PENÚLTIMO CAPÍTULO.
En ese momento, todo a mi alrededor se detuvo; las personas dejaron de bailar y la música dejó de sonar, siendo reemplazada por un silencio agonizante y sepulcral. Todos la miraban a ella, con curiosidad, esperando a que soltara lo que tenía que decir.
Apreté los puños, con enfado, mientras ella me miraba fijamente, con una sonrisa ladina, prometiendo miles de cosas, y ninguna sería buena para mí.
A mi lado seguía Dylan, que observaba con aburrimiento a la rubia. No parecía preocupado por lo que ella podría decir arriba de ese escenario. Pero algo me decía que sí tenía que preocuparse, porque Gina era como una serpiente con los colmillos llenos de veneno, lista para atacar.
—He visto a mi querido ex novio muy feliz esta noche— comenzó a hablar, aún con su mirada en mí—. Porque sí, queridos amigos, el muy maldito me dejó hace unas semanas, dijo algo sobre no amarme y me votó, tal cual como una envoltura siendo desechada en un basurero.
—¡Eso no es cierto!— gruñó Dylan, empezando a enfadarse.
Todas las personas se giraron en mi dirección. A lo lejos pude notar cómo Jud y Lily retenían a Eddie para impedir que se le fuera encima a mi demente exnovia.
—¡Claro que lo es!— rió falsamente—. Lucas, ¡yo te amaba! Estaba tan locamente enamorada de ti, todo lo que hacía, mi manera de hablar, de comportarme, lo hacía por ti, para ser la novia perfecta, lo que tú necesitabas...
—Gina... basta— siseé.
—¿Pero saben qué? Era una jodida idiota, porque Lucas Jackson jamás pudo enamorarse de mí. —me miró con rabia, apretando su agarre en el micrófono—. Él jamás iba a amarme porque no soy su tipo... bueno, en realidad, ¡ninguna chica en el planeta es su tipo!
Las personas a mi alrededor soltaron jadeos de sorpresa.
—Joder... cállate— pedí.
Una gran pantalla fue iluminada a espaldas de Gina, y en ese preciso instante, sentí mi mundo derrumbarse.
Ahí estaba yo, en una fotografía donde me besaba con un chico y nos metemos mano, luego fue reemplazada por una donde estaba yo, disfrutando de una mamada en un baño de alguno de los restaurantes... y lo recordé, el chico que estaba de rodillas era mi precioso pelinegro, el que se alejaba de mí en ese momento, el que me estaba dejando solo, por miedo y cobardía. Miré a Gina, con rabia, y ella se reía de mí sin descaro alguno, las personas que estaban en la discoteca empezaron a reírse, otras me juzgaban con la mirada y algunos me veían con asco.
—¡Sí, chicos! Mi querido ex novio no es más que un pobre imbécil que le gusta que le den por detrás. Un cobarde que no le puede decir a mami y papi que le gustan los penes!
—¡Vas a morir, perra de mierda!— gruño Eddie, tratando de zafarse del agarre de Jud.
Seguía escuchando la voz molesta de Gina, pero la realidad fue que nada de eso me importó, porque mis ojos buscaron los de Dylan. Él estaba a unos pasos lejos de mí, mirándome con un atisbo de indecisión, mientras que yo lo hacía con súplica.
—¿Dylan? —pregunté en voz baja.
—¿¡No me digas que vienes con este maricón!?— preguntó un idiota que estaba cerca de mi chico.
Sentí aquel dolor punzante en el pecho cuando los labios de Dylan se movieron, tratando de articular una palabra, pero al final no dijo nada, y solo me miró fijamente.
—¡Vuelves a decir eso, maldito de mierda y te rompo la cara a puñetazos! — gritó con furia Eloy, siendo retenido en los brazos de Tristán.
Todo había pasado tan rápido que ni siquiera podía reaccionar. De pronto se escuchaban un sinfín de murmullos y miradas juzgadoras sobre mí. Sentí como el aire se atascaba cada vez en mi garganta, impidiendo que pudiese respirar sin dificultades.
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Una D para Lucas
Novela JuvenilLucas Jackson es un buen chico, pero vive bajo la sombra de su padre, hace lo que él dice, jamás desobedece sus órdenes. Lucas era un títere dormido, hasta que él llegó a su vida. Dylan Brawn, el dulce chico que cerró sus ojos y se dejó llevar por l...