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Recoger las toallas del baño de los omegas fue muy fácil, el verdadero problema llegó cuando tocó entrar en el baño de los alfas y betas.

Su rostro estaba sonrojado, eso era seguro. Y un poco nervioso, se colocó la chaqueta de Mingyu, esa que olía a roble y tenía un fuerte aroma fastidioso a alfa. Le quedaba gigante y casi nadaba entre la chaqueta pero no le importo con tal de pasar desapercibido.

Desde que conoció a Mingyu supo que su aroma era demasiado atractivo, sí tuvo un pequeño gusto por él, pero solo fue pasajero pues WonWoo llegó, además no desperdiciaría una muy buena amistad por un simple gusto.

Entró con la cesta de toallas al baño de los alfas, no se escuchaba ningún ruido así que supuso no había nadie.

Jihoon recogía con rapidez cada toalla que encontraba dentro de las duchas de los deportistas queriendo solo tardarse segundos para salir lo más rápido que podía.

Odiaba la mezcla de aromas que había ahí, por lo que intentaba terminar lo más rápido posible. Aparte algunas toallas estaban tan impregnadas de feromonas que lograban fastidiarlo.

Por suerte, como había dicho Mingyu, no había nadie a esa hora y podría recoger todo sin que algún alfa o beta lo mirará raro por estar ahí.

El último pasillo con duchas llegó y con eso escuchó la llave de una regadera ser abierta, sus ojos se abrieron con sorpresa y su cuerpo se tensó.

No podía haber alguien ahí. No sabía qué haría si encontraba un alfa.

Con nerviosismo y un poco de temor decidió terminar de una vez su tarea, aunque su lado curioso quisiera ver algo. Jihoon se apresuro a tomar las toallas faltantes y meterlas al cesto que traía en una de sus manos.

Cada vez escuchaba el sonido de la regadera más cerca y solo pudo morder su labio inferior cuando tomo con su mano la última toalla, pero también escucho como el agua dejaba de caer.

¿Cómo es que se bañaba aquella persona que ni siquiera duro mucho tiempo?

Metió con rapidez la toalla en el cesto dispuesto a salir corriendo cuando una puerta a lado de él fue abierta. El pasillo de las duchas no era tan grande, por lo que sería imposible salir corriendo sin toparse de frente con esa persona.

No quería voltear hacia ese lado, pero inevitablemente llevo su mirada ahí, y su curiosidad aumento al sentir a su lobo alterarse por el aroma a eucalipto.

Las palabras no salían de su boca y menos cuando el bien formado y un poco musculoso cuerpo semidesnudo de un alfa se encontraba frente sus ojos, ese buen trabajado cuerpo dónde se resbalaban gotitas de agua.

Sin querer su mirada se deleitó viendo aquél cuerpo del alfa, desde su pecho con unos cuantos bíceps hasta la toalla enrollada en su cintura. Jihoon sintió su cuerpo tensarse cuando vió el rostro de ese alfa y podía jurar que casi se pone a babear ahí mismo al ver el cabello húmedo de ese chico.

Ese alfa era más alto que él y solo pudo quedarse paralizado mirándolo; Viendo esos ojos que lo veían con curiosidad y que fruncian el ceño confundido.

Nunca se había sentido tan atontado ante la presencia de un alfa y mucho menos había sentido la necesidad de querer ser tocado con aquellas grandes y venosas manos.

¿Cómo se sentirían apretando sus caderas?

Jihoon solo pudo reaccionar cuando vio los rojizos y gruesos labios del alfa esbozar una sonrisa burlona, sus mejillas se calentaron y solo pudo acomodarse los lentes sobre su rostro sintiéndose tonto por las reacciones que estaba teniendo.

Nada salía de sus labios quedándose embobado por el fuerte y atrayente aroma a eucalipto que inundó su nariz. Juraba sentir a su lobo emocionarse y se asustó cuando un hormigueo recorrió su vientre.

El cuerpo comenzaba a sentirlo caliente mientras los segundos avanzaban. Ni siquiera sabía porque se sentía de esa manera si faltaban días para que su celo apareciera.

Maldijo a Mingyu en su mente cuando sintió su vista borrosa, el molesto lubricante lo comenzaba a mojar de forma detestable y que su parte trasera empezará a palpitar hizo que se asustara un poco, pues nunca se había sentido tan ansioso por alguien.

El cuerpo del alfa frente a él hizo que sin querer su lobo lo arañara en su interior buscando más cercanía y su boca comenzará a salivar.

– ¿Estás bien? – la voz ronca del alfa logró que sus piernas temblaran y aunque Jihoon quiso controlar a su lobo, no pudo.

– No lo creo. – soltó en un gemido cayendo bruscamente al suelo cuando sus piernas perdieron fuerza tirando a un lado la cesta con las toallas que había recogido.

Su respiración era irregular y sentía el sudor bajar de su frente en una molesta sensación que hacía bajar lo lentes de sus ojos. El vientre lo sentía ardiendo y era tan incómodo saber que estaba pasando por eso frente a un desconocido.

Su lobo tomaría el control pronto, lo haría pedir algo que no quería y usaría su cuerpo como un objeto que solo quería placer, odiaba tanto eso, pero en ese momento ya no podía controlarse a sí mismo. Salir no era opción cuando podía encontrarse con más alfas y causar un alboroto; en el peor de los casos podría ser marcado a la fuerza.

Pero tampoco era opción abalanzarse a ese alfa pidiendo que lo ayudara a calmarlo.

El vientre le palpitaba, lo sentía tan caliente y con retorcijones que se preguntó si antes se sentia igual.

Se perdió en la nube que era su mente y sin querer los lentes de su rostro cayeron al suelo haciendo que su visión se tornara borrosa y no se diera cuenta de cuando él alfa comenzó a vestirse.

– No... – murmuró al verlo ponerse el pantalón apurado, logrando que jadeara molesto . –Ayúdame.

El pantalón de Jihoon comenzaba a mojarse de sus muslos y no podía soportar más el sentimiento ahogador de sentirse abochornado teniendo la solución enfrente de él.

Entre tambaleos se levantó del suelo y se acercó hasta él alfa sujetándose de los amplios hombros. Pudo ver con claridad las facciones marcadas en el rostro del alfa, su cabello largo y negro hasta la nuca lucía demasiado bien junto con su flequillo que tapaba levemente su rostro. Podía ver sus largas pestañas cubrir sus ojos al igual que sus rosados labios que lo incitaban a besarlo. Si bajaba la mirada veía por completo el torso pálido y el abdomen marcado del alfa.

– Me ayudarás, ¿Verdad? – tocando con una de sus manos el pecho del alfa sintió la dureza y suavidad bajo sus dedos incitandolo a bajar. Jihoon sintió el concentrado aroma a eucalipto invadirlo y alborotar a su lobo aún más. – ¿Me anudaras hasta que quedé lleno? – con voz inocente y emocionada, Jihoon se paró de puntitas para alcanzar el rostro del alfa y verlo a los ojos.

Sintiendo una emoción diferente a cualquiera que había sentido antes, algo inexplicable que lo hacía sentirse cómodo. Odiaba el hecho de ser débil ante un alfa y comportarse de esa manera, pero doblegarse ante ese alfa se sentía tan correcto.

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Déjame frotarme [JICHEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora