➳04 o.s

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Leer con la canción cuando les de la señal (I Want To, Rosenfeld).

Jungkook se había esmerado en hacer una reservación en uno de sus restaurantes favoritos, al que no había llevado a Jimin nunca durante el tiempo de su relación. Pensaba que si la idea había sido suya, él tendría que lograr que su esposo se sintiera tan feliz como aquella tarde, en la que sonreía mientras hablaba con Taehyung.

Por fin había podido sacar su auto de reparación, así que allí estaba, con la puerta del copiloto abierta esperando a que su esposo caminara hacia él.

—Eso no es necesario —rió el rubio mientras caminaba hacia el auto.

—Es una cita después de mucho, claro que es necesario —dijo el pelinegro, cerrando la puerta del auto luego de que Jimin entrara.

Rodeo el vehículo para montarse en el asiento del piloto, lo encendió y antes de ponerlo a andar miró a aquel chico de cabellos rubios sentado a su lado. Ese día se veía aún más hermoso que otros, la vista que el pelinegro tenía de Jimin era espléndida; el chico llevaba una camisa blanca transparente que dejaba a la vista su abdomen plano y cintura estrecha, tenía pantalones ajustados haciendo que sus muslos gruesos y trabajados resaltarán sobre la tela.

Jimin no dejaban nada a la imaginación de Jungkook, era como si tratase de incitarlo a propósito y sin poder contenerse, el pelinegro hablo:

—Te ves precioso —Jimin volteó de inmediato a verlo sorprendido, hacía mucho que el pelinegro no le hacía un cumplido como ese.

A los ojos del chico rubio, Jungkook tampoco se veía nada mal; pues el pelinegro llevaba un pantalón negro un poco ajustado, tenía una camisa manga larga y cuello alto de color negro que se ceñía a su abdomen y pectorales, dándole esa apariencia sexy que hacía mucho Jimin no admiraba.

—Tú no estás nada mal —replicó coqueto y Jungkook alzo una ceja con suficiencia.

— ¿A no? —mordió su labio inferior inconscientemente y embozó una sonrisa ladina.

—De hecho, para estar un poco viejo, te ves sexy hoy —el pelinegro rió ronco al escuchar aquello.

—Veintiocho años no es estar viejo.

—Cierto, tu eres como el vino —sonrió travieso, ambos se dieron una última mirada antes de que Jungkook pusiera a andar el auto.

¿Acaso estaban coqueteando descaradamente? ¡No! Esto no va a terminar nada bien.

Después de un viaje de al menos unos 15 minutos en auto, ambos llegaron a su destino. Jungkook bajo rápidamente del vehículo para abrirle la puerta Jimin y cuando su esposo ya estuvo abajo, el pelinegro se aseguró de darle las llaves a uno de los chicos encargados de estacionar los carros de los invitados. Jimin había comenzado a caminar, pero se detuvo cuando notó que su esposo no estaba caminando detrás de él.

— ¿Qué ocurre? —preguntó, un poco confundido.

Kook sonrío abiertamente y extendió su mano hacia el chico de cabello blondo, este lo miro sorprendido y un poco tímido. Sin embargo, la tomó y ambos entrelazaron sus dedos.

—Lo siento, no solemos hacer esto —susurro un Jimin apenado.

—Hoy es nuestra noche cariño, solo déjate llevar —le hizo saber el pelinegro.

Entonces entraron al restaurante, agarrados de la mano como una pareja de casados normal. Los guiaron hasta la mesa que Jungkook había reservado un día antes y tomaron asiento gustosos uno frente al otro; el rubio observaba su alrededor fascinado, pues el lugar era muy elegante y bonito, su mesa era una de las que estaba adelante, justo frente a una pequeña tarima.

Un Esposo Para Park Jimin ➳ KOOKMIN °°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora