo hacía mientras los otros dos se encargaban de darle cariños y mimos de forma inocente y pura por todo su cuerpo dolorido. Durante los sueños de TaeHyung, quién murmuraba y hacía suspiros tiernos, descubrieron que cuando tocaban piel con piel del Beta este suspiraba con alivio y no con quejas de dolor.
Habían obligado al Beta a comer y beber agua, este asegurando estar bien y sin necesidad de hacerlo. Pero Jimin le había mirado con la mayor seriedad y aire de mandato del mundo mientras JungKook lo hizo con cariño y dulzura haciendo puchero a la hora de pedirle que comiera.
La mañana del domingo Jimin fue el primero en despertar, levantándose de la cama para ir al baño y volver al cuarto de JungKook y encontrar una escena que en otra época de su vida le habría parecido absurdo, demasiado cliché, incluso asqueante o curso. Pero no fue así, solo la luna sabe lo feliz y completo de un modo extraño que se sintió.
Porque era bonito, demasiado bello, ver dormir a TaeHyung y JungKook enredados entre las sábanas, entre sus propios cuerpos, con sus rostros escondidos en los cuellos ajenos, sus cabellos castaños o negro mezclando hebras despeinadas, sus bocas abiertas soltando suspiros, labios rojizos y parados cerrados con calma. Era simplemente precioso, ellos eran preciosos.
-¿Minnie? -El rubio no concibió el tiempo que estuvo en silencio observándolos hasta que JungKook despertó y lo llamó con voz ronca y adormilada.
-¿Mmmm? -Murmuró con una sonrisa ladeada acercándose a él.
-Buenos días. -Susurró el pelinegro, viéndolo con ojos cansados y restregando su mejilla contra el cabello castaño de TaeHyung quién jadeó complacido.
-Buenos días Kookie. -Jimin estiró sus manos hacia él, haciendo un pedido silencioso para que se levantara, pero JungKook fue más rápido y tiró de él haciendo que cayera sobre su cuerpo y, parcialmente, el de TaeHyung.
-Ah, duele. -Murmuró despertando el castaño, ambos lo miraron borrando sus tontas sonrisas de golpe.
-¿Estás bien? -Le preguntó primero JungKook, el castaño abrió sus ojos y los miró parpadeando seguido.
-¿Qué te duele? -Preguntó seguido Jimin, acariciando su cabello con delicadeza fuera de su rostro.
-No ha sido un sueño. -Murmuré perdido en observar ambos rostro ante él. El Alfa negó y besó su frente.
-Estamos aquí contigo cariño. -TaeHyung asintió volviendo a llorar unas lágrimas y pegándose más a ellos si era posible.
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Tras desayunar en la cama TaeHyung volvió a dormirse, Jimin y JungKook pasaron la mañana del domingo entrenando. Porque gastar energías siempre sería mejor que pensar de más en lo que estaban viviendo.
En Beta sin duda estaba demasiado malherido, más rozando la muerte que la vida y eso estaba volviéndolos locos. Porque si ellos mismo como personas lo sentían y dolía; sus lobos, al fin ser conscientes de ello, estaban guardando una pena y luto antes de tiempo.
