viernes || kaynea

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(Seven Kayne/Joaquín y Khea/Ivo)

El rubio se encontraba sentado frente a su computadora. Sus nervios eran demasiados aunque ya  lo había hecho varias veces.

Hace unos meses ya, había empezado a hablar con un chico por instagram. Con el paso del tiempo se habían vuelto muy cercanos, tanto que hasta sus sentimientos se comenzaban a confundir y eso lo traía mal.

Sentía que por primera vez alguien lo entendía realmente y pensaba que si decía algo arruinaría todo por completo.

-Hola Joa, ¿Cómo éstas?

Pegó un salto en su asiento, no estaba prestando atención y de repente Ivo se había unido a la llamada. Sonrió tapando su boca mientras lo saludaba con la mano.

Su dolor de panza había vuelto y sentía que si hablaba no iba a poder o le iba a costar. Como cada viernes que hablaban.

-¿Te asusté?- Dijo algo obvio mientras se reía. -Perdón, no quise.

-Está bien, no te hagas problema. Te extrañaba, o sea hablar.

-Yo igual, re trolo pero sí, hace como dos semanas no hablábamos... ¡No sabés lo que pasó hoy!

Ivo hablaba mientras Joaquín solo lo miraba y acotaba una que otra frase para demostrar que lo escuchaba. Era muy lindo, su pelo era hermoso sin las trenzas aunque igual le quedaban bien. Su sonrisa era más que hermosa y sus ojos brillantes igual.

No sabía que le sucedía, era la primera vez que le pasaba algo con alguien que no conocía en persona y que era un chico.

Lo había hablado con un amigo que tenía para poder aclarar que le pasaba, pero solo le generó más confusión de la que tenía.

-Y al final mi vieja agarró al gato y le peló la cabeza para poder curarlo, me olvidé de mandarte foto pero se ve re feito pobre, un miedo estoy que lo doy en adopción.

Lo miraba atentamente a través de la pantalla, mientras veía de a rato si el se veía bien. Deseaba más de una vez al día poder estar junto a él, pero la distancia los separaba.

Vivían en diferentes provincias vecinas, no era lejos si lo pensaban, pero ambos eran menores y no podían ir solos a un lugar desconocido.

-¿En qué pensas? Éstas re ido.

-En... nada, pero te escuchaba eh.

-Si vos decís. Ayer estaba hablando con mi mamá y le ofrecieron ir allá, a Entre Ríos.- Los ojos de Joaquín brillaron por un momento imaginandose estando frente a él mientras lo abrazaba.

-¿Y qué pasó?

-No quiso ir, y de todas formas no iba a poder ir. Yo le dije que me lleve y dijo que no estaba bien para poder viajar.

La forma que lo miraba era tan himnotizante, o al menos para él. Se sentía estremecer mientras los nervios lo carcomían por dentro al mirarlo a través de una simple pantalla. Juraba que cuando lo mirara frente a frente iba a querer no existir.

-Unas ganas de tomar algo.- Habló repentinamente el rubio totalmente fuera de contexto.

-Tiraba, ¿Qué querés tomar? Yo te pago el trago esta noche, vayamos a un bar.- Bromeó sabiendo que no podían estar juntos.

-Tengo muchas ganas de verte, más de lo normal.

-Y seguro porque me amas.- Ivo notó un leve sonrojo en su amigo. -Epa te pusiste rojo, joda, yo igual te quiero ver. Algún día voy a ir o vos vas a venir vos y te voy a abrazar a cada rato.

Abrazar, Joaquín quería más que un abrazo, aunque no se molestaba en recibirlo ya que anelhaba aunque sea uno.

Cada vez que se perdía en aquellos ojos se sentía más en un profundo caoz profundo de sentimientos. Últimamente se preocupaba más de lo normal en que le causaba realmente el morocho, consultandole hasta a la luna si estaba bien enamorarse de alguien que no había visto nunca en persona.

-Che Joaqui, me tengo que ir, mi vieja me llama. Nos vemos el viernes si querés y podes.

-No quiero que te vayas, esta semana te extrañe banda pero bueno, te quiero.- Ivo le sonrió mientras lo saludaba con la mano, cortando la llamada.

Lo amaba y mucho, aunque tampoco buscaba ser lo más importante en su vida, no buscaba ser una especie de ángel para él. Sólo quería poder hablarle y que lo escuchara cuando estaba mal, quería decirle te amo sin que sonara como de amigos, poder ponerle apodos "de mierda" como le decía Ivo.

Sólo quería amar a alguien y sentirse amado. Pero la distancia se le hacía un obstáculo, además de sus papás homofóbicos, aunque ellos eran lo de menos.

Pero sobre todo, quería poder amarlo como no amaba a nadie y que el lo sienta así.

Se acostó en su cama, ya que era tarde, y solo puso abrazarse a sí mismo. Por el frío, y por que cada vez lo quería tener más cerca suyo. Podía sentir el frío de la noche abrazandolo, sentía que se volvía loco.

Cuando dormía, soñaba que lo veía al fondo de un gran pasillo como si lo esperaba. Pero cuando quería hacercarse parecía que solo se iba más lejos. Solo quería poder encobtrarlo algún día allí y poder decirle lo que sentía.

Porque después que lo veía en su computadora, pensaba en él y en lo que le pasaba cuando lo veía durante una semana, donde lo volvía a ver.

Cada noche, descubriendo que sus ojos brillaban más que la vez anterior y su panza dolía al verlo. Donde admiraba cada vez que se reía de algún chiste suyo o que el mismo decía. Donde cuando se tenía que ir le sonreía dulcemente.

Sólo tenían quince y dieciséis, no tenían en claro que querían con el otro al que consideraban su amigo, o eso creían, y que aquellos te amo y los tontos apodos que se decían en "chiste" les causaban miles de cosas.

Sólo eran chicos que esperaban al viernes para poder hablarse y verse, cuando sabían exactamente que solo querían amarse más de lo normal.

1001 palabras
tiramisu •

ramé || trapers (os)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora